Unos jardines con historia para retomar el pulso de Venecia
La restauración de un gran espacio verde ideado por Napoleón insufla esperanza a las autoridades italianas tras sufrir una de las peores inundaciones hace un mes
Se preveía marea alta en Venecia, no tan alta como la que paralizó la ciudad italiana hace apenas un mes y culminó en la declaración del estado de emergencia. El agua entró este martes en la plaza de San Marcos lo suficiente como para que los vendedores ambulantes pudieran hacer caja con la venta de plásticos para los pies a 10 euros. Pero al acqua alta -como se llama este fenómeno en Italia- respetó la inauguración de los Jardines Reales, un espacio de 5.000 metros cuadrados inscrito entre la icónica plaza veneciana y el Gran Canal, cuyo origen se remonta a 1807, durante el dominio de Napoléon sobre la isla. Las autoridades italianas y las empresas privadas encargadas de la restauración respiraron con alivio. "Esta reapertura es un renacimiento", llegó a decir Adele Re Rebaudengo, presidenta de la Fundación Jardines de Venecia, una de las instituciones al frente del proyecto.
La restauración de los Jardines Reales ha durado cinco años. Comenzó en 2014 cuando una amalgama de entidades públicas y privadas llegaron a un acuerdo -del que no han querido dar datos sobre el presupuesto- para recuperar un espacio que primero sirvió de espacio privado de esparcimiento para Napoléon -decidió que el edificio colindante de las Procuradurías Nuevas sirviera de palacio real- para después convertirse en un lugar público para los venecianos. El paso del tiempo, la falta de recursos públicos y la llegada masiva de turistas (29 millones de visitantes al año) provocó la degradación un lugar que forma parte del atractivo artístico de Venecia. "En mi primera visita pensé que era un desastre, pero los arquitectos estamos para soñar", recordó con optimismo Paolo Pejrone, uno de los responsables de llenar el jardín con 22 árboles que enmarcan una pérgola de hierro.
Este tipo de alianzas se han convertido en la única manera de salvaguardar el patrimonio cultural del país a falta de iniciativas públicas. En esta ocasión, el Estado en sus distintos niveles se ha unido a la aseguradora Generali (que invitó a este periódico a la inauguración) a través de una suerte de ley de mecenazgo por la que las empresas privadas que contribuyan a financiar proyectos de mantenimiento, protección y restauración de toda una variedad de proyectos culturales obtienen exenciones fiscales en el impuesto de sociedades de hasta el 65%.
"Es un ejemplo para otras ciudades del mundo, demuestra el compromiso del Ejecutivo y es una oportunidad para los inversores", defendió Dario Franceschini, ministro de Cultura y responsable de esta iniciativa que fue creada en 2014, durante el Gobierno de Matteo Renzi. Con esta legislación se han conservado otros monumentos como el Coliseo en Roma (inversión de la marca de moda Tods) y las escalinatas de la plaza de España, también en la capital, gracias a la aportación de la joyería Bulgari. En este caso, los Jardines Reales forman parte del proyecto de restauración de las Procuradurías Viejas a cargo del arquitecto británico David Chipperfield, el palacio de 50 arcos de mármol y 100 ventanas de medio punto en la plaza de San Marcos, sede de Generali desde 1831.
Los Jardines Reales se abrirán primero a los algo más de 50.000 venecianos que se mantienen en la ciudad pese al turismo desaforado (600 visitantes por residente). Posteriormente, cualquier persona podrá visitar el lugar que cuenta con más de 6.500 plantas y 22 árboles de todas partes del mundo. Su procedencia permitirá que resistan a las condiciones ambientales, en concreto, la cercanía de la Laguna. El jardín está construido a dos metros sobre el nivel del mar para evitar que las inundaciones aneguen la vegetación y, al mismo tiempo, permite que las raíces se asienten de manera profunda. "Todas las plantas elegidas no necesitan mucha agua", explicó Pejrone.
Esta decisión, además de aprovechar el sistema de pozos de agua dulce de la ciudad, pretende servir de emblema de sostenibilidad. Tanto el alcalde de la ciudad como el ministro de Cultura buscan convertir Venecia en capital de la lucha contra el cambio climático. La estrategia para que las imágenes de la marea entrando en la basílica de San Marcos, entre otros edificios, se queden en un recuerdo por el que Venecia volvió a batir un triste récord.
"No podemos culpar al cambio climático de nuestra ineficiencia", dijo Luigi Brugnario, alcalde de Venecia. El objetivo es, según anunció, crear un centro de estudios contra el cambio climático en el corto plazo. "Para salvar San Marcos hay que resolver los problemas del resto de la ciudad, también de las zonas más afectadas por las inundaciones", prosiguió en el invernadero de los jardines, un edificio acristalado que albergará actividades culturales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.