Los 25 mejores discos de 2020
Cincuenta especialistas musicales seleccionan para EL PAÍS los álbumes más relevantes de un año tan atípico como paradójico: ha sido devastador para el directo, pero fascinante para la música grabada
El valor de una selección con “los mejores de…” la tiene la cantidad y la calidad de sus votantes. En la que aquí ofrecemos han participado 50 expertos en música, que han analizado este atípico 2020 para seleccionar sus álbumes predilectos. No descubrimos nada si decimos que los últimos diez meses han sido devastadores para los músicos: conciertos cancelados, técnicos sin trabajo, managers con las cuentas en números rojos…
Hemos vivido un tiempo para olvidar. Algunos...
El valor de una selección con “los mejores de…” la tiene la cantidad y la calidad de sus votantes. En la que aquí ofrecemos han participado 50 expertos en música, que han analizado este atípico 2020 para seleccionar sus álbumes predilectos. No descubrimos nada si decimos que los últimos diez meses han sido devastadores para los músicos: conciertos cancelados, técnicos sin trabajo, managers con las cuentas en números rojos…
Hemos vivido un tiempo para olvidar. Algunos sectores van saliendo poco a poco de una época oscura, pero, como los implicados ya pronosticaron, la música en directo será la última en retomar la normalidad. El día que veamos a 20.000 personas vibrando en un concierto (algo tan habitual hasta marzo de 2020), sabremos que, definitivamente, tendremos al virus controlado. Con los directos parados los músicos se han volcado en las grabaciones. Y, paradójicamente, en este terreno sí ha sido un año espléndido. ¿Ha despertado a las musas la pandemia? Así parece, a la vista de la cosecha con la que se ha saldado este año.
Después de unas semanas tambaleantes, los grupos y solistas se han puesto a componer y a grabar con un saldo sensacional. Una de las intenciones de nuestra lista es romper la barrera de idioma. En un año en el que la música en español ha resultado la más escuchada en el mundo hemos querido hacer una lista unitaria, donde rivalicen las propuestas en inglés (ampliamente mayoritarias en la mayoría de las selecciones de este tipo) y las de otras lenguas, como el castellano. El experimento nos ha servido para comprobar que hay hasta ocho propuestas en español entre los 25 mejores: el puertorriqueño Bad Bunny, la colombiana Lido Pimienta, la venezolana Arca (aquí se alterna el castellano con el inglés), la argentina Nathy Peluso, la dominicana Rita Indiana y los españoles Los Enemigos, Maria Rodés y María José Llego. Quizá en alguna publicación inglesa o estadounidense arqueen la ceja al ver que Bestieza, de la banda de Josele Santiago, ha superado en nueve posiciones al intocable cantautor de Detroit Sufjan Stevens. Pero es así, y quizá sirva para dejar atrás ciertos complejos.
Tres mujeres se colocan entre los cuatro primeros: Fiona Apple, Taylor Swift y Dua Lipa. Solo ese tahúr llamado Bob Dylan consigue romper la hegemonía femenina. Dylan cumple en 2021 80 años. Él será el primero que se ponga de gira cuando las autoridades lo permitan. Su actitud hay que considerarla como una gran lección: hemos perdido diez meses de música el vivo, pero pronto podremos volver a disfrutar de esa inigualable experiencia para escuchar estas grabaciones en concierto.
La lista la hemos colocado en orden inverso. Al final del texto, además, se muestra el jurado y los discos del 25 al 50.
25. Rita Indiana. Mandinga Times (Rita Indiana)
Retuerce el merengue, somete a la samba y a la cumbia, se pelea con la electrónica, desmonta el cabaret. Todo lo que hace la dominicana Rita Indiana es fogoso y salvaje. Transgrede. Editó un disco rompedor en 2011, El juidero, y desapareció de la música para centrarse en la literatura, a la que dedicó unos años fructíferos con novelas guerrilleras. Este 2020 ha vuelto sin avisar con Mandinga Times, otra revolución musical desde la valentía para sacarle a los géneros los higadillos.
Lee aquí la entrevista de Laura Fernández en mayo pasado.
