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Feria de San Fermín

Pamplona es una verbena

Orejas de regalo para los tres novilleros en el inicio del ciclo sanferminero

Francisco de Manuel salió a hombros de la plaza de Pamplona.
Francisco de Manuel salió a hombros de la plaza de Pamplona.Rodrigo Jiménez (Efe)
Antonio Lorca

Cadaval y Toñete cortaron una oreja cada uno, y dos Francisco de Manuel, que salió a hombros. Pues ninguno de los tres novilleros mereció trofeo alguno.

Pero Pamplona, su público y su presidente, es una verbena, impropia del prestigio que goza, y sonrojante para cualquier aficionado generoso y exigente con la categoría y la historia de la plaza.

Los triunfadores fueron los novillos de Pincha, una desconocida ganadería de Tolosa, de procedencia Marqués de Domecq, Los Guateles y Luis Algarra; seis escogidos ejemplares muy cómodos de presentación y pitones, que hicieron un aceptable pelea en varas y, en líneas generales, desarrollaron movilidad y nobleza en el tercio final.

Pero los jóvenes toreros no estuvieron a la altura de la calidad de sus oponentes. Incansables los tres a la hora de dar capotazos y muletazos, pero ninguno dejó nada para el recuerdo.

PINCHA/CADAVAL,TOÑETE, DE MANUEL

Novillos de Pincha, justos de presentación, muy cómodos de cabeza, cumplidores en los caballos, nobles y con recorrido en el tercio final.

Alfonso Cadaval: estocada atravesada (vuelta al ruedo); estocada tendida (oreja).

Toñete: pinchazo y estocada (oreja); estocada contraria, un descabello _aviso_ y cuatro descabellos (silencio).

Francisco de Manuel: pinchazo y casi entera contraria y tendida (ovación); estocada (dos orejas). Salió a hombros.

Plaza de Pamplona. Primer festejo de la feria de San Fermín. 5 de julio. Más de tres cuartos de entrada.

Los tres hicieron quites y se esmeraron con los capotes, y solo De Manuel dibujó dos medias verónicas en novillos de sus compañeros. Toñete lo intentó por delantales, verónicas y chicuelinas y nada le salió a derechas; y vanos intentos, también, de Cadaval y del propio De Manuel. El que sí se lució con el capote en las manos fue el subalterno Sergio Aguilar en la lidia del sexto.

Sin explicación alguna, el más joven de los tres paseó las dos orejas del sexto novillo. Tiene buenas maneras y corte torero, demostró valor y firmeza ante un animal que embestía con escaso recorrido y la cara a media altura, pero su decisión, un arrimón final y una estocada no pueden justificar tan abultado premio.

No tuvo suerte con su primer novillo que huía a la salida de cada muletazo, y el torero no pudo más que mostrar su entrega. A sus dos oponentes los banderilleó con facilidad y con más oficio que acierto.

Cadaval y Toñete sumaron muchos pases entre ambos, pero ya se sabe que torear es otra cosa. El toreo hay que sentirlo, y cuando tal milagro sucede se transmite a la velocidad de la luz a los tendidos, que vibran y saltan de contento.

Pues allí no saltó nadie y no porque estuviera más pendiente de la merienda que de los toreros, que en esta plaza no se perdona el bocadillo ni la tarde de la novillada, sino porque la labor de ambos toreros fue muy discreta, insulsa, desordenada y destemplada, en un torrente de muletazos despegados, iniciados siempre al hilo del pitón y fuera cacho. Y así no hay quien se emocione.

Cadaval lo hizo bien, sobre todo ante su noble primero, pero no levantó ánimo alguno; es decir, que no toreó. Se libró de la voltereta ante el cuarto, cuando lo citó de rodillas en el centro del ruedo al inicio de la faena de muleta. El animal se le vino cruzado y lo esquivó de milagro. Menos clase demostró ese novillo y no pasó nada.

Y Toñete tuvo el mérito de rehacerse con más prontitud de la debida de una seria lesión el campo. Tiene oficio y ganas, pero sus formas toreras son insípidas, carentes de hondura y empaque. El segundo novillo de la tarde fue excelente para la muleta, pero Toñete no destacó porque lo que le sobra de entrega le falta de inspiración. No mejoró ante el cuarto, pero si no falla con el descabello, también hubiera enfilado la puerta grande.

No es aceptable esta Pamplona tan simplista y generosa. Como no es serio ocultar la realidad de estos chavales, cargados de afición, sin duda, pero a los que han engañado entre un público de verbena y un presidente que flaco favor hizo al prestigio de la plaza.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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