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España y México ponen rumbo al tesoro del galeón ‘Juncal’

Los dos países acuerdan una investigación conjunta sobre el pecio del barco hundido en 1631 con una inmensa carga de oro, plata y joyas

Vicente G. Olaya
Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México en el lugar donde se hundió el 'Juncal'.
Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México en el lugar donde se hundió el 'Juncal'.Rodrigo del Río Lozano

En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 1631 arribó la ruina del reino. El galeón Nuestra Señora del Juncal, cargado con más de un millón de pesos de oro, plata y piedras preciosas, fue engullido por las aguas del golfo de México. Era el dinero destinado a mantener las guerras de Flandes. Solo 39 de sus 300 tripulantes se salvaron. Además de una inmensa riqueza en metales preciosos, también desaparecieron bajo la mar toneladas de cacao y tintes destinados a colorear las ropas de los nobles de toda Europa. El pasado viernes, las autoridades españolas y mexicanas han acordado de nuevo –ya se pactó en 2014– un “campaña arqueológica conjunta” para continuar con la localización de los restos del navío, uno de los dos buques insignia de la Flota de Nueva España, la que transportaba a España las riquezas de América.

La nueva campaña, que se llevará a cabo durante diez días en primavera, estará cofinanciada por ambos países y contará con la participación de un equipo del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva),que dirige el arqueólogo e historiador Iván Negueruela, según un comunicado del Ministerio de Cultura. Negueruela ha asegurado a EL PAIS que “es una oportunidad única para desarrollar una gran investigación conjunta, ya que México y España firmaron la convención de la Unesco de 2001 para la protección del patrimonio subacuático”. “La relación de los dos equipos arqueológicos es profesional y personalmente óptima”, añade. “Tenemos 20 años por delante para investigar un yacimiento que podría alcanzar las 150 toneladas de materiales históricos”.

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La decisión de reemprender la búqueda se tomó el viernes en una reunión de trabajo entre el director general de Bellas Artes, Román Fernández-Baca, y el subdirector de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, Roberto Esteban Junco. El acuerdo se enmarca en el Memorándum de Entendimiento firmado en junio de 2014 entre los dos países en materia de patrimonio cultural subacuático.

Las dos naciones se han comprometido también a “organizar la primera gran exposición realizada hasta ahora sobre el navío Nuestra Señora del Juncal, una muestra que visitará ambos países y cuya primera parada será el Archivo General de Indias, en Sevilla”, dice el Gobierno español.

La Flota de Indias estaba compuesta por 13 embarcaciones que habían partido de Cádiz en 1630 y que regresaban a España desde el puerto de San Juan de Ulúa (México) en octubre de 1631. Tras intensas tormentas y quince días de lucha contra los vientos, naufragaron en las costas mexicanas tanto el Santa María, como Nuestra Señora del Juncal.

La tragedia del Juncal comienza cuando, solo un día antes de zarpar, fallece Miguel de Echazarreta, el capitán general de la flota de la Nueva España. Se discute si salir o no, pero a Felipe IV le urgía la plata y se hacen a la mar. La flota, compuesta por 13 barcos (de los cuales se pierden cinco), zarpa el 14 de octubre de 1631 con el galeón dañado.Tenía entradas de agua que no se habían reparado y cuando comienza un temporal a los pocos días, tienen que achicar agua día y noche, no maniobran bien y llegan a cortar el mástil mayor.

Después de dos semanas de mar convulsa el Juncal se hunde. Sobreviven 39 personas (un comerciante, un religioso y 37 tripulantes), que se salvan a bordo de una pequeña lancha (también agujereada). Era la barca que debía usarse para poner a salvo la correspondencia del rey, a los nobles, al capitán y al piloto. Los nobles del Juncal habían sobornado con joyas al contramaestre para salvarse en esa lancha, pero no lograron botarla al agua al carecer de mástil mayor, así que se fueron a sus camarotes para prepararse para morir. Y son los primeros en hacerlo cuando el navío se hunde. El galeón entra en la historia.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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