24. María José Llergo. Sanación (Sony)
Este es un disco que comienza con el sonido que produce la labranza de la tierra. El metal golpeando la tierra, removiéndola, la vida en el campo. La voz de una niña que habla con su abuelo. Carcajean, felices. Es la veneración de esta cordobesa (de Pozoblanco) de 26 años por el campo donde se ha criado. Y una declaración de intenciones: el respeto por la tradición, que viajará hasta el ahora. Flamenco moderno con la voz prodigiosa y con quejío de Llergo. Y recuerden: solo tiene 26 años. Otra artista a sumar a la revolución femenina de la música española. Ya saben: Rocío Márquez, Soleá Morente, Rosalía...
Lea aquí el reportaje de Aurora Intxausti publicado en abril de 2019.
23. Nathy Peluso. Calambre (Sony)
Nathy Peluso, argentina que llegó a España con 10 años, utilizó primero YouTube y luego las redes sociales para dar a conocer su música. Hoy es una de las grandes apuestas de la multinacional Sony, que ha lanzado este año su nuevo disco, Calambre, un lingotazo de hip-hop, salsa, jazz, cumbia y su poquito de trap grabado entre Miami, Los Ángeles, Buenos Aires, Madrid y Barcelona. La historia de Peluso habla de talento y determinación, pero también de lo que buscan las nuevas generaciones en una estrella.
Lea aquí el artículo de Carmen Mañana publicado en octubre pasado.
22. Khruangbin. Mordechai (Dead Oceans/Sc)
En el corazón de Khruangbin está el solista Mark Speer, reconocido connoisseur de sonidos exóticos, tarea facilitada por el hecho de que el grupo procede de Houston, una de las urbes étnicamente más variadas de Estados Unidos. Cómplice suya es Laura Lee, de gran discreción como bajista y fantasmal presencia como vocalista, responsable de los abundantes títulos en castellano. De fondo, Donald DJ Johnson, un imperturbable baterista afroamericano cuyo pulso metronómico ayuda a navegar los abundantes acercamientos al dub. Su disco Mordechai contiene tantas canciones como temas instrumentales. Todo suena a la vez novedoso y ancestral, resultado de la fascinación del grupo por músicas guitarreras, de la chicha amazónica a la string music de Indochina; el propio nombre del grupo es tailandés y equivale a “aeroplano”.
Lea aquí el artículo de Diego A. Manrique publicado en junio pasado.
21. Yves Tumor. Heaven To A Tortured Mind (Warp / Music As Usual)
La electrónica experimental no ha tenido rival en 2018. Yves Tumor, el proyecto del estadounidense Sean Bowie, ha destripado a competidores y compañeros de escena con un disco impredecible, caótico y devastador que fusiona a lo loco noise, R&B, shoegazer, pop o psicodelia. Una chaladura que va mucho más allá de las ganas de epatar de los artistas extremos.
20. Sufjan Stevens. The Ascension (Ashmatic Kitty)
Nos hemos acostumbrado a esperar grandes cosas de Sufjan Stevens, ese chico de Detroit afincado en Nueva York, tan versado en música clásica moderna y ambient como en el folk y la fusión americana, que se hizo famoso a principios de la década de los 2000 con un ambicioso intento de sacar un álbum relacionado con cada uno de los estados de Estados Unidos. El músico solo editó dos: Welcome to Michigan e Illinois. Con The Ascension, ha producido una suite electrónica de 80 minutos sobre viejos mundos que mueren, nuevos que nacen, Dios, la humanidad, y la naturaleza misma de la vida. Grande es lo menos que puede decirse de este trabajo.
Lea aquí el artículo de Will Hodgkinson publicado en septiembre pasado.
19. Mary Lattimore. Silver Ladders (Ghostly International)
Mary Lattimore es una arpista y compositora estadounidense de formación clásica. Aunque no ajena al repertorio clásico, su carrera gravita alrededor de su particular acercamiento al pop contemporáneo: ha acompañado con su instrumento a Thurston Moore, Jarvis Cocker, Steve Gunn y Ed Askew, entre muchos otros. En Silver Ladders expone Lattimore junto a Neil Halstead (productor, guitarra), de Slowdive, un ensoñador catálogo de piezas instrumentales de aire folclórico y espíritu minimalista
Lea aquí la crítica de Álex Sánchez publicada en octubre pasado.
