Jeremy Irons: “Me hubiera gustado ser retratado por Goya”
El actor británico protagoniza el documental 'Pintores y reyes del Prado', que se estrena el 9 de diciembre en 200 salas españolas
Ficha técnica
Título: Pintores y reyes del Prado
Título original: The Prado Museum. A Collection of Wonders
Reparto:
Jeremy Irons
Año: 2019
Duración: 90 min.
País: Italia
Director: Valeria Parisi
Guion: Sabina Fedelli, Valeria Parisi
Fotografía: Mateusz Stolecki
Género: Documental.
Distribuidor: A Contracorriente Films
La poderosa voz de Jeremy Irons (Cowes, Reino Unido, 71 años) suena a teatro de Shakespeare tamizada por mucha nicotina. Alto, flaco y elegante conserva todo el magnetismo de las actuaciones por las que ha acumulado los premios más importantes del cine y el teatro con obras tan conocidas como La misión, Herida, Lolita, Retorno a Brideshead, El hombre de la máscara de hierro o La casa de los espíritus. En su última actuación, Pintores y reyes del Prado, un documental dirigido por Valeria Parisi que se estrena el próximo día 9 en 200 salas españolas, guía al espectador por la historia y cada rincón del Museo del Prado. El actor ha presentado la película en la sala dedicada al taller romano del museo, ante Ariadna dormida. Javier Solana, presidente del patronato de la pinacoteca, aseguró que le gustaba el proyecto porque, dentro de los actos del bicentenario, representa algo cálido y sofisticado de lo que es la vida de una institución a la que le gusta referirse “como museo de la paz” .
Como cuenta el propio Irons, a lo largo de 90 minutos la película desborda la etiqueta de documental porque aúna “pintura, nobleza, pasión, coraje, historia, teatro y fotografía. Es una fusión de almas”.
El viaje empieza con Jeremy Irons contemplando La gloria, el famoso cuadro de Tiziano que conmovió al emperador Carlos V. Y a partir de ahí el recorrido, no cronológico ni lineal, hace que el espectador conozca el alcance del Imperio, la guerra contra Napoleón, la pérdida de las colonias o el traslado de los cuadros durante la Guerra Civil. El actor habla de todo ello paseando por Yuste, El Escorial, Toledo, Madrid y, por supuesto, los espacios más determinantes del Museo del Prado, incluido el taller de restauración y el Salón de Reinos.
Ante algunas joyas pictóricas como El descendimiento de Rogier van der Weyden, El Lavatorio de Tintoretto, Las meninas de Velázquez o Los fusilamientos de Goya, Irons da paso a los expertos conservadores del museo, incluido su director, Miguel Falomir. Y también a cinco mujeres de especial relevancia en la cultura española: la escenógrafa Helena Pimenta, la bailarina Olga Pericet, la fotógrafa Pilar Pequeño, la presidenta de la Fundación García Lorca, Laura García Lorca, y la actriz Marina Saura, hija del pintor Antonio Saura.
Amante declarado del arte en todas sus manifestaciones, Jeremy Irons se disculpó por saludar en italiano con un entusiasta buongiorno y responder en inglés a las preguntas de los periodistas. Celebró la oportunidad de volver a visitar Madrid porque le encanta el baile, la comida, las calles y la gente y contó emocionado como habían sido las noches de rodaje por las salas con el museo cerrado. “Ha sido una experiencia fascinante. Los productores, italianos, lo tenían todo muy bien organizado de manera que cada intervención se hacía con una sola toma. Me dejé dirigir. Puedo decir que ha sido una experiencia muy satisfactoria e indolora”.
Cuando se le pide que escoja entre Velázquez, el Greco y Goya para hacerle un retrato, lo piensa largamente haciendo aspavientos para finalmente responder que elegiría al joven Goya. “Velázquez me haría un retrato superficial y El Greco no me sacaría el lado bueno”, remata entre risas.
Si pudiera, ¿qué cuadro se llevaría a casa? Extendiendo los brazos, Irons contesta que no hay respuesta posible. “Puede que Las merinas o algún Goya porque me gustan todos. Pero, no se puede elegir solo uno”.
Después de conocer a fondo una colección muy identificada con la pintura italiana y especialmente con la veneciana, Irons comenta que echa en falta alguna representación de la pintura británica. Puesto a incluir alguna obra realizada por un compatriota responde sin dudar que incluiría un paisaje de Turner, “una de esas escenas marinas en las que se ve un barco al amanecer envuelto en la deslumbrante belleza de la naturaleza”.
Y para terminar da un consejo a los más jóvenes: que vean el documental, que visiten el museo y que levanten la cabeza de las pantallas de sus teléfonos móviles para contemplar lo que les rodea, hablar entre ellos y convertirse en mejores seres humanos.
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