Julia de Castro: “No hay melodía que supere a ‘La violetera”
La historiadora del arte, cantante y actriz acaba de publicar un libro sobre la prostitución
Julia de Castro (Ávila, 1984) es cantante, actriz e historiadora del arte. Todo esto hace de ella una artista singular e irreverente. Con su grupo De La Purissima ha creado una particular manera de mezclar el cuplé con el jazz. Y acaba de publicar un libro, La retorica delle puttane (La Fábrica), sobre la prostitución.
¿Qué libro tiene en su mesilla de noche? Los ingrávidos, de Valeria Luiselli, e Irse, de Esmeralda Berbel.
¿Alguno que no pudiera terminar? Muchos. Los detectives salvajes lo dejé por imposible este verano. La primera parte la terminé en dos tardes, la segunda me pareció realmente aburrida.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de su investigación sobre la prostitución? Entender que tenía una idea intelectualizada del concepto prostitución. Cuando te encuentras con una mujer libre que ejerce intentas justificarla o idealizarla, que encaje en tu manera de entender la sexualidad y el trabajo.
Afirma en su libro que la única prostitución posible es la voluntaria. ¿Ha encontrado muchas en la historia que lo hicieran por gusto? Todas a las que he entrevistado. La historia está escrita por hombres, así que no podría contrastar su veracidad. El propio Ferrante Pallavicino, cuya Retórica de las putas se incluye en mi libro, afirma que las prostitutas que describe ejercen felices únicamente por el dinero. Es un libro misógino donde el autor se resarce de su debilidad por las trabajadoras sexuales, a las que, a su pesar, visitaba muy a menudo.
¿La otra la prohibiría? Entiendo que por otra se refiere a la esclavitud sexual. La trata de personas es un delito y debe ser perseguido, condenado y erradicado, en el sector sexual, agrario o el de la limpieza.
Es usted cantante, actriz, cabaretera, historiadora del arte, violinista, mezcla el jazz con el cuplé… ¿Qué tiene en común todo esto? Un género escénico-musical cuyas representantes lideraban las escenas de principios del XX. Nada de cabareteras, cupletistas. Descubrí que el cuplé abarcaba muchas disciplinas cuando lo investigué en profundidad. Mujeres cultas y sensuales como la Goya, de mucho carácter, con grandes dotes ínterpretativas y musicales. Sabiéndose objetualizadas por la mirada masculina, supieron apropiarse de lo escénico y desarrollar un discurso propio. Fue a través del cuplé que llegaron a nuestro país el Ragtime o el Fox-trot. En MIradas sobre el cuplé en España, Identidades, contextos, artistas y repertorios (ICCMU) se explica esta idiosincrasia femenina patrio.
¿Su cuplé favorito? La violetera, no hay melodía que supere a la de Padilla. Se me eriza la piel cada vez que suena o la canto.
De La Purissima se disuelve después de diez años. ¿Cuál es su próximo horizonte musical? Tengo un disco inédito grabado en México con el productor Camilo Lara, Sonora, así que lo más inmediato musicalmente hablando será eso. Pero reconozco que es el sonido y no la música lo que me llama más la atención en este momento. Estoy desarrollando un proyecto con ingenieros de sonido que iré compartiendo poco a poco.
¿Qué canción escogería como autorretrato? En Santa Frívola me defino bien: “Soy rencorosa, soy estratega, soy abulense criada en la vera…”. Acabo de descubrir a La Otra y su tema Contigo, es una letra preciosa y sencilla que me conmueve.
¿Cuál es su película favorita? La femme publique, de Andrzej Żuławski.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? La verdad. La complacencia.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? Tocar en un cumpleaños, o para amenizar cualquier reunión. He dejado de ganar dinero cuando lo necesitaba, pero me rompo si me pongo en ese lugar.
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