Michael Connelly: “La oscuridad interior es como un cáncer que crece y no puede ser tratado”
El gran narrador policial de EE UU habla sobre su nuevo personaje, el futuro de Harry Bosch y los males de la sociedad norteamericana
Aunque sea por correo electrónico (las agendas de entrevistador y entrevistado no dieron para otra cosa) hablar con Michael Connelly (Filadelfia, 1956) es pasear un rato por los grandes temas del género, que son los de la vida. El creador de Harry Bosch responde a las preguntas de EL PAÍS con la tranquilidad y la falsa sencillez con la que se desarrollan sus historias, reconoce que se lo ha pasado de maravilla creando a Renée Ballard, la policía protagonista de Sesión nocturna (ADN, traducción de Javier Guerrero) y mete el dedo en la llaga de los grandes pecados de su sociedad, el racismo, la violencia de género y la desigualdad. “Crear un nuevo personaje por primera vez en más de diez años fue estimulante. También pensé, y fue divertido, que si lo hacía bien, Ballard podría pasar a formar parte del universo de Bosch”, asegura divertido antes de esquivar la pregunta sobre el futuro de su detective más emblemático.
PREGUNTA: Sesión nocturna es un caso perfecto de #metoo escrito y publicado antes de que el movimiento explotara. ¿Cómo fue capaz de ver venir las cosas?
R: La respuesta más sincera es que no lo vi venir. Ballard está inspirada en una policía real llamada Mitzi Roberts y ella, como la mayoría de las mujeres, ha tenido experiencias de acoso, así que hice algo parecido con Ballard. Recuerdo a Roberts diciéndome que tenía que hacer mejor su trabajo que un hombre porque al ser una mujer era juzgada de manera mucho más dura. Recuerdo que vi como un reto la posibilidad de hablar de ello y conectar a la vez con lectores de ambos sexos. Lo que quería era escribir sobre la realidad de este trabajo, no hacer ningún tratado social.
P: Hablando de temas sociales. En La caja negra aparecen a través de los disturbios en Los Ángeles en 1992 temas como el racismo y la desigualdad. ¿Son en su opinión los dos grandes pecados de su país?
R: Sí, Creo que lo son. Infectan todos los niveles de la vida, desde la política hasta la educación pasando por el mínimo de justicia con el que la gente debe ser tratada. Harry Bosch cree que todo el mundo cuenta o no cuenta nadie. Es un objetivo loable pero imposible en una sociedad en la que hay racismo.
P: Renée es joven, impetuosa y algo salvaje. Le gustan el peligro y las emociones y lucha porque se consiga un mínimo de justicia. Es parecida y al mismo tiempo muy diferente a cualquier otro personaje que haya elaborado antes. ¿Cómo fue el proceso de creación?
R: He creado y he escrito sobre muchos personajes a lo largo de los años y, afortunadamente, con cada uno me he sentido mejor y he podido ir viendo las sutiles diferencias. Como dice, creo que escribo sobre personajes parecidos en general que son diferentes cuando bajas a los detalles. Quería que Renée fuera tan intensa como Bosch pero de una manera diferente, porque ella viene de unas condiciones y circunstancias distintas de las que todavía no sabemos todo.
P: Hay un momento que me gusta especialmente. Es cuando la doctora Hinojos le dice a la protagonista que siempre que trates con el lado oscuro tienes que encontrar algo a lo que aferrarte porque algo cambia dentro de ti. Es quizás la peor parte del trabajo policía.
Harry Bosch cree que todo el mundo cuenta o no cuenta nadie. Es un objetivo loable pero imposible en una sociedad en la que hay racismo.
R: Creo que, cuando eres policía, existe un peligro que no se ve. La oscuridad interior es como un cáncer que crece y no puede ser tratado. Es algo peligroso para la sociedad porque aísla a los policías, los separa del resto de la sociedad y crea un vosotros contra nosotros que mentalmente torpedea el propósito del trabajo: proteger y servir.
P: Las estructuras de sus casos funcionan perfectamente desde el punto de vista narrativo ¿Cómo crea sus historias? ¿Diseña la estructura antes de empezar a escribir? ¿Hasta dónde llega antes de empezar?
R: No tengo realmente una estructura. No apunto nada. Simplemente me viene el principio y el final y relleno lo demás según avanzo. Me realiza más no saber qué voy a escribir exactamente cada día. Creo que si trabajara con un plan establecido sería como tener un jefe que me dijera qué hacer. No quiero eso.
P: En In Dark Sacred Night mezcla a Harry con Renée. ¿Cómo son tus planes para ellos?
El racismo y la desigualdad son los dos grandes pecados de EE UU
R: Disfruté tanto escribiendo ese libro y cruzando sus caminos que lo voy a hacer de nuevo. Veo a Bosch como un mentor de Ballard. Creo que ve en ella alguien a quien puede transmitir lo que sabe. Y ella le ve como alguien de quien aprender. No solo en el trabajo de detective, sino también sobre cómo sobrevivir y mantener tu ferocidad intacta en una estructura tan burocratizada como la policía de Los Ángeles.
P: Después de casi 30 novelas distribuidas en tres series con un gran reconocimiento del público y el respeto de los críticos… ¿cree que los escritores de novela negra son los Balzac y los Dickens del siglo XXI?
R: Ja! Esa es un gran halago y una fantástica compañía si realmente es así. Me encantaría. Pero no pienso mucho en ello. Creo que los escritores del género negro saben lo que sabían esos grandes escritores: que a través de la investigación de un crimen puedes investigar la sociedad y que a través de pequeñas historias puedes contar otras más amplias que conectan con gente en todo el mundo. Una mujer en el turno de noche de la policía de Los Ángeles puede llevar una vida y resolver misterios sobre sí misma que conectarán y serán comprendidos por gente en España. Es la fuerza de los contadores de historias y los escritores del género lo saben.
Babelia
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