Psicodelia de la mano de Groucho Marx
El grupo Rufus T. Firefly cierra con 'Loto' su etapa surrealista y se prepara para ahondar en nuevos estilos musicales dentro de su singular rock alternativo
Si Groucho Marx se convirtió en uno de los cómicos más reconocidos gracias a su falso bigote pintado con betún negro, sus arrítmicos andares, su traje desaliñado y su verborrea embaucadora; el grupo Rufus T. Firefly se ha coronado como uno de los máximos exponentes de la música psicodélica española con su estilo desenfadado, su gusto por la improvisación y sus letras entre surrealistas y oníricas. Y como si de la Teoría de los seis grados de separación se tratase, que intenta probar que cualquiera puede estar conectado a otra persona del planeta a través de una cadena de conexiones, el tercero de los hermanos Marx y estos cinco jóvenes lo están con solo un paso: el nombre de la banda. "Cuando en 2006 creamos el grupo, no se nos ocurría ningún nombre hasta que un amigo nos habló de la película Sopa de ganso", recuerda Julia Martín-Maestro (Toledo, 1985), líder del grupo junto a Víctor Cabezuelo (Aranjuez, 1983), y explica que se quedaron prendados del personaje de Rufus T. Firefly interpretado por Groucho. Lo que empezó como "una coña", les ha acompañado durante más de una década de carrera. Ahora, un año después del exitoso Magnolia, vuelven con Loto, en el que se "liberan completamente gracias a la psicodelia".
"Pensábamos que el anterior álbum iba a ser nuestra despedida como grupo porque se habían ido dos componentes de la banda", explica Cabezuelo. Por ello, e intentándose alejar de la melancolía, la oscuridad y la tristeza que les representaba en esa primera etapa, se propusieron "hacer todo lo contrario para dejar un legado lo más positivo y luminoso posible". Comenzaron a componer a través de la psicodelia, un estilo que siempre les había gustado gracias a bandas como Pink Floyd, Radiohead o Tame Impala. Se dieron cuenta de que este género musical les aportaba justo lo que buscaban para ese momento existencial en el que se encontraban: música sin normas preestablecidas y con libertad absoluta de creación, que les permitía unir su amor por la naturaleza y su nuevo positivismo vitalista con su amor por la cultura audiovisual. En este disco, la banda homenajea a la serie Stranger Things y la película Yo soy Sam.
No les importan las críticas acerca de si su sonido no es del todo original. "No hay grupo en la historia de la música que en los primeros momentos no recuerden a otro que ya haya existido. No se puede nacer siendo Pink Floyd", se excusa Cabezuelo. De hecho, se han sentido tan cómodos con esta progresión artística y con los dos nuevos componentes que le acompañaron en Magnolia, que con Loto han querido continuar con esa sintonía."Todavía quedaba cierta inquietud en el camino de la psicodelia y había que abarcarlo por completo antes de cerrarlo", continúa el cabecilla.
Subidos a una furgo, los cinco componentes y los técnicos de luces se mueven por toda España de concierto en festival. El novedoso O Son Do Camiño en Santiago de Compostela, el Mad Cool en Madrid, el Cooltural Fest en Almería... son algunos de los escenarios a los que se van a subir en los próximos meses. No obstante, le restan importancia. "Estamos muy agradecidos de que ahora nos llamen tanto, pero donde más disfrutamos con nuestro público es en los conciertos en salas", comenta Julia Martín-Maestro. "Los festivales se han convertido un poco en fast food, en la dictadura del éxito y del petarlo. Nosotros queremos que nuestros directos sean como un pequeño viaje, que la gente desconecte de su vida y sienta algo diferente y eso no se consigue con media hora de actuación entre grupo y grupo", añade Cabezuelo.
Siempre fieles a la autogestión, admiten que tras el éxito de su último disco, las discográficas sí que han llamado ahora a su puerta. Sin embargo, no se han comprometido con nadie de momento porque solo aceptarían una propuesta que les permitiera mantener su esencia, "sin que todo el mundo se lleve un trozo del pastel". Además, los dos músicos señalan que están desencantados con la industria ya que, "en vez de apoyar el talento musical, buscan el mayor número de visitas de YouTube posibles". "Las discográficas van por detrás, en vez de crear nuevos artistas, tantean a quien lo está ya petando. Con esa mentalidad, los Beatles nunca hubieran existido", sentencia Cabezuelo.
Con Loto cierran la etapa de la psicodelia, se cierra el círculo de la indagación en el surrealismo, pero estos chicos insisten en que en la música hay que ser honestos con uno mismo y no pensar en agradar a la gente. Por ello, aunque muchos les catalogan como el grupo de rock alternativo más prometedor del panorama nacional, desean dejar atrás este estilo ya superado y ahondar en sonidos nuevos: "Somos unos freaks, es lo que hay. Tampoco nos pidáis otra cosa".
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