Las películas del Ariel en voz de sus nominados

Nominada no solo a mejor película sino también a mejor largometraje documental, dirección, edición y música original, la realizadora de Mi vida dentro (México, 2007) regresa a la contienda del Ariel con una historia sobre la violencia doméstica contada por cinco mujeres de diferentes latitudes del mundo. "Es una película necesaria porque es un tema que nos aqueja a todos dentro de nuestras familias; esto tiene que parar. El documental invita a reflexionar —tanto a hombres como a mujeres— sobre cómo nos relacionamos amorosamente y a aprender que el amor no debe doler", dijo la realizadora Lucía Gajá en entrevista para FilminLatino, durante la foto de nominados 2018.

La película, explica Noé Santillán-López está contada a partir de tres versiones: la del policía, el ladrón y lo que realmente sucedió. “Es un guión complicado que obliga al espectador a interactuar con la historia, a hacerla de detective”. Uno de los grandes retos a los que se enfrentaron los efectistas de esta producción fue la parte técnica; ahí fue donde la debilidad se convirtió en fortaleza pues el equipo de efectos especiales quedó nominado. "Son efectos físicos y no digitales pues el productor quería efectos que impactaran más allá de la tecnología, de ahí partimos para proponerle herramientas y desarrollar los efectos como deben ser. Pues si del género de acción se trata, soy de la idea de que si se tiene que disparar, se dispara", dice el encargado de la magia de los efectos especiales, Yoshiro Hernández.

En tiempos donde el tema de la migración ha ganado mayor visibilidad, el realizador nominado Juan Francisco Urrusti relata a través de testimonios personales cómo fueron los tiempos durante la Guerra civil española, desde el reinado de Alfonso XIII de España hasta el México actual. "Es una mirada a la historia de España y de México del siglo XX a través de seis generaciones de mi familia y amigos. Es también un homenaje a mis abuelos y una manera de agradecerle al México por los treinta años que arropó a mi familia, a otros refugiados españoles y exiliados de otros territorios", expresó Urrusti.

Viaje de resistencia desde las culturas ancestrales que existen en México para dar visibilidad al papel de la mujer en el manejo de la tierra, en un país donde esta práctica comúnmente se asocia a lo masculino. "El maíz criollo está amenazado por el maíz transgénico. De ahí nace la idea de hablar no solo del maíz, sino de la tierra, la cultura, la lengua y de los campesinos indígenas", explica el director nominado.

La realizadora Maya Goded deja por un momento la cámara fija y convierte su trabajo fotográfico de más de veinte años con las mujeres sexoservidoras del barrio de La Merced y lo lleva al cine documental. "Con esta película busco darle voz a las protagonistas para cambiar el estigma de la sexualidad en México y el de la mujer mayor; reflexionar nuestro papel como sociedad, como familia y en torno a la violencia", explica Goded quien también se disputa el galardón a mejor largometraje documental, música original y edición.

Mirada agridulce al universo de los jóvenes de clase media mexicana en provincia, donde una casona en ruinas es el escenario perfecto para cinco jóvenes en busca de su identidad. "Es una historia sobre la familia que uno encuentra fuera del nido, lejos de los espacios, los hábitos, los valores que formaron la primera identidad de uno, y que se confrontan con otras realidades. Es también una película sobre la nostalgia de ese nido y la incertidumbre abrumadora sobre el futuro, inflada de muchas expectativas y lejanas oportunidades", reflexionó la realizadora.

Sandra Luz nos sumerge en la vida de Artemio y Coco, una familia mexicana como muchas en Estados Unidos que regresa a sus raíces para darse cuenta que hay un vacío de pertenencia y una frontera que los separa de sus seres queridos. "Mi trabajo de tesis en el Centro de Capacitación Cinematográfica aborda el fenómeno de la migración desde el punto de vista de un niño llamado Artemio, quien decide quedarse en México con su madre luego de haber vivido toda su vida en Estados Unidos. Así como narro la vida de Artemio es la vida de muchos, no solo en la Costa Chica de Guerrero sino en toda Latinoamérica y en el mundo", explicó la directora y también antropóloga.

Lo que se pensó originalmente como un proyecto para redes sociales se coló hasta la nominación al Ariel: La muñeca tetona (México, 2017), una historia que parte de una fotografía tomada en 1987 y tres décadas después sale a la luz. Se trata de una serie de testimonios que entrelaza la política con la cultura en tiempos de un polémico ex presidente de México. "Tuvimos la suerte de aparecer con este documental justo en la coyuntura de las elecciones, por la figura de Salinas. Es ahí donde todo toma un tinte político; hemos visto que la conversación de este documental detona un diálogo entre la cultura y su relación con las esferas de poder", comentó Alexandro Aldrete.

Retrato de algún supuesto presidente de México bajo una visión subjetiva y fuera de la opinión pública. Esta sátira se desarrolla en los últimos días del sexenio, cuando las horas se hacen eternas para dar por terminada su administración. Nadie le espera y todo parece una apacible despedida, un conflicto internacional interrumpe su agradable descanso.

Relato sobre la juventud desenfrenada dentro de una sociedad en declive y corrupta. En el relato, Coyo —Máximo Hollander, nominado— y sus amigos consumen su tiempo de ocio en alcohol, fiesta y adrenalina. Sus aventuras irán poniendo en evidencia que la impunidad es la clave para ser un ganador en este mundo. "En el caso de mi personaje era jugarle al joven burgués pero a comparación de los otros, yo era el menos pobre de los ricos", dijo el joven actor, quien va por el galardón a revelación masculina.