18. Arca. KiCk i (XL Recordings / Popstock!)
Tremenda carrera la de Arca. Cuatro álbumes propios en los que la venezolana compone, canta, toca (en ocasiones, instrumentos que ha creado) y produce. Ha estado a los mandos en grabaciones que han definido el sonido de la década, como Utopia, de Björk; EP2, de FKA Twigs, o parte de Yeezus, de Kanye West. Ha compuesto para el MoMA de Nueva York y para videojuegos retro. Ha pinchado para Frank Ocean y actuado con las hermanas Labèque en el desfile de 2020 de Riccardo Tisci para Burberry. Es modelo en la agencia Elite y sus conciertos con forma de performance han dado lugar a las críticas más hiperbólicas que se recuerdan. KiCk i, su cuarto álbum, da el paso definitivo. Es una oda a la metamorfosis, al cambio y al optimismo, que empieza con Nonbinary, cuyo primer verso dice: “Hago lo que quiero cuando quiero”.
Lea aquí la crítica de Iñigo López Palacios publicada en julio pasado.
17. Sault. Untitled (Black Is) (Forever Living Originals)
Siempre ha habido artistas que han ocultado su identidad, pero ninguno lo ha hecho con la misma dedicación y opacidad y, sobre todo, nadie lo ha hecho en pleno siglo XXI, cuando si algo sobra es información. Y música. El interés por saber quiénes son es inevitable después de escuchar qué hacen. Lo suyo es una fascinante mezcla de funk, disco, pospunk, hip-hop, krautrock, góspel y soul. A veces, parece que los alemanes Can se han juntado con las neoyorquinas ESG y de lo que no ha captado el traductor ha salido esta maravilla. Todo en Sault es mínimo, económico y conciso. Y todo remite a algo, pero nunca se termina de saber exactamente a qué.
Lea aquí el artículo de Xavi Sancho publicado en julio pasado.
16. Maria Rodés. Lilith (Satélite K)
Como un alma batallante en expansión, la barcelonesa Maria Rodés conquista en este, su quinto álbum, un disco conceptual y fecundamente ambicioso, la delicada y compleja frontera entre el folk (pop) de autora y el legendario aroma de la canción popular (Seguramente fui yo), terreno en el que tan bien se movía Lhasa de Sela (a quien parece invocar en Carta al diablo y Con los pies desnudos).
Lea aquí la crítica de Laura Fernández publicada en octubre pasado.
15. Haim. Women In Music Part III (Sony)
Hasta ahora, las hermanitas Este, Danielle y Alana Haim habían destacado por escribir canciones más o menos impolutas, esforzarse por mantener viva la llama del rock contagioso y amable de Fleetwood Mac o ese empeño casi obsesivo por convencernos de que Los Ángeles es una ciudad glamurosa y monísima, y no un laberinto infernal de autopistas. Todo ello sigue vigente en su tercera entrega, pero los objetivos ahora se han multiplicado y diversificado. Este regreso del terceto, tres años después del más insulso Something To Tell You, es, ante todo, una exhibición de poderío. Women In Music, Pt. III incluye 16 canciones, ¡16!, pero no se hace extenso ni abrumador, sino amenísimo: las hermanas parecen haberse confabulado para que esta colección contenga no menos de una docena de singles potenciales.
Lea aquí la crítica de Fernando Neira publicada en junio pasado.
14. Moses Sumney. græ (JagJaguwar)
Publicado inicialmente en dos partes durante la primera mitad de 2020, græ, esperado retorno del estadounidense Moses Sumney, cobra nueva vida, y redimensiona su relevancia, en una versión unificada, que gana en coherencia y solidez cuando se escucha de una sentada con resultados alucinantes.
Lea aquí la crítica de David Broc publicada en julio pasado.
13. Jarv Is. Beyond the Pale (Rough Trade / Popstock!)
Como no hay Pulp, el músico de Sheffield Jarvis Cocker ha formado este combo, Jarv Is, que, escuchando los impresionantes resultados de este largo, cumple a la perfección la idea de replicar el concepto de la mejor banda de la era del britpop. Pero en tonos sepia. Esos son los tonos que presiden Save the Whale, el tema que abre el disco y que recuerda a aquel mágico momento en el que Leonard Cohen se dio cuenta de que se hacía mayor y empezó a interesarse por la modernidad.
Lea aquí la crítica de Xavi Sancho publicada en agosto pasado.
