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FOTOGRAFÍA

Axel Hütte: “Una buena foto es aquella que hace que uno se pregunte por su secreto”

La galería Helga de Alvear exhibe los sobrecogedores paisajes de uno de los fotógrafos más valorados en la escena internacional

Cataratas del Niágara, Canadá 2016
Cataratas del Niágara, Canadá 2016Axel Hütte

No hay rastro del ser humano en la obra de Axel Hütte (Essen, Alemania 1951), donde la naturaleza sobrecoge al espectador. Tan fría y desnuda como exuberante, la tierra despliega todo su esplendor. Sin embargo, a través de sus densas selvas, de sus gélidas aguas y de sus inquietantes nieblas percibimos también su fragilidad. Son paisajes atemporales de belleza pura y salvaje que bien pudieran hablarnos de su delicado futuro, al tiempo que nos transportan a un remoto pasado.

Bajo el título In anderen Welten (En otros mundos), la galería Helga de Alvear muestra una selección de estos paisajes y un vídeo, A Whiter Shade of Pale. “Elegí este título ya que la palabra welten hace referencia a este mundo o a cualquier otro mundo o universo. Tanto en las imágenes de la jungla como en las de la glacial Antártida he intentado crear un espacio que da cabida a la imaginación del espectador”, señala el autor. ”Se trata de imágenes muy construidas donde intento excluir todo tipo de elementos narrativos que tengan relación con el tiempo“.

Paradise Bay, Antártida, 2017
Paradise Bay, Antártida, 2017Axel Hütte

El viaje define la obra de este artista alemán que desde sus inicios en la fotografía trabaja con una cámara de gran formato. “Nunca puedo predecir qué voy a fotografiar, simplemente viajo", explica el fotógrafo. “En Río Negro, Brasil, alquilé un barco en el cual me desplacé por una selva anegada. Era de madrugada y solo se oían a los pájaros. Sentía el vacío del silencio. Suena romántico, pero esto desencadenó una emoción que despertó mi necesidad de tomar una fotografía. Siempre necesito de un acercamiento emocional”. La luz es un factor muy importante que contribuye a desencadenar esta fascinación frente aquello que hace que el artista se detenga, observe durante horas, y trate de visualizar cómo convertirá el paisaje en una obra. “Parto de una visión en mi mente fruto de una cuidadosa observación del lugar. A veces vuelve a aparecer casi de inmediato, pero en la mayoría de los casos debo esperar“, explica el fotógrafo.

“Cada vez me siento más interesado por los diferentes aspectos del impacto emocional que puede producir la fotografía”, destaca el fotógrafo. Es precisamente esta característica la que le distancia de Bernd Becher, uno de los fotógrafos más referenciales de las últimas décadas, quien fue su profesor en los años setenta durante su paso por la Kunstakademie, Academia de Bellas Artes de Düsseldorf. Bajo los preceptos inspirados por Bernd & Hilla Becher de realismo, objetividad y precisión, Hütte junto con sus compañeros- Andreas Gursky, Thomas Struth, Candida Höfer, y Thomas Ruff, entre los más destacados- readaptaron las bases de la nueva objetividad y fundaron la conocida Escuela de Düsseldorf. “Todos matamos a nuestro padre, algunos más y otros menos”, explica Hütte. “Los Bechers buscaban la neutralidad y se centraban en un objeto. Yo me centro en los paisajes de tierras salvajes y debido a la luz que utilizo a veces se observan como algo fantasmagórico que ha dejado de ser real“.

Canal de Lemaire, Antártida, 2017
Canal de Lemaire, Antártida, 2017Axel Hütte

Al finalizar sus años de estudiante se trasladó a Berlín. “Solía viajar en metro y me fascinaban las estaciones clausuradas de Berlín Este. Ejercían en mí un gran impacto emocional, algo que ver con el miedo, con entrar en una dimensión desconocida”, recuerda el autor. “La palidez de la luz y los policías con sus perros escondidos detrás de las columnas me producían curiosidad a la vez que desconfianza”. Eso dio lugar a una serie de imágenes donde comenzó a plantarse ir más allá de la realidad, centrándose en ciertos aspectos, eligiendo una luz determinada que le permitiese construir “el vacío y eliminar todo elemento narrativo que aludiese al tiempo”. Así durante ocho años se centró en paisajes nocturnos de ciudades que nunca duermen, pero donde no vemos indicios de una vida real. Imágenes donde la frontera entre la arquitectura y el pasaje queda difuminada otorgando a la imagen un sentido de ficción.

El silencio resuena en los paisajes de Hütte incitando al espectador a adentrarse en el misterio de esas tierras enigmáticas y poderosas, ricas en detalles, con claras referencias al romanticismo alemán y al concepto de lo sublime. El fotógrafo se ciñe al significado que el filósofo Edmund Burke concedió a ese término; así, a la hora de describir la experiencia estética la sensación de belleza puede estar acompañada de estupor y horror. “A la ambigüedad que conllevan estos dos aspectos de la realidad, Burke sumaba un tercer término latino, atonitus, que hace referencia al impacto emocional. Por eso pretendo modificar las ideas del espectador. Que este piense que lo que ve es una ilusión al mismo tiempo que duda. De ahí, la importancia que adquiere el gran tamaño de la fotografía. Ofrece la posibilidad de ‘entrar’ en la imagen”, señala el autor. “Un crítico se refirió a mi obra como a un tipo de alucinación. Me gusta jugar con la frontera entre lo real y la ilusión”.

Iguazú (parte derecha de un díptico)
Iguazú (parte derecha de un díptico)Axel Hütte

Dice no estar interesado en absoluto en lo que ha supuesto la introducción de las plataformas digitales, como Instagram, en la escena de la fotografía. “No tiene nada que ver con el arte”, afirma. “Con certeza existen imágenes de culto, pero Instagram me recuerda a la época de la Polaroid, cuando se hacían miles de fotografías. Detrás de toda imagen artística, como pudiera ser una pintura, existe un procedimiento y en la etapa final de ese procedimiento te encuentras con una imagen, que a veces puede ser una obra de arte. Las imágenes de Instagram podrán componer millones de álbumes, pero todos esos millones de fotografías instantáneas están condenadas a desaparecer”.

Una buena fotografía es para el artista “aquella que suscita dudas y hace que uno se pregunte por su secreto: ¿por qué estoy tan impresionado?”, dice el autor. Así, el secreto de Axel Hütte habrá que buscarlo en la ambigüedad entre lo fantasmal y la realidad, " en el reto que ofrece al espectador para encontrar su acceso a la imagen, como un dogma”.

Axel Hütte. In alderen Welten. Galería Helga de Alvear, Madrid. Hasta el 9 de febrero.

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