Historia de todas
'Tsunami' recoge la reflexión íntima de 10 escritoras sobre su despertar feminista, el descubrimiento de sus cuerpos, de la culpa o de las mujeres de su pasado


Leer la decena de artículos que componen Tsunami. Miradas feministas es como ponerse delante de un espejo. Es fácil encontrar momentos en los que parece que se habla de la experiencia propia o de alguna mujer cercana. Pidieron a 10 autoras una reflexión personal e íntima sobre el feminismo. Su autobiografía “desde la conciencia de nuestras desventajas de género”, define la escritora Marta Sanz, prologuista y responsable de la recopilación de relatos. Todas juntas recorren un camino, con sus piedras y sus gozos, en el que se paran con detalle en la relación con el poder o el propio cuerpo, el miedo y la culpa, el papel de los hombres que censuran y de aquellos que acompañan. Desde los primeros años propios y con la mirada puesta también en las mujeres previas.
“Fui a un colegio de monjas de los 2 a los 16 años. Cuando salí era agnóstica y feminista”, escribe Nuria Barrios sobre su despertar adolescente. Esos años en los que descubrías el cuerpo a retazos, con pudor y en silencio. Sobre todo, esa parte de “ahí abajo” con la que Cristina Fallarás titula su relato, ‘Mi vulva’. “Conozco mejor el tránsito por la adolescencia de la mayoría de los escritores norteamericanos, franceses, alemanes, caribeños o argentinos que el color y la forma de mi coño”, revela la escritora y periodista zaragozana.
No hay mujer que no haya sentido miedo alguna vez frente a un desconocido, en mitad de una calle oscura de madrugada. Y durante mucho tiempo fue también común que de eso no se dijera ni una palabra. “Pasé ese día y el día siguiente y muchos días siguientes en silencio. Sin hablar de la repugnancia, de la porción de inocencia que se me robó esa mañana, sintiendo en cierto modo que la culpa había sido mía por estar allí”, rememora Pilar Adón, que se enfrentó a la petición que le hizo a bocajarro un hombre, casi un anciano frente a su juventud universitaria, en mitad de una estación de autobús. Su relato se llama ‘Lo habitual’.
Hay más cosas de las que no se habla además de lo prohibido en el propio cuerpo. Hay también vetos en la relación con los otros, como recoge Edurne Portela: “Hablamos de la normalización de la violencia y de cómo muchas mujeres adolescentes no eran (en mi época) o son (en el presente) conscientes de que, al no haber consentimiento, ese tipo de relación constituye una violación”. El deseo prominente de los hombres también aparece en la propuesta de politizar el debate de la prostitución que hace Cristina Morales.
Es fácil toparse con el rastro de la culpa, el miedo o la resignación que también recogen algunas de las autoras de Tsunami. “El aborto es asunto de mujeres; la culpa, también, solo suya”, explica Clara Usón. O empatizar con la madre de Laura Freixas y su respuesta “tan contundente como amarga: ‘Ellos tienen la sartén por el mango”. Las madres y las abuelas a las que se les empieza a reconocer un papel determinante en la eclosión feminista, que ha crecido en España en tan poco tiempo como crece el bambú japonés. La semilla de esta planta requiere un largo periodo de cuidado antes de crecer, tarda años en echar raíces y luego, en apenas meses, crece hacia arriba más de 30 metros. “No pasa nada por reconocer que hemos sigo egoístas con ellas, que las hemos apartado de nuestros espejos durante años”, ahonda en su relato María Sánchez.
Las autoras de esta obra reflexionan sobre la transformación que han vivido todas. El cambio de esa niña modosa “agradecida y paciente que está empezando a resquebrajarse”, en palabras de Sara Mesa. Y todas se identifican y se alivian en el feminismo. Dice la ilustradora Flavita Banana que lo bueno que tiene este movimiento por la igualdad real de los hombres y las mujeres es “ese radar infalibe para detectar imbéciles”.
Tsunami. Miradas feministas. Edición de Marta Sanz. Sexto Piso, 2019. 200 páginas. 16,90 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Cuarenta años dando forma a España
El nuevo idioma del poder laboral: saber preguntar a la IA es más importante que usarla
Sánchez considera que no es una deslealtad que Díaz exija una crisis de Gobierno
La policía halla muerto tras cinco días de frenética búsqueda al autor del tiroteo masivo de la universidad de Brown
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
- “No podemos hacer nada”: la IA permite copiar en exámenes de universidad con una facilidad nunca vista




























