12. Los Enemigos. Bestieza (Alkilo Discos)
Bestieza procede del catalán bestiesa, que hace referencia a “la cualidad de gente que actúa de manera irracional o con falta de sensatez”. A Josele Santiago (Madrid, 55 años) se le ocurrió el título del nuevo álbum de Los Enemigos después de acudir al médico. “Me lo dijo un día en la consulta y se me quedó en la cabeza. Ahí, guardado. Las canciones estaban quedando realmente brutas. Bastante punkis. Y un día íbamos en el coche y, pensando en el disco, dije en alto: ‘Bestieza’. A todos le pareció bien. Lo teníamos”.
Lea aquí el artículo de Fernando Navarro publicado en marzo pasado.
11. Perfume Genius. Set My Heart On Fire Immediately (Matador / Everlasting)
Set My Heart On Fire Immediately se convirtió en uno de los álbumes más celebrados de esta primera mitad de año. La música del estadounidense Mike Hadreas, la persona escondida tras el nombre artístico de Perfume Genius, solía ser lánguida, doliente, plañidera y algo plomiza. Ahora tiene nervio y marca fibra. Ya no es un lamento, sino una aserción, un inventario provisional sobre su existencia, un borrón y cuenta nueva. “La mitad de mi vida se ha esfumado”, canta en el primer verso del disco. Este álbum es su declaración de intenciones de cara a la segunda de esas mitades.
Lea aquí el artículo de Àlex Vicente publicado en junio pasado.
10. Kelly Lee Owens. Inner Song (Smalltown Supersound)
La londinense Kelly Lee Owens consiguió con su primer álbum, titulado Kelly Lee Owens, y publicado en el selecto sello Smalltown Supersound, hacer bailar con ritmos lentos y vaporosos. Su uso de la voz y los sintetizadores la situaban en la línea de grupos como Chromatics. En agosto pasado lanzó su segundo largo, Inner Song, en el mismo sello. Diez canciones que combinan géneros, entre las que destacan Corner of My Sky, que cuenta con la voz de John Cale tanto en inglés como en galés, o la versión de la canción Weird Fishes / Arpeggi, de Radiohead.
9. Lido Pimienta. Miss Colombia (Anti / Pias)
Colombiana residente en Canadá, Lido Pimienta es una de las voces de la migración que está posicionando el castellano como idioma del pop. En su música se funden los calientes ritmos de su país con la fría electrónica. Todo fluye de forma sugerente y deja tiempo para reflexionar sobre unas letras repletas de mensajes oportunos y directos, como el inapelable Resisto y ya.
8. Tame Impala. The Slow Rush (Caroline / Music As Usual)
Hace tan solo ocho años era la gran promesa del rock. Hoy, Tame Impala ya no pertenece a ningún género concreto, una condición que caracteriza a los creadores de música pop de los últimos tiempos. Los estilos son nichos y las posibilidades que brinda este mundo anegado de información, inmensas. Con The Slow Rush, el australiano Kevin Parker se consolida como rey del crossover que rubrica esa nueva manera de ver la música.
Lea aquí la crítica de Rafa Cervera publicada en febrero pasado.
7. Run the Jewels. RTJ4 (Jewel Runners-BMG)
“A la mierda, ¿por qué esperar? El mundo está infestado de basura, así que aquí tenéis algo crudo que escuchar mientras tratáis de entender todo esto. Esperemos que os dé un poco de alegría. Manteneos a salvo y esperanzados y gracias por darle a estos dos amigos la posibilidad de ser escuchados y hacer lo que aman hacer. Con sincero amor y gratitud, Jaime y Mike”. El 2 de junio, en uno de los momentos durante las protestas por el asesinato de George Floyd en Minneapolis en que parecía que esta vez el imperio sí iba a derrumbarse, Run the Jewels, uno de los grupos de hip hop más relevantes de los últimos años, colgaba en su Instagram este mensaje. Se iba a adelantar dos días el lanzamiento de su cuarto disco. Era imposible que este 2020 saliera un disco más 2020 que este.
Lea aquí el artículo de Xavi Sancho publicado en junio pasado.
6. Phoebe Bridgers. Punisher (Dead Oceans)
La tristeza aterciopelada del emo folk de la californiana Phoebe Bridgers amplía fronteras —la orquestación de Savior Complex, el bosque de arpegios de Halloween— en este su segundo álbum. No, ya no queda ni rastro de Ryan Adams, ni de su tormentosa relación. Bridgers vuela por fin, y prometedoramente bien, sola.
