Laia Abril, la histeria como protesta
Una exposición y un libro reúnen el proyecto de la fotógrafa, en el que indaga en varios brotes de histeria colectiva ocurridos en distintos puntos del mundo
En 2007, las páginas de los periódicos se hacían eco de un caso extraño: unas 600 niñas, de las 3.600 internas de la Villa de Niñas, un colegio femenino católico de Chalco, México, habían perdido su capacidad de andar erguidas durante meses. De igual forma, en 2012, diecisiete jóvenes adolescentes de un instituto de 600 alumnos en Le Roy, Nueva York, se vieron afectadas por un brote de espasmos musculares incontrolables y tics, semejantes a los producidos por el síndrome de Tourette. Desde principios de siglo, en Camboya,, se vienen registrando los desmayos de miles de trabajadoras en fábricas de confección, alcanzando su punto más álgido en el 2015 y 2106, con una media de 2.000 colapsos al año. En ninguno de estos casos se pudo detectar una causa orgánica.
Estos tres casos han servido a Laia Abril (Barcelona, 1986) para estructurar el nuevo capítulo de su proyecto a largo plazo A History of Misogyny (Historia de la Misoginia) que ha llevado a la artista multidisciplinar, ganadora del Premio Nacional de Fotografía 2023, a examinar los sistemas de opresión de las mujeres en la sociedad. Sí primero fue On Abortion, luego On Rape, siguieron Feminicides y Menstruation Myths, ahora le toca el turno a On Mass Hysteria. Otro tema incómodo a tratar. Los títulos de Abril están hechos de palabras que perturban. En este último resuenan todos los prejuicios que han rodeado a la palabra histeria. “Histeria de masas es el termino más común utilizado en la actualidad para referirse a la enfermedad psicogénica de masas”, explica la autora. “Pero si volvemos la vista atrás, a la Edad Media, este tipo de casos se llamaban brujería. Las etiquetas siempre son muy políticas. Me pareció muy interesante ver como esta palabra, cuya raíz significa útero y viene del griego, es un término tan denostado y cargado de misoginia”.
On Mass Hysteria se expone en Le Bal, hasta el 18 de mayo. Adopta el formato libro a través de una edición en inglés y en francés por Dewi Lewis Publishing y Delpire & Co. Texto e imagen se potencian mutuamente tanto en la publicación como en la muestra. Fiel al método de trabajo que la caracteriza, la autora presenta una variedad de material fotográfico —una parte realizada por ella misma y otra apropiada y de distinta procedencia—, acompañado de una extensa investigación orientada desde parámetros científicos, sociológicos y antropológicos. La artista utiliza la fotografía como una herramienta de diagnóstico social y de desafío a las estructuras de poder existentes.
La exposición, con más instalación y más interactiva que las anteriores, se presenta como un espacio oscuro y ligeramente sofocante. En la sala principal, las paredes están cubiertas por 68 carpetas que reúnen información sobre centenares de casos, en los que se manifiestan síntomas relacionados con la motricidad y la ansiedad. Han tenido lugar en puntos muy dispares del mundo, desde la Edad Media hasta los días del Tik Tok, y tienen en común que afectan a comunidades cohesionadas de adolescentes y mujeres sometidas a situaciones de opresión o estrés. En el interior de tres habitaciones ditintas, se visualizan las distintas interpretaciones que se han dado de los casos principales que articulan la muestra. Incluyen cajas de luz y piezas con audio con los testimonios de la protagonistas. La incorporación de 14 imágenes concebidas como metáforas visuales de cómo estas mujeres traducen el dolor, sus sueños y pesadillas, le otorga al conjunto un tono más poético que el de los capítulos anteriores.
“Hay que eliminar las manzanas podridas. Si no infectan al resto”; “Parecería que pretendían estar enfermas”; “Llevan demasiado maquillaje”; “Las mujeres son más sugestionables que los hombres”; son algunas de las citas atribuidas a distintas figuras, entre ellos líderes políticos y los dueños de las fábricas de confección, decididos a lanzar a su particular y superficial diagnóstico. Impresas en una tipografía roja, se yuxtaponen a unas imágenes borrosas en blanco y negro de las victimas, que quedarán aún más opacadas.
Durante la etapa de investigación, Abril encontró una explicación que llamó su atención: planteaba que estos fenómenos podrían responder a un protolenguaje de protesta, utilizado de forma inconsciente por las mujeres a lo largo del tiempo, con la implicación de que es la propia sociedad la que los provoca. “La idea de la histeria como protestas, o las histéricas protestando me pareció muy interesante.”, destaca la artista. “Podría tener una connotación negativa. Sin embargo, me reapropié de ella, para darle un giro a través de ese doble juego”.
Así, Mass Protest, una pieza audiovisual, contecta la idea de las mujeres protestando, en diversas manifestaciones por temas como el aborto, el feminicidio o las violaciones, con las mujeres que se desmayan o muestran otras expresiones de la histeria de masas. “En On Mass Hysteria, no hay ninguna intención documental”, advierte la autora. “Con esto no estoy diciendo que lo hubiera en los capítulos anteriores, pero en este en concreto me limito a hacer una visualización de las distintas interpretaciones que se han ofrecido sobre estos fenómenos”.
Una de las piezas dedicadas a Camboya presenta una caja de luz compuesta por un collage de cien imágenes satelitales de las fábricas donde ocurrieron los desmayos, superpuestas a un mapa de los campos de exterminio de el Khmer Rouge, donde durante los 70 se llevo a cabo un genocidio liderado por Pol Pot. “Muchas de las mujeres apuntaban a la falta de respeto hacia sus ancestros que suponía el hecho de que las fábricas estuviesen localizadas justo encima de estas fosas comunes”, explica Abril, “De ahí que una de las teorías antropológicas que se barajan es de los desmayos como una especie de reconstrucción de ese dolor intergeneracional. Es importante ver cómo estas creencias espirituales conectan con la destrucción del territorio y hablan de la relación entre estas mujeres y las que sufrieron en el pasado”.
“Cada uno de los casos es muy complejo”, advierte Abril, “El proyecto va de eso, de intentar entender la complejidad política y social. Entender el dolor de una mujeres a las que no solo no se las cree, sino que se las minimiza o culpabiliza. Trata de nuestra responsabilidad en la representación del papel de la víctima y sus repercusiones, y de entender cómo enferma la sociedad. La política puede hacer enfermar, no solo mentalmente, sino físicamente. Mi trabajo se basa en una reflexión constante. No trata de ofrece una solución alternativa, pero si una mirada paralela”.
Laia Abril: On Mass Hysteria. Le Bal, París. Hasta el 18 de mayo.
Laia Abril: On Mass Hysteria. Dewi Lewis Publishing / Delpire & Co. 384 páginas. 56,95 euros.
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