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Un disco inédito de John Coltrane ve la luz

El cuarteto del saxofonista grabó en 1963 una sesión de estudio de la que no se tenía noticia. El álbum contiene cinco versiones de temas conocidos y dos nuevas composiciones originales

Iker Seisdedos
El disco inédito de John Coltrane sale a la venta el 29 de junio.
El disco inédito de John Coltrane sale a la venta el 29 de junio.Chuck Stewart

Toda la elevación, la elegancia y el entusiasmo del cuarteto clásico de John Coltrane suenan como la primera vez en Untitled Original 11383 y Untitled Original 11386, dos composiciones inéditas recién descubiertas e incluidas en Both Directions at Once: The Lost Album,disco perdido del saxofonista que verá la luz el 29 de junio, 55 años después de su grabación. “En términos pop, es como si hubiésemos dado con un álbum inédito de los Beatles, de Jimi Hendrix o de Bob Marley”, exclama por teléfono desde Nueva York Jamie Krents, de la discográfica Impulse!, sello que hoy es parte de Universal y que publicó la obra de madurez del músico, entre 1961 y 1967, año de su prematuro fallecimiento a los 40. “Esto se parece a encontrar una nueva estancia en la Gran Pirámide”, añade Sonny Rollins, compañero de generación de Coltrane y coloso del saxofón como él.

Las hipérboles parecen por una vez algo más que mera cháchara promocional. El hallazgo de la sesión, grabada por el músico el 6 de marzo de 1963 al frente de su formación de entonces, “la mejor banda de jazz de la posguerra”, según la historiadora Val Wilmer, es una noticia que, sencillamente, supera los sueños más salvajes de los aficionados. Si bien los sellos explotan últimamente el rescate de grabaciones inéditas para animar el maltrecho mercado discográfico, raramente se trata, como en este caso, de sesiones de estudio. Y mucho menos del registro de un álbum autónomo en la cúspide de la carrera de uno de sus nombres más legendarios.

A principios de marzo de 1963, el cuarteto —que completaban McCoy Tyner al piano, Jimmy Garrison al bajo, y Elvin Jones a la batería— se hallaba a mitad de una estadía de dos semanas en el club Birdland de Nueva York. Al día siguiente de la sesión ahora recobrada, la formación grabó uno de sus discos de mayor fortuna comercial: la colección de baladas firmada junto a la cálida voz de barítono de Johnny Hartman. “La confianza en las posibilidades de aquel trabajo fue, probablemente, el motivo por el que Bob Thiele [jefe de Impulse!] decidió dejar de lado el disco que ahora editamos”, elucubra Krents, que lleva años embarcado con el proyecto.

La banda grababa con frecuencia entonces. El material resucitado corresponde a un día entero en el estudio del ingeniero de sonido Rudy Van Gelder en Englewood, Nueva Jersey, lugar mítico del jazz donde se registraron decenas de hitos en los años cincuenta y sesenta. El cuarteto grabó varias tomas de las dos composiciones inéditas que Coltrane no alcanzó a titular (y Krents y los suyos han preferido dejar así, sin nombre). También hay variaciones de títulos del repertorio del saxofonista (Slow Blues, una pieza de los años cincuenta, One Up, One Down, hasta ahora solo disponible en directo, y una Impressions interpretada sin piano) y dos versiones: Nature Boy y Vilia, tomada esta última de la opereta La viuda alegre, de Franz Léhar. En total, han sobrevivido 14 cortes de esas siete canciones, que se presentarán en dos formatos: álbum sencillo sin tomas alternativas y edición de lujo en dos discos (también habrá versión en vinilo).

Al terminar el día, el saxofonista se llevó una copia de referencia de la sesión a la casa que compartía entonces con su primera mujer, Juanita Naima Grubbs, a quien dedicó una de sus más bellas baladas en 1959. Del master no quedó rastro en los archivos de Van Gelder, hombre conocido tanto por su maestría en lograr un sonido ancho y elegante como, al parecer, por su tendencia al desorden. Tampoco dejó constancia el productor de aquellos hechos en sus papeles. Ambos están muertos. Y la sesión no figura en ninguna de las discografías recopiladas a lo largo de las décadas por los estudiosos del saxofonista.