Lea aquí la crítica de Laura Fernández publicada en julio pasado.
5. Bad Bunny. YHLQMDLG (Rimas Entertainment)
Este disco de Bad Bunny, su segundo largo, es otro sopapo en la cara de las viejas reglas de la estética y la industria. Se titula YHLQMDLG: yo hago lo que me la gana. Por segunda vez, volvía a publicarlo sin el respaldo de una multinacional. De Bad Bunny podría decirse también aquello que dijeron en su día de Lola Flores: “No sabe cantar, no sabe bailar, no se la pierdan”. No demuestra nada excepcional, pero sabe hacer muchas cosas bien. Pese a su monotonía nasal y grave, empachado de autotune, es capaz de sonar versátil y melódico. Es pegajoso, insolente y divertido. Es el nuevo pop.
Lea aquí la crítica de David Marcial Pérez publicada en febrero pasado.
4. Taylor Swift. Folklore (Republic Records)
Compuesto en confinamiento y producido en remoto, el octavo largo de Taylor Swift no es ese capricho indie que se dan a veces las grandes estrellas, cuando se cansan de sí mismas o piensan que un mero giro de timón con la dosis justa de convencimiento es suficiente para mantener la atención de sus seguidores. Swift no necesitaba este disco para nada. Con Taylor Swift, hasta hoy, solo ha habido dos opciones: o la sigues adonde sea, o te aseguras de ir siempre a ese sitio en el que jamás te la encontrarás. Los que gustan de tomar la primera decisión se sorprenderán de dónde les ha llevado en este Folklore y los que se fueron hasta ese sitio en el que jamás creían cruzársela van a quedar estupefactos cuando la vean entrar por la puerta, sentarse en la barra y pedir algo muy fuerte. Para que no queden dudas, hace apenas unas semanas Swift publicó también por sorpresa Evermore, otro disco soberbio.
Lea aquí la crítica de Xavi Sancho publicada en julio pasado.
3. Dua Lipa. Future Nostalgia (Warner)
Al final tuvo que ser ella. De todas las divas del pop que han intentado y fracasado bíblicamente a la hora de escribir un álbum sin apenas dopaje que suene actual y clásico, eufórico y de autoafirmación, justamente político, necesariamente personal y todas esas cosas que se escriben en las pizarras de las salas de marketing de las grandes compañías, ha tenido que ser ella, Dua Lipa. Future nostalgia, que presentó en streaming en noviembre pasado, no es un disco moderno. Al menos en el sentido en que nos hemos acostumbrado a utilizar estos términos. Este es un disco que se ha hecho muy pocas veces, y eso no es moderno, es novedoso. Lo que muestra aquí la británica es una fascinante seguridad en sí misma, en lo que puede hacer y en cómo hacerlo.
Lea aquí la crítica de Xavi Sancho publicada en marzo pasado.
2. Bob Dylan. Rough And Rowdy Ways (Sony)
Ocho años es lo que ha tardado Bob Dylan en entregar su primer disco con canciones nuevas desde Tempest (2012). Rough and Rowdy Ways es un doble álbum que, más allá de contener la composición más larga de su carrera (Murder Most Foul) y otro buen puñado de estampas impresionistas bajo los preceptos de la música que le definió, surge como una especie de testamento personal. Un muestrario que, desplegado con la rudeza de un sonido añejo y la poética de su autor, se despliega como un canto a su vida y a la de su país, indisolubles uno de otro desde que el creador de The Times They Are a-Changin’ cogió una guitarra. Imprevisible y esquivo, Dylan ha compuesto sus propias Hojas de hierba, el gran relato con el que el poeta Walt Whitman cantó a la Nueva América.
Lea aquí el artículo de Fernando Navarro publicado en junio pasado.
1. Fiona Apple. Fetch the Bolt Cutters (Sony)
La neoyorquina Fiona Apple grabó en su casa de Venice Beach, con el acompañamiento de tres músicos y usando cualquier artilugio que hubiera a mano, Fetch the Bolt Cutters, su primer disco en ocho años. Y, bueno, es complicado hacer un disco mejor. Tom Waits, Kate Bush, John y Yoko, pero también Dorothy Parker o Joan Didion se asoman aquí, echan un vistazo y se van, convencidos de que su ayuda no es necesaria. Hay vodevil, hay pop, hay percusiones de toda forma y color y hay, sobre todo, palabras. Muchas palabras, tantas que a veces se pisan unas a las otras creando un flujo melódico fascinante.
