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EL HOMBRE QUE FUE JUEVES
Columna
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Los fantasmas del ‘Mariguerri’

José Ramón Fernández recrea las noches en la cafetería del teatro María Guerrero

Marcos Ordóñez

José Ramón Fernández está sembrado. Hará unos meses leí y comenté aquí la desgarradora J’attendrai, que sigue clamando estreno. Esta semana me ha vuelto a emocionar con Un bar bajo la arena, que estará en la Sala de la Princesa desde el 28 de septiembre hasta el 25 de noviembre, dirigida por Ernesto Caballero. El “bar bajo la arena” es la cafetería del “Mariguerri” (María Guerrero, para los profanos), que reinó casi tres décadas comandada por Blas y Pepe, sumos sacerdotes. Un templo de faranduleros, como Oliver, Gijón o el pequeño Dorín, o La Luna y El Sot en Barcelona.

¿Qué pasa en ese bar bajo la arena, o sea, bendecido por la magia lorquiana? Que se mezclan personajes y actores, vivos y muertos, todos eternos, todos unidos por la eucaristía de aquellos bocadillos totémicos de anchoas con queso (“que no es lo mismo”, dice Blas, “que queso con anchoas”). Imposible alzar aquí la nómina, desde los scalognati de Pirandello hasta el ciego Almudena y la dulce Benina, y los gemelos de Kantor. Y el general Mannon (o sea, el fantasma de Andrés Mejuto) hablando de su amigo Federico, y don Latino recordando a los que vinieron hasta 20 veces para ver el minuto en que moría Rodero.

Momentos de enorme emoción: Fuso Negro contando el suicidio de su hermano Antonio Llopis (“Aquella noche se bebió todo el vino barato de Madrid, y nadie le preguntó para qué quería una escalera de tres peldaños”); la despedida de Lady Espert y Victor García (y los fantasmas augurándole a doña Rosita el final del genio argentino); y el pasaje en el que José Ramón Fernández se reencuentra con Papitu Benet i Jornet y le dice esta belleza: “Quiero darte un abrazo, aunque tú no estés dentro de ese cuerpo que me mira y me sonríe”. Y Marsillach recordando a Rosana Torres nadando en la piscina del parador de Almagro, y la gran Rosana sacando a pasear al Fénix… no se lo cuento, ya se lo contará ella. ¿Quién (y cómo) encarnará a Rosana? ¿Y a Lady Espert, y a Aurora Redondo, y a don Luis Escobar (lástima, Carlos Hipólito tiene función), y a Berta Riaza, y a María Asquerino, y a tantos otros? El reparto cuenta con 12 intérpretes (Jorge Basanta, Isabel Dimas, Luis Flor, Carmen Gutiérrez, Ione Irazabal, Daniel Moreno, Julián Ortega, Francisco Pacheco, Raquel Salamanca, Juan Carlos Talavera, Maribel Vitar y Pepe Viyuela) que habrán de sudar muy mucho la camiseta, porque tienen papel para parar dos carros. ¿Un bar bajo la arena es la obra más personal de José Ramón Fernández? Al menos en la que más se escucha el latido de su corazón teatrero, como cuando reverencia a Lady Espert y le dice: “Si hay una cosa que me hace feliz es saber que soy de su tribu, señora”. O cuando abraza a los compañeros “que te acompañan en esas noches de gira hasta el amanecer porque irse a dormir es la idea más triste del mundo”. Y los cómicos, vivos y muertos, eternos, rompen a cantar We’ll Meet Again.

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