Don Herbert: pintor y maestro litógrafo
Protagonista de una fuga vital constante, el artista falleció el 12 de febrero en San Sebastián
Buen representante de Jano, el dios romano de los comienzos y de los finales, Don Herbert (Detroit, 1942- San Sebastián 2020) manifestó a lo largo de los años y de forma paralela dos aspectos radicalmente disímiles. En cuanto pintor y litógrafo era un profesional sistemático, minucioso y metódico, exigente y pulcro. Pero su vida personal siempre fue otra cosa: difícil, descuidada y desastrada; regada de cerveza, la “proteína líquida”, decía. Quiso ser un clochard tardío, un buscador de cierta forma de bohemia lacerante cercana al malditismo.
Protagonista de una fuga vital constante, Don Herbert reconocía su vida marcada por dos huidas. En la primera recaló en Madrid el año 1973. Fue después de haber conocido en su país natal a José Luís Balagueró y de que este le hablase del taller de grabado Grupo Quince, creado por María Corral, José Ayllón, Carmen Giménez, Dimitri Papagueorguiu y Juana Mordó, entre otros, para la realización y promoción de obra gráfica original. Dada su formación en el Moorehead College de Kentucky, en el Otis Art Institute de Los Ángeles y, sobre todo, su experiencia como asistente de Kenneth Price, realizaría litografías en dicho taller para una larga nómina de artistas entre los que estaban Vicente Ameztoy, Antonio Saura, Guinovart, Hernández Pijuan, Canogar, José Guerrero, Alfonso Albacete, Hernández Mompó, Bonifacio Alfonso o Luis Gordillo. Don Herbert formaba parte de la pléyade de artistas foráneos que en las postrimerías del franquismo se instalaron en nuestro país, escribe José Mª Parreño en el catálogo de la exposición Extranjeros. Los otros artistas españoles (2002), por su aislamiento y su diferencia, que convertía a España en un lugar pintoresco, barato y exótico, con un tesoro como el Museo del Prado.
Y en 1980, también en Madrid, abrió su propio taller litográfico, H.&H., sin desatender en ningún momento su faceta pictórica. Pruebas de ello son, por ejemplo, que en 1983 resultó seleccionado por el crítico Miguel Logroño para el Salón de los 16 y, que junto a Francis Warringa y Manuel Padorno, formó La Banda, un infrecuente grupo de pintores apadrinado por Canogar y la Galería Aele. La suya era entonces una pintura informalista, expresiva, de colores pastel y comenzaba con el empleo de ceras que resaltaban la sensualidad y hacían “evidente que se trataba de un artista de California”, según Carmen Giménez.
Comenzó a ser requerido por Arteleku, de San Sebastián, a donde se trasladaba periódicamente para impartir cursos de litografía y hacer estampaciones de numerosísimos artistas de primera línea (Ameztoy nuevamente, Andrés Nagel, Eduardo Arroyo, Marta Cárdenas, Frederic Amat,…) y, finalmente, se estableció en la capital guipuzcoana en 1991. Esa sería la segunda huida de Don Herbert desde un entorno en ebullición y en lo personal próximo a un ámbito de socialités. Años de intenso trabajo en que también difundió la técnica litográfica en diversos centros y fundaciones artísticas españolas. Así, en 1999 el Premio Nacional de Grabado recayó en el taller de Arteleku, en reconocimiento a su labor en favor del arte gráfico.
Vinculado a la Galería Altxerri desde el primer momento en San Sebastián, ahora su pintura había adquirido un carácter minimalista, de juegos geométricos, en singular disposición de la masa pictórica, con presencia de la retícula y de las interacciones de colores oscuros o pardos. Reacio siempre a interpretaciones y discursos teóricos sobre sus trabajos, Don Herbert se limitaba a juguetear con la frase de Kenneth Nolan: “Lo que ves (es) es lo que ves (es)”. Su obra pictórica está presente en las colecciones de la Diputación Foral de Guipúzcoa y del Museo Artium de Álava, del Reina Sofía y del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Al tiempo que, en palabras de Mónica Gener, autora del libro Grupo Quince. Taller-Editora-Galería. Madrid 1971-1985, será recordado como “el mejor maestro litógrafo del último medio siglo”.
En febrero, de nuevo emprendió la huida sin despedirse. Que el dios Jano le acompañe.
José Ángel Artetxe es crítico de arte y comisario independiente. En 2010 comisarió la exposición “Don Herbert. Mano lenta 1975-2010” en el Centro Cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián.
Babelia
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