Al Pacino: los 80 años de un mito del cine
Durante todo el mes de abril, TCM celebra al protagonista de ‘El padrino’ con la emisión de algunas de sus mejores películas
Cuando nació hace casi 80 años, un 25 de abril de 1940, no tenía por delante una vida fácil. Sus padres se divorciaron cuando era niño y él creció en el Bronx, uno de los barrios más duros y conflictivos de Nueva York. De adolescente cometió pequeños delitos y con 20 años fue arrestado. Estaba claro que Alfredo James Pacino estaba destinado a vivir sobre el filo de la navaja. Afortunadamente la interpretación se presentó como alternativa. Abandonó sus estudios de secundaria y trabajó en varios oficios para poder pagar su formación como actor. Intervino en varias obras del teatro off neoyorquino, pero fue rechazado cuando intentó ingresar en el reputado Actors Studio. Su carrera cinematográfica comenzó en 1971 con la película Pánico en Needle Park, una actuación que llamó la atención de Francis Ford Coppola, que le eligió para hacer de Michael Corleone en El padrino, la película que le lanzó a la fama y que le convirtió en un verdadero icono del cine.
A punto de cumplir 80 años Al Pacino es todo un referente para sus compañeros de profesión y para los espectadores de todo el mundo una garantía de calidad y compromiso artístico. Lo podrán comprobar los espectadores de TCM durante todos los sábados de abril con una selección de películas de su ya extensa carrera. Títulos, entre otros, como Atrapado por su pasado, Justicia para todos, Pánico en Needle Park, Esencia de mujer, Serpico o Tarde de perros. Y el día 25, fecha de su 80 cumpleaños, toda la programación del canal estará dedicada a su figura y a su deslumbrante carrera.
Su manera de preparar los personajes y darles vida en la pantalla se han convertido en legendarias. Para hacer de Serpico, el agente que destapó la corrupción en el departamento de policía de Nueva York, patrulló durante semanas por las calles de la ciudad y estuvo involucrado en más de una situación de peligro. En Tarde de perros, donde hacía de un atracador que quería el dinero para pagar la operación de cambio de sexo de su novio, durmió únicamente un par de horas durante todo el rodaje para que se le notara en la cara su cansancio extremo. Cuando interpretó a Tony Montana en El precio del poder pidió que se le hablara en castellano durante la filmación para meterse mejor en la piel de ese emigrante cubano que se convierte en el mayor narcotraficante en Miami. A pesar de toda esa intensa preparación, Al Pacino confiesa que una pequeña improvisación puede mejorar una película. “En algunas secuencias te encuentras en una situación desesperada cuando ves que algo no funciona y no puedes echar mano del guionista. Eso es algo que muchas veces sucede cuando ruedas una película”, dice.
Para la revista Empire Al Pacino es uno de los cinco mejores actores de la historia del cine. Durante la década de los setenta fue un fijo en las ceremonias de los Oscar. Estuvo nominado sucesivamente por El padrino, Serpico, El Padrino segunda parte y Tarde de perros, pero no ganó ninguna estatuilla. En los ochenta, volvió a ser candidato por Justicia para todos. A comienzos de los noventa, por su papel en Dick Tracy. Finalmente, ganaría el ansiado Oscar que tanto se le resistía por hacer de militar ciego en Esencia de mujer, en la ceremonia de 1993, una edición en la que también estaba nominado como actor secundario por Glengarry Glenn Rose. Recientemente le hemos podido ver en dos de los largometrajes más aclamados de la temporada: Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino y El irlandés de Martin Scorsese, filme por el que consiguió su novena candidatura a los Oscar.
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