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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Rashied Ali, batería de jazz

Grabó 'Interstellar space' con Coltrane,un álbum que definió una época

Iker Seisdedos

Hay momentos que determinan una vida. La del extraordinario batería de jazz Rashied Ali, fallecido el 12 de agosto en Nueva York a los 76 años, halló su exacta definición el 22 de febrero de 1967. Fue durante la sesión de grabación de Interstellar space, un disco a dúo con el coloso del saxofón John Coltrane. Uno de esos raros álbumes que definen sin querer una época.

Ali, bautizado Robert Patterson en Filadelfia en 1933, era un joven con una extraña y revolucionaria manera de tocar los tambores, polirrítmica e inasible como un puñado de agua. Coltrane, un Ícaro que ya acariciaba con las alas el ardiente sol, moriría un par de meses después.

Rashied Ali pasaría a la historia del jazz como el último músico en entenderse a solas con el gigante al final de su fuga creativa: juntos definieron el formato de duelo entre batería y saxofón, así como aquello que se dio en llamar free jazz -mezcla de valentía, libre improvisación y espiritualidad difusa aunque energizante-.

También figurará en los anaqueles como el hombre que sucedió a la batería a Elvin Jones, fuerza de la naturaleza, en la banda de Coltrane, quien hacia el final de su vida cambió el virtualmente perfecto cuarteto que lo acompañó a principios de los sesenta por el quinteto completado por los despreocupados kamikazes Pharoah Sanders, Alice Coltrane, Jimmy Garrison y el propio Ali.

Pese a salir airoso de estos y otros lances, la muerte de Coltrane dejó a Ali en la misma encrucijada que al resto de los músicos de jazz de una generación, la de finales de los sesenta. Su compromiso con la vanguardia, el innegociable trato con la experimentación, los condujo al ostracismo. Sin credenciales de rentabilidad, ni contratos discográficos, sin un sitio donde tocar, Ali y el resto de los héroes del free jazz se vieron empujados a los márgenes de la autogestión o al exilio europeo.

Y sí, en los setenta, el batería fue en cierto modo dueño de sí mismo. Poseía un club en Nueva York (Ali's Alley, uno de los centros de la escena del loft jazz) y una editora de discos, Survival, para la que registró un puñado de trabajos rematadamente minoritarios que no encontraron su público hasta que la vanguardia neoyorquina de los noventa los rescató del olvido. A esta época pertenece el clásico Duo Exchange, registrado con el saxofonista Frank Lowe.

Thurston Moore, de Sonic Youth, desde hace tres décadas líder de opinión de la nación alternativa, escribió en cierta ocasión sobre este álbum: "Las notas son perseguidas y abrasadas allá donde se encuentren".

Más reconciliado con la tonalidad, Ali lideró en los últimos años su quinteto. Y continuó grabando hasta el final. Cuando un ataque al corazón acabó con su sentido único del ritmo, se encontraba preparando el lanzamiento de un disco a dúo con Henry Grimes, viejo conocido de tiempos heroicos. Le sobreviven mujer y tres hijos.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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