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Frenazo en seco de la desescalada editorial

El sello independiente Errata Naturae opta por no sacar ninguna novedad hasta el otoño y llama a la reflexión y a la búsqueda de soluciones para afrontar la creciente deuda del sector

Andrea Aguilar
La librería Hojablanca de Toledo.
La librería Hojablanca de Toledo.Ismael Herrero (EFE)

Tras más de dos meses con la industria editorial parada, los editores se apresuran desde hace un par de semanas a reorganizar los calendarios y preparar las novedades que fueron aplazadas. No sacarán todo lo que estaba previsto, los libros que quedaron en el aire en este tiempo de confinamiento, pero tampoco renuncian a tener un hueco en la mesa o escaparate digital de novedades ahora que comienza la lenta e incierta reactivación. Los editores del sello independiente Errata Naturae, sin embargo, han decidido frenar en seco. “Hasta el otoño no publicaremos ningún nuevo libro”, explica Rubén Hernández en conversación telefónica. “Es una decisión ideológica, estratégica y también económica”.

Los seis empleados de la editorial mantendrán su empleo pero todos juntos tratarán de reflexionar sobre nuevos modelos, mejorar su página web y tienda virtual, y arrancar con la digitalización de algunos de sus títulos (e incluso puede que con audiolibros). En Errata Naturae además quieren aprovechar esta pausa forzosa para abrir un debate al que esperan que se sumen otros actores del sector del libro. “Más o menos uno de cada tres libros que llega a las librerías acaba siendo devuelto y, en última instancia, guillotinado. No está claro durante cuánto tiempo los editores y el planeta podrán seguir permitiéndose esta situación”, denuncian en un texto hecho público esta mañana. “Como en cualquier otro sector económico, la deuda permite ralentizar el colapso en marcha del sistema capitalista. ¿Seguirá permitiéndolo en la misma medida en el contexto de esta nueva crisis, cuya dimensión aún desconocemos?”

De los cerca de 40 títulos que Errata Naturae publica anualmente habían salido 10 en 2020, antes de que se declarara el estado de alarma. “Los últimos cuatro títulos han estado absolutamente huérfanos”, subraya Hernández. En la editorial quieren insuflarles nueva vida a esas obras de Julia Wertz, Jean Hegland, Hélène Gestern y Jenny Jordhal que fueron editadas, respectivamente, cinco, tres, 12 y 19 días antes del confinamiento como detallan en su nuevo catálogo.

Consideran “improbable” que los libros que sacaran ahora pudieran siquiera costear los gastos de imprenta, y piensan que sería imposible sacarles rédito. Para otros sellos que sí han decidido retomar las novedades se trata más que nada de “alimentar el flujo”, según Hernández y de “un pánico a parar la producción”. Ellos han querido situarse al margen porque este editor piensa que ha llegado el momento de hablar de “soluciones inimaginables” hasta hace unos meses en todos los ámbitos, y el del mercado del libro no es una excepción. “Podría discutirse sobre disposiciones legales que garantizaran el ciclo vital del libro o estrategias que premien o castiguen la producción ecológica de los volúmenes”, plantea.

Los autores de Errata Naturae están de acuerdo con el frenazo y los 10 títulos que no verán la luz ahora irán saliendo más adelante intercalados, según explican en la editorial, con otros que vayan comprando y traduciendo. En este tiempo de encierro han comprado eso sí cuatro nuevos títulos, que confían ayuden a vislumbrar y ordenar lo qué está por venir.

La reducción de la producción que afecta a todas las editoriales y el aumento de la deuda, teme Hernández que redunde en una apuesta por títulos estrictamente comerciales y en la pérdida de bibliodiversidad. “En los próximos meses, miles y miles de libros harán una fugaz aparición en las librerías y retornarán a la oscuridad de los almacenes. Hipertrofia productivista; reemplazo casi instantáneo; mayor estandarización y homogeneización; mayor presión de los consejeros delegados de los grandes grupos sobre los editores, muchos de ellos excelentes, de sus sellos; mayor presión de los distribuidores y sus agentes comerciales sobre los editores independientes... y aún con todo, títulos y más títulos deficitarios. Una circulación meramente simbólica de la mercancía”, describe el escrito del sello. La tendencia que ya estaba ahí se ve reforzada exponencialmente.

Otros sellos pequeños como Cabaret Voltaire o De Conatus también se muestran muy cautos con los lanzamientos. Y editoriales medianas como Sexto Piso aunque no renuncian a sacar algunos de los títulos que tenían previstos, también apuestan por tratar de dar visibilidad a los libros que quedaron en el limbo de la covid-19. Veremos si este es el primer capítulo de un nuevo debate y si engancha a los profesionales del sector.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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