Tras su divorcio de Coltrane, Naima se quedó las cintas, junto a otros materiales sobrantes del disco A Love Supreme (que formaron parte de una edición conmemorativa de la obra maestra en 2014). Todo ello fue heredado por Antonia, hija de un matrimonio anterior de Naima, que el saxofonista adoptó cuando la niña tenía cinco años. “Hubo que ganarse la confianza de la familia y llegar a un acuerdo económico. Pero no hubo hostilidad. Al contrario, fueron muy amables”, recuerda Krents.

Cuando esos escollos quedaron superados, fue primordial para la compañía contar con el permiso “y el apoyo promocional” del notable saxofonista Ravi Coltrane, fruto del segundo matrimonio de John con la pianista Alice McLeod. “No queríamos publicar un material que Ravi, que además es custodio del legado, considerase que no estaba a la altura. Fue todo lo contrario. Lamento no haber tenido una cámara para grabar su cara cuando oyó las cintas”, dice Krents. Ravi asistirá el lunes a una escucha con la prensa del material, organizada en el estudio donde fue grabado.

El único superviviente de la sesión, el pianista McCoy Tyner también fue consultado durante el proceso, aunque a sus 79 años no recordaba demasiado ni pudo ofrecer nuevas pistas sobre las composiciones inéditas.

El disco suena con el inconfundible aire del cuarteto en plena forma, justo a mitad del camino que les llevó de la tradición bluesy del hard bop y del jazz modal de sus discos en Atlantic a la experimentación de tintes espirituales que acabaría cristalizando al año siguiente en las sesiones de A Love Supreme (suite que vería la luz en 1965). “Este último capítulo en su discografía no es en absoluto menor. Pensarlo sería subestimar su genio”, opina por correo electrónico Ashley Kahn, autor de libros sobre el saxofonista y sobre su empleador más famoso, Miles Davis. Kahn escribe también las notas de acompañamiento del nuevo disco. “Lo asombroso es que se trata de una obra completa, concebida como un todo coherente. Que nadie se confunda: podría haber sido un éxito comparable a My Favorite Things[tema que titula uno de sus álbumes más célebres]. Así de potente es este descubrimiento”

Kahn ofrece pruebas de la fecundidad del cuarteto en El sello que Coltrane impulsó, un estudio sobre la que fue la discográfica del genio del jazz entre 1961 y 1967. Su condición de estrella de la escudería hizo que entrara al estudio “ocho veces en 1962”. Pese a ello, entre 1961 y 1965, solo dos de los ocho álbumes del grupo (Coltrane y Crescent) fueron pensados para trasladar al estudio la fuerza de sus directos, hecho que añade importancia al descubrimiento de Both Directions at Once. The Lost Album.

Eran los tiempos de mayor compenetración del cuarteto, una de las asociaciones más memorables de la historia del jazz hasta su disolución en 1965. Para entonces, la idea de la música del líder se había vuelto demasiado atonal y libre para el pianista McCoy Tyner y el batería Elvin Jones, dos prodigios del ritmo y la melodía. A su última banda, Coltrane incorporó la furia free jazz de Alice Coltrane (pianista), Pharoah Sanders (saxofonista) y Rashied Ali (batería). Dos años después, murió por sorpresa a causa de un cáncer de hígado que no se trató convenientemente. Su funeral, al que acudieron centenares de personas, se vivió en Nueva York como uno de los momentos estelares del jazz de la época.

Su legado permaneció vivo en los discos grabados por su viuda, Alice, y por Pharoah Sanders. En 1971, se fundó la Iglesia Africana Ortodoxa de John Coltrane en San Francisco. En 2007, recibió un Pulitzer póstumo.

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Artista: John Coltrane


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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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