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NARRATIVA

Thomas Hardy lo hace todo bien

El escritor británico fue un narrador excepcional y cualquier historia salida de sus manos está siempre impecablemente tramada

Una pareja en Hyde Park, en Londres.
Una pareja en Hyde Park, en Londres.GETTY IMAGES

Dos en una torre se inscribe dentro de las “novelas sentimentales y fantasías” del autor, al que pertenecen Un par de ojos azules o The Trumpet-Major. Son novelas de asunto amoroso, final feliz o semifeliz y un tanto evanescentes en comparación con la poderosa y decidida denuncia de costumbres y el retrato ambiental de sus novelas mayores; pero en esta, sin embargo, aparecen ya dos características del autor: el rechazo crítico a las convenciones sociales en tanto que sofocadoras de la libertad personal con final trágico que más adelante desarrollará con toda su formidable fuerza expresiva. En esta obra, una de las primeras, Hardy aplica lo que hoy llamaríamos “técnica del culebrón”, muy típica de la intriga de las novelas del XIX, que en este caso conduce con fortuna una estupenda historia muy bien ambientada aunque se quede en una intriga más ligera. En todo caso, Hardy es un narrador excepcional y cualquier historia salida de sus manos está siempre impecablemente tramada.

En este caso, asistimos a los amores de dos jóvenes ingenuos, Lady Valentine, malcasada con un aristócrata mayor que ella, egoísta y caprichoso, que la abandona en la casa señorial con la excusa de unas extrañas investigaciones en África, y un joven de la localidad ocho años menor que ella, apasionado por la astronomía, que sueña con ser un renombrado científico. Como carece de medios, ella lo apoya con el material que necesita y entre ambos surge lo inevitable.

Desde el siglo XVIII, un papel didáctico de importancia de la novela era el de ser la puerta abierta al conocimiento de la vida para los jóvenes y las damas que, alejados de la dureza de la vida real, apoyaban su inexperiencia en la enseñanza de tales novelas con los desastrosos resultados que cabe imaginar, como bien escenifican la Madame Bovary de Flaubert o la Madame de Tourvel y la Cécile de Volanges de Choderlos de Laclos. Nuestros dos enamorados son un par de infelices que se adentran en los terrenos inciertos de la relación amorosa con la intensidad y fervor del novicio, y Hardy se entretiene en armar una historia donde la esperanza y la alegría siempre son seguidas por la casualidad y el infortunio, que se ceban en las ilusiones y errores de los protagonistas.

El enredo es digno de Wilkie Collins, padre o tío de todas las intrigas victorianas, aunque aquí no se llega a imitar a alguno de sus prodigiosos malvados, sustituidos por egoístas de mente y moral estrecha y rutinaria que siembran dolor y frustración en nuestros héroes a cada paso que dan. La crítica al puritanismo va implícita y la tela de araña que el destino teje en torno a los dos enamorados de corazón puro los somete a un estrés emocional digno de mejor causa.

Dos en una torre. Thomas Hardy. Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez. Alianza, 2019. 416 páginas. 11,50 euros.

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