Lea aquí la crítica de Xavi Sancho publicada en abril pasado.
Los discos del 26 al 50
26. Caribou. Suddenly (Merge).
27. Confeti de Odio. Tragedia Española (Snap! Clap! Club).
28. The Strokes. The New Abnormal (Cult / RCA Records).
29. Waxahatchee. Saint Cloud (Merge Records).
30. Belako. Plastic Drama (BMG).
31. Fontaines D.C. A Hero’s Death (Partisan/ PIAS).
32. Bruce Springsteen. Letter To You (Sony).
33. Nick Cave. Idiot Prayer (AWAL / Popstock!).
34. Gil Scott-Heron & Makaya McCraven. We’re New Again (XL / Popstock!).
35. Adrianne Lenker. Songs / Instrumentals (4AD / Popstock!).
36. Paul McCartney. McCartney III (Capitol / EMI).
37. Fleet Foxes. Shore (Epitaph).
38. Single. Hola (Elefant Records).
39. Freddie Gibbs & The Alchemist. Alfredo (ESGN-ALC-Empire).
40. Swamp Dog. Sorry You Cound’t Make It (Joyful Noise).
41. Blake Mills. Mutable Set (A New Deal / Verve).
42. Jay Electronica. A Written Testimony (Equity / Roc Nation).
43. dani. Veinte (El Volcán).
44. Elvis Costello. Hey Clockface (Concord).
45. Keith Jarrett. Budapest Concert (ECM).
46. Kylie Minogue. Disco (BMG).
47. The New Raemon. Coplas del andar torcido (BMG)
48. Sidonie. El regreso de Abba (Sony)
49. Mujeres. Siento muerte (Sonido Muchacho)
50. Ginebras. Ya dormiré cuando me muera (Vanana Records)
Estos son los 50 expertos que han participado: Javier Ajenjo Carazo (director del festival Sonorama), Guillermo Arenas de Diego (periodista cultural), Javi Arnaiz López (director del festival Mad Cool), Alfonso Cardenal (director del programa musical de la SER Sofá sonoro), Tali Carreto (director del festival Monkey Week), Mónica Carroquino (subdirectora de La Casa Encendida), Rafa Cervera (periodista musical), Fernando Delgado Lizarraga (discográfica Pias), Ana Fernández Abad (periodista cultural), Ramón Fernández Escobar (periodista musical), Rodrigo Fresán (escritor y periodista), Beatriz G. Aranda (periodista musical), Carlos Galán (director de Subterfuge Records), Bruno Galindo (periodista cultural), Eugenio González Cremades (codirector del festival La Mar de Músicas), Zahara (cantante), Hidrogenesse (grupo), Fernando Íñiguez (periodista cultural), Mikel Izal (cantante del grupo Izal), Alberto Jiménez (cantante de Miss Caffeina), Lorena Jiménez (directora de la empresa de comunicación musical La Trinchera), Ignacio Julià Campos (periodista musical), Fermín Lobatón (periodista musical), Iñigo López Palacios (periodista cultural), Javier Losilla Mastral (periodista cultural), Yahvé M. de la Cavada (periodista musical), David Marcial Pérez (periodista cultural), Carlos Marcos (periodista cultural), Ana Marcos (periodista cultural), Javier Marmisa (periodista cultural), Carla Mir de Francia (La Trinchera), Fernando Navarro (periodista cultural), Sara Navas (periodista cultural), Tomás Ortiz (director de la distribuidora Everlasting Records), Miqui Otero (escritor), María Ovelar (periodista cultural), Carlos Pardo (escritor), Carlos Pérez de Ziriza (periodista musical), Mar Rojo (programadora de la sala El Sol), Álex Sánchez (periodista musical), Xavi Sancho (periodista cultural), Iker Seisdedos (periodista cultural), Estefanía Serrano (directora de la promotora Plan B Music), Zara Sierra (prensa de la promotora Last Tour), Federico Simón (periodista cultural), Kike Suárez ‘Babas’ (escritor y músico), Manuel Torresano (responsable de la distribuidora Music As Usual), Varry Brava (grupo), Yumber Vera Rojas (periodista cultural) y Àlex Vicente (periodista cultural).