Ángel Jiménez destaca ante un serio y descastado encierro en las Ventas
García Navarrete y Juanito se estrellan frente a reses de Santa Teresa y Couto de Fornilhos
Si el éxito de una corrida de toros, o en este caso de una novillada, se midiera en términos de tamaño y trapío, el encierro de Santa Teresa y Couto de Fornilhos lidiado en Las Ventas este viernes, no sólo habría aprobado, sino que lo habría hecho con nota. Aunque desigualmente presentados, los seis novillos imponían respeto con solo mirarlos. La mayoría altos, largos y lustrosos, todos lucían dos serios y astifinos pitones por delante. Una corrida de toros de cualquier plaza de segunda, incluso de alguna de primera. Sin embargo, lo que albergaban en su interior era otra cosa. Mansos y a la defensiva en el caballo -salvo segundo y cuarto, que cumplieron-, en sus entrañas apenas había un ápice de casta brava.
Aunque varios tuvieron cierta movilidad, al conjunto le faltó fuerza, recorrido, clase, entrega y transmisión. Virtudes fundamentales para el lucimiento artístico de tres jóvenes novilleros que se marcharon tal y como habían venido. El único que, al menos, pudo saludar una ovación y dejar un buen sabor de boca fue Ángel Jiménez. Y no es que el sevillano tuviera más suerte que sus compañeros en el sorteo; es que se lo ganó a base de actitud y firmeza. Al cuarto, por ejemplo, y viendo que la noche no terminaba de despegar, lo recibió a portagayola y con un par de largas cambiadas de rodillas.
El serio, fuerte y descarado toro -en apariencia era un toro- de Couto de Fornilhos cumplió en el primer tercio y protagonizó un más que esperanzador tercio de banderillas. Galopó y acudió presto y alegre al encuentro con los rehileteros, pero, tras el toque de clarín, se vino completamente abajo; la casta… o, mejor dicho, la falta de ella. Ante el marmolillo, Jiménez se puso y lo intentó todo sin resultado. Sí que pudo mostrar el clásico concepto del toreo que atesora frente al que abrió plaza, un utrero muy manso y frenado en los primeros compases de la lidia, que después embistió con codicia y emoción por el pitón derecho.
SANTA TERESA Y COUTO DE FORNILHOS / JIMÉNEZ, GARCÍA NAVARRETE, JUANITO
Novillos de Santa Teresa (1º, 5º y 6º) y Couto de Fornilhos (2º, 3º y 4º), bien aunque desigualmente presentados, altos, fuertes y serios, y de blando y descastado juego en conjunto.
Ángel Jiménez: _aviso_ estocada corta ligeramente desprendida y atravesada (ovación con saludos); cuatro pinchazos _aviso_ y cuatro descabellos (silencio).
García Navarrete: cinco pinchazos _aviso_ y estocada corta muy atravesada (silencio); bajonazo (silencio).
Juanito: estocada ligeramente atravesada (silencio); estocada corta, trasera, tendida y atravesada (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. Viernes 20 de julio. 3ª del Certamen de Novilladas Nocturnas. Menos de un tercio de entrada (8.101 espectadores, según la empresa). Francisco Javier Rodríguez y José Ángel Muñoz 'Perico' se desmonteraron tras banderillear al segundo.
Y ahí, en redondo, asentado, con el compás muy abierto y los riñones encajados, el de Écija adelantó la muleta y ejecutó sendas tandas de muletazos de notable factura. Por el izquierdo, menos claro, logró también un puñado de estimables naturales cargando la suerte y, tras matar a su oponente en el primer intento, saludó la que, a la postre, sería la única ovación del festejo. Eso sí, tiene este torero una manía que debe corregir cuanto antes: su forma de ejecutar los pases de pecho, citando al toro fuera de cacho y despidiéndolo excesivamente hacia afuera.
Silenciados resultaron tanto García Navarrete como Juanito. Si al primero le correspondió un lote sin clase, la falta de fuerzas fue la principal característica -y defecto- de los dos enemigos del segundo. Aunque, una vez más, demostró que tiene valor y que se queda muy quieto, la actuación de García Navarrete, espeso, mecánico y pésimo con la espada, no fue afortunada. Por su parte, Juanito, que mató de un notable volapié al parado tercero, anduvo voluntarioso.
Babelia
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