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La versión original con subtítulos mejora la comprensión del inglés

Un informe concluye que los ciudadanos de países que proyectan cine y series en su idioma de origen con rótulos, en lugar del doblaje, obtienen mejores resultados en los exámenes lingüísticos

Un fotograma de la película 'Aniquilación', del director británico Alex Garland, con subtítulos en castellano, en Netflix.
Un fotograma de la película 'Aniquilación', del director británico Alex Garland, con subtítulos en castellano, en Netflix.

Los subtítulos importan. Lo ha mostrado la reciente polémica con Netflix y los rótulos traducidos de Roma. Y lo afirma un estudio revisado y publicado ahora por la revista Journal of Economic Behavior and Organization, que sostiene que ver cine, series y programas de televisión en versión original, en lugar del doblaje, mejora el nivel de inglés. “Tiene un amplio efecto positivo”, defiende el informe, titulado ¿Tv o no Tv? El impacto de los subtítulos sobre las habilidades con el inglés.

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El estudio toma como base principal el TOEFL, uno de los exámenes más conocidos del idioma más estudiado del mundo, y concluye que en los países que suelen subtitular filmes y series se obtienen resultados de 3,4 puntos mejores respecto a las áreas donde se apuesta por el doblaje. El informe también defiende que el efecto de los rótulos puede contribuir hasta en un 16,9% a la mejora en la puntuación en el TOEFL, sobre todo para el llamado listening, la capacidad de comprender el inglés al escucharlo.

De media, el 58% de la población se dice capaz de mantener una conversación en inglés en los países acostumbrados a la versión original, frente al 32% allá donde reina el doblaje, según el informe. El texto agrega que en Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca o Países Bajos, nueve de cada 10 ciudadanos apoyan la afirmación: “Prefiero ver programas y películas extranjeras con subtítulos en lugar de doblados”. En Francia, España o Italia, solo el 30% se muestra de acuerdo, y en Alemania, el 20%.

El informe también se adentra en un análisis histórico y detecta una firme estabilidad en la elección del bando por parte de cada Estado: “Ninguno de los países de la OCDE ha pasado de un modelo a otro desde la Segunda Guerra Mundial”. Las costumbres asentadas entre el público, el mercado ya constituido y los costes fijos ya asumidos complican además cualquier modificación. La reconstrucción del estudio sostiene que el problema de la traducción cobró relevancia de la mano del avance del cine sonoro y que ya en los treinta Paramount Pictures tradujo “14 películas" a idiomas europeos.

Entre las razones por las que cada Estado escogió uno de los modelos —el tercero, el llamado voice-over, prevé una única voz que traduce a todos los actores, sin interpretación—, el informe identifica el tamaño del país, la importancia de su idioma y la cantidad de filmes importados como variables relevantes: naciones más pequeñas, menos pobladas, con lenguas con escasa difusión mundial y una menor producción nacional de cine tienden a optar por los subtítulos. El documento también recuerda que la presencia de regímenes dictatoriales en España, Italia o Alemania impuso, en su momento, el doblaje como vehículo de preservación del idioma, aunque el estudio no encuentra pruebas claras de que la mayor o menor democracia del sistema también explique la preferencia por los subtítulos o el doblaje.

El documento —elaborado por los profesores universitarios Augusto Rupérez Micola (ya fallecido), Ainoa Aparicio Fenoll y Albert Banal-Estañol, colaboradores de centros como la Pompeu Fabra de Barcelona, la Escuela de Finanzas de Luxemburgo o la Universidad de la City de Londres— analizó datos referidos al periodo entre 2008 y 2015 de 135 países del mundo. Sus conclusiones reconocen que su mensaje final es “sencillo” y que posiblemente no aporte una “respuesta definitiva”. Sí ofrece, en todo caso, números y análisis a un tema a menudo objeto de debate. De hecho, el documento también sugiere que los Estados podrían implementar políticas que favorezcan los subtítulos .

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