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Rodrigo Paz gana la presidencia y Bolivia inicia un nuevo ciclo político

El candidato del centroderecha vence en la segunda vuelta con el 54,5% de los votos al conservador Jorge Tuto Quiroga

Rodrigo Paz celebra este domingo en las calles de La Paz, Bolivia.Foto: Adriano Machado (REUTERS) | Vídeo: EPV
Federico Rivas Molina

El centroderechista Rodrigo Paz es el nuevo presidente de Bolivia. Terminado el escrutinio, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Paz sumó el 54,5% de los votos, frente al 45,5% de la alianza Libre del expresidente conservador Jorge Tuto Quiroga. Con el de este domingo, Quiroga suma cuatro intentos fallidos de llegar a la presidencia. Paz, en cambio, se estrena con un triunfo por paliza que hasta hace solo dos meses, cuando ganó por sorpresa la primera vuelta electoral, parecía imposible.

“Bolivia respira vientos de cambio y renovación para seguir adelante”, dijo Paz en su primer discurso como ganador. Y resumió su visión de Bolivia en “Dios, familia y patria”. Se despidió con un agradecimiento a su padre, el expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), presente en el centro de campaña.

La debacle de la izquierda de Evo Morales, hegemónica durante 20 años, le abrió finalmente las puertas del Palacio Quemado a Paz, un dirigente formado en una alcaldía de provincia. Bolivia iniciará el 8 de noviembre, fecha del traspaso de mando, un nuevo ciclo político lejos de las políticas estatistas y redistributivas promovidas por el MAS. Con todo, el viraje conservador no será con Paz tan brutal como el que podía esperarse con Quiroga.

“Bolivia no está para que nosotros tratemos de causarle más dificultades”, dijo Quiroga al reconocer la derrota una hora después de la difusión de los resultados, mientras sus seguidores gritaban “¡fraude!”. “Entiendo el dolor que nos embarga, si tuviéramos una evidencia sistemática la pondríamos sobre la mesa”, dijo.

Paz heredó la mayor parte de los votos del partido de Morales, fuerte en el occidente andino de mayoría indígena. Fue clave su apuesta por lo que llama “capitalismo para todos”, un experimento aún poco definido con el que logró seducir a una nueva burguesía aimara nacida durante el masismo. Se trata de indígenas que ya no se definen políticamente por su origen, sino por su posición en la escala social: son universitarios, empresarios, comerciantes, transportistas y, algunos de ellos, empresarios exitosos y muy ricos. Paz les ofreció eliminar “el Estado tranca” que hoy les impide desarrollarse como emprendedores. Quiroga, en cambio, había prometido en campaña que resolvería la recesión económica que deja el MAS con la ayuda del Fondo Monetario Internacional y más apertura a los mercados internacionales. Advirtió también que eliminará el subsidio a los combustibles para acabar con el desabastecimiento, una medida muy dolorosa que hubiera supuesto duplicar el precio en los surtidores.

El primer dirigente en celebrar el resultado fue el vicepresidente electo, Edman Lara. “Es tiempo de hermandad y de reconciliarnos, todos somos bolivianos. Yo siempre creí en Dios, le dejé todo a su voluntad”, dijo. Lara merecerá una atención especial. Expolicía, es muy popular en redes sociales, tanto que Paz le debe buena parte de su triunfo. Era común en las calles de La Paz encontrar personas que decían que votarían “por el capitán”, antes que por el candidato a presidente. La relación entre ambos será sin duda conflictiva, sin que quede claro aún cuál será la fórmula que garantice la paz interna.

El éxito de Paz fue inesperado en la primera vuelta —los sondeos lo ubicaban tercero— y también en la segunda: se esperaba un triunfo de Tuto Quiroga. Paz ganó en seis de los nueve departamentos de Bolivia, evidencia del alcance nacional de su propuesta. En La Paz, donde se concentra el poder político, sumó el 65% de los votos; en Cochabamba, superó el 60%. Quiroga ganó por un porcentaje semejante en Santa Cruz, el departamento del oriente que fue durante 20 años la región que más combatió las políticas del MAS. Santa Cruz está controlada por la extrema derecha y ha sido siempre una voz contraria al estatismo promovido por Evo Morales. Su fuerte es la exportación de soja y la ganadería, mientras que el occidente boliviano es una región eminentemente gasífera y minera. Las élites cruceñas encontraron en Tuto Quiroga, nacido en Cochabamba, y sus políticas neoliberales a su candidato. No les ha ido como esperaban.

Paz votó temprano en la mañana en Tarija (sur), ciudad de la que fue alcalde. “Son momentos muy difíciles, pero Bolivia tiene grandes oportunidades para salir adelante”, dijo, en referencia a la recesión económica que devasta al país con alta inflación, falta de dólares y desabastecimiento de gasolina. El ahora presidente electo dijo que ya había hablado con los partidos del Parlamento para garantizar la gobernabilidad y avanzar en las reformas que considere necesarias. “Con nuestra bancada hacemos mayoría con cualquiera de las fuerzas y no así al revés”, dijo. El dardo fue para el expresidente Quiroga, de la alianza Libre.

La gran crispación política que marcó la campaña se apagó rápidamente durante la jornada electoral. La prohibición de circulación para cualquier tipo de vehículo produce en las grandes ciudades un efecto de vaciamiento que resalta el carácter pacífico que suelen tener las elecciones en Bolivia. Como la elección fue entre solo dos candidatos, el recuento fue muy veloz. La voz discordante fue la de Evo Morales, impedido por la Constitución para una nueva reelección y hoy refugiado en la región cocalera del Chapare. Resiste allí una orden de detención por presunto abuso sexual de menores. Morales votó, de todas formas, y dijo que ni Paz ni Tuto Quiroga representan “al pueblo y a los indígenas”. Ese papel se lo reserva para él.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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