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MÚSICA

Perfume Genius: “Sé que debo parte de mi éxito a mi sexualidad”

El músico Mike Hadreas deja atrás su pop frágil y torturado para abrazar un radiante porvenir en su nuevo disco, en el que se adentra en un sonido más maduro que no hace ascos a lo 'mainstream'

Álex Vicente
El músico Mike Hadreas, alias Perfume Genius.
El músico Mike Hadreas, alias Perfume Genius.CAMILLE VIVIER

Muchas cosas han cambiado en la vida de Mike Hadreas, el músico escondido tras el nombre artístico de Perfume Genius. Solía ser un chico acomplejado, flaco y paliducho, traumatizado por una juventud marcada por la violencia doméstica, la discriminación que su naciente sexualidad suscitaba a su alrededor, las molestias derivadas de una enfermedad crónica del aparato digestivo y el falso refugio que encontró en el alcohol y las drogas. Ahora, a sus 38 años, se ha convertido en algo parecido a un musculoso semidiós, que luce con indudable orgullo la transformación de su cuerpo en la portada de su nuevo álbum, Set My Heart On Fire Immediately (Matador/Everlasting), uno de los más celebrados de esta primera mitad de año. Su música solía ser lánguida, doliente, plañidera y algo plomiza. Ahora tiene nervio y marca fibra. Ya no es un lamento, sino una aserción, un inventario provisional sobre su existencia, un borrón y cuenta nueva. “La mitad de mi vida se ha esfumado”, canta en el primer verso del disco. Este álbum es su declaración de intenciones de cara a la segunda de esas mitades.

“Lo escribí en un momento en el que pensaba mucho en el transcurso de mi vida, en las relaciones que no he sabido cuidar, en cómo quiero que sean a partir de ahora”, responde Hadreas por videollamada desde su casa en Los Ángeles, donde se instaló hace dos años tras mucho tiempo viviendo en la periferia de Seattle, de donde surgiría, como es bien conocido, gran parte de la música deprimente de las últimas décadas. California le hizo reciclar sus energías, por utilizar el vocabulario de los autóctonos. ¿Qué relaciones no supo cuidar? “Todas. Me he esforzado en crear una conexión con los demás a través de mi música, pero a distancia. A veces, no he sabido ver a quien tenía a mi alrededor”, admite. En sus inicios, en aquel modesto himno titulado ‘Hood’, Hadreas cantaba: “Nunca me llamarías baby si me conocieras de verdad”. En su nuevo disco, su lírica ha cambiado. “Antes tarareaba las estaciones, ahora las silbo”, canta en ‘Whole Life’.

El pop de Perfume Genius sigue siendo igual de emocional, crudo y teatral, pero también menos previsible en su propensión a lo sombrío, más complejo en sus estructuras. “Todos tenemos tendencia a querer ordenar el pasado y vaciarlo de todo lo negativo. No creo que uno pueda hacer eso. Tienes que aceptar el conjunto y seguir adelante, sin dejar que siga resultando venenoso para ti, por muy oscuras que hayan sido algunas partes”, sostiene Hadreas, a modo de psicoanálisis improvisado. “Cuando componía, me pasaba exactamente lo mismo: estaba demasiado pegado a mis sentimientos, y así no se pude ni escribir ni casi vivir”. Su relativa ligereza surge de una experiencia inédita con la danza contemporánea, al ser invitado por la coreógrafa Kate Wallich a participar en el espectáculo The Sun Still ­Burns Here, estrenado en Nueva York en 2019. “Me permitió volver a experimentar cosas que solo había sentido cuando estaba colocado. Ahora las siento arrastrándome por el suelo con otra gente”, se carcajea.

Durante los ensayos, se tuvo que poner en forma. Descubrió que tenía un cuerpo, el mismo que ahora exhibe con comprensible soberbia. “Hasta hace muy poco, sentía que mi cuerpo no me pertenecía. Era como la ropa que llevo puesta, como una entidad separada”, asegura Hadreas. “Crecí con la enfermedad de Crohn, con órganos que no respondían por mucho que cuidase de ellos. Además, al ser queer, me decían que tenía que caminar y comportarme de una manera determinada, a la que mi cuerpo no lograba responder. Poco a poco, mi cuerpo se convirtió en un enemigo. Se produjo una desconexión, una disociación”. ‘On The Floor’, el primer single de este nuevo álbum, es un canto a ese nuevo yo, como si de un esforzado émulo de Walt Whitman se tratara, dispuesto a adentrarse en un porvenir radiante y lleno de gozos sensoriales y carnales. “Un cuerpo que se canta a sí mismo dirigiéndose hacia el futuro”, describe el escritor Ocean Vuong, que le dedica un enfático panegírico en las notas de este álbum. “Antes escondía mi cuerpo, pero ahora ya no. Por eso lo puse en la portada. Pero no se crea que es muy profundo. Simplemente me pareció que estaba guapo…”, sonríe.

La discografía de Perfume Genius, que arrancó con dos discos frágiles como Learning (2010) y Put Your Back N 2 It (2012) antes de alcanzar un sonido más ambicioso y voluble con el reciente No Shape (2017), parece la banda sonora de una década en la que, en los rincones más privilegiados del primer mundo, el colectivo al que pertenece ha dejado de disculparse por existir. Asumir su identidad sexual ya no equivale a revelar un vergonzoso secreto (salir del armario), sino a ubicarse con naturalidad en algún punto de un espectro movedizo (el self-identifying anglosajón, todavía pendiente de traducción). “Intento ser positivo, porque ahora hay más voces queer que en otros momentos, aunque lo que se tolera son solo las partes menos amenazadoras”, afirma Hadreas. “En Estados Unidos no se aceptan las ideas que hagan sentir incómoda a la gente. Es decir, la gran mayoría. La única manera de hablar de esas ideas es en pequeñas dosis, redondeando los ángulos, bajando el volumen para que resulte más digerible. Gustan mucho esos músicos que se ponen pintalabios un rato y luego vuelven a casa con sus novias. Sospecho que gustan menos quienes lo llevan porque eso forma parte de lo que son”, agrega. A la vez, no duda en admitir que, en su caso, la atención mediática que despertó su orientación sexual le favoreció. “Se ha escrito mucho sobre mi sexualidad y soy consciente de que le debo parte de mi éxito”, reconoce.

Su nuevo disco es también una prueba de ambición e incluso parece un paso adelante en dirección al mainstream. De repente, sus estribillos se han vuelto más pegadizos. Sus giros, menos desconcertantes que en otras épocas, y sus arreglos, menos ensordecedores. Para grabarlo, Hadreas se rodeó de experimentadas figuras como Jim Keltner, Matt Chamberlain o Pino Palladino, algo así como la aristocracia de los músicos de estudio, colaboradores habituales de Eric Clapton, Elton ­John, Bruce Springsteen o Roy Orbison, referencia confesa de Hadreas para algunas de sus suntuosas baladas. “Fue un lujo”, afirma el músico, que dice que se entendieron a la perfección pese a sus orígenes distintos. “En realidad, solo he tenido problemas con la gente muy joven, que ya tiene otra cultura musical. Una vez, un técnico me dijo que no sabía quién era Sade. Estuve a punto de levantarme y de irme. Logré controlarme, pero esa es una de las únicas razones que me pueden llevar a romper una amistad”, bromeará Hadreas antes de colgar, aunque tal vez solo a medias.

Set My Heart On Fire Immediately. Perfume Genius. Matador/Everlasting, 2020.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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