Reivindicación en la piscina
Unas 8.000 personas ocupan el parque acuático de Vilassar en una jornada reivindicativa del colectivo LGBTI

“Es lo más”, dice Sergio. Y saca la lengua, abrazado a su amigo francés Maxi. “Lo mejor”, insiste. El primero lleva tres años seguidos sin faltar al Water Park Day, algo así como el día grande del Circuit Festival, a su vez el mayor festival LGBTI de Europa, con 17 fiestas entre el 8 y el 18 de agosto por toda Barcelona. El amigo es la segunda vez que va, y asegura que ya no se lo piensa perder. El parque acuático de Isla Fantasía, cerca de Barcelona, acoge una fiesta (ya van 12 ediciones), que se desborda entre las piscinas, los toboganes y más atracciones de agua ocupadas por 8.000 personas con ganas de divertirse y de reivindicar los derechos de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales. El 70% de los asistentes vienen de fuera, muchos de países donde la homosexualidad está castigada.
El 95% de los bañistas son hombres y están cachas
El ambiente es festivo. A mediodía, mientras la autopista sigue vomitando autocares desde Barcelona sin parar, el parque luce ya pletórico: la piscina de olas empieza retumbar con música de aquella que te activa los pies y ya no te deja quedarte quieto. El 95% de los bañistas son hombres y de ellos, otro 95% están cachas: pectorales, bíceps, abdominales... Barriguitas cerveceras y no digamos barrigones, pocos, poquísimos. Negros resplandecientes, guiris asalmonados, morenazos del sol estival no dejan de bailar en el agua, bajo las sombrillas, incluso resbalando a toda velocidad por los toboganes.
En esta pasarela fantástica, predominan los bañadores turbo y destacan modelitos fosforescentes y… vertiginosos, gafas de sol cantonas y tatuajes asombrosos. “Algunos sí, vienen a ligar”, reconoce un chico de Barcelona. “Pero lo importante es pasárselo bien”.
El precio de la entrada obliga a ello: entre 55 y 100 euros. Y la cosa se va animando por momentos. En la playa de la piscina de olas ya ni se ve la arena y en el agua queda poco espacio y no son ni las tres de la tarde. La fiesta, a partir de las 10 de la noche, se traslada al interior de la Isla Fantasía. La música seguirá sonando y la gente, pasándoselo en grande hasta las seis de la mañana.
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