Diez canciones inolvidables de María Dolores Pradera
'Amarraditos', 'Que te vaya bonito', 'La flor de la canela', 'Fina estampa', 'Caballo viejo' o 'Toda una vida' se encuentran entre su más conocido cancionero
Durante casi siete décadas de trayectoria profesional, María Dolores Pradera (Madrid, 1924) plasmó en más de 30 discos muchos de los temas más representativos del cancionero español y latinoamericano. Con la elegancia de su voz grave popularizó en España las coplas de figuras de la canción mexicana, como José Alfredo Jiménez, Tomás Méndez y Cuco Sánchez, y también de la compositora peruana Chabuca Granda, autora de La flor de la canela, una de sus piezas más conocidas.
Para recordar el legado de María Dolores Pradera, fallecida en Madrid a los 93 años, EL PAÍS ha escogido diez canciones inolvidables de la cantante madrileña, que van desde Amarraditos, publicada en su primer disco, en 1966, hasta Toda una vida, de 1994, e incluye los discos en los que se presentaron al gran público por primera vez. El periodista Diego A. Manrique ha precisado en el obituario dedicado a Pradera que “sabía escoger las mejores piezas para su estilo elegante”. Es por eso que la mayoría de los temas elegidos pertenecen a sus primeros años de carrera, en los años 60 y 70, como Pa’ todo el año y Que nadie sepa mi sufrir, ya que desde sus inicios alcanzó la fama que le acompañaría de por vida.
Amarraditos
La canción más conocida de María Dolores Pradera también fue la primera de su carrera. El tema que abre su ópera prima (el disco conocido como Arrimaditos, de 1966) es un vals peruano compuesto por los argentinos Margarita Durán y Pedro Belisario Pérez. Pradera lo grabó por vez primera con Los Gemelos, el dueto que le acompañaría durante toda su etapa de los años 60. En lugar de una orquesta, la cantante escogió el acompañamiento de los hermanos Julián y Santiago Hernández porque “buscaba una expresión más ascética”, comenta Manrique.
La flor de la canela
La artista llegó a cantar varias composiciones de la cantautora peruana Chabuca Granda —incluso le dedicó un disco completo—, pero ninguna fue tan popular como La flor de canela. Este vals peruano, que es uno de los más significativos de Perú, también forma parte de su primer disco, Arrimaditos. Desde el comienzo, Pradera hizo evidente su pasión por la música del otro lado del Atlántico. Este fue, de hecho, el otro motivo por el que trabajó junto a Los Gemelos, ya que los dos guitarristas madrileños “también habían conocido América”, recuerda Manrique.
Fina estampa
Varios de los clásicos de Maria Dolores Pradera aparecieron por primera vez en el disco Pa’ todo el año, de 1969. Es el caso de Fina estampa, décimo tema del álbum, que también es de la autoría de la compositora peruana Chabuca Granda. Pradera, explica Manrique, “realizó su particular antología de la canción popular tal como se entiende a ambos lados del Atlántico”.
Toda una vida
Ya con una carrera consolidada y un repertorio igual de amplio que su fama, renovó su estilo con una canción del compositor cubano Osvaldo Farrés. Más cercana al vals y la ranchera de Latinoamérica, María Dolores probó con el son cubano Toda una vida, que abre el disco homónimo de 1994. La variedad de géneros musicales con los que Pradera experimentó fue una constante en su carrera, como lo explica Manrique: “Su cancionero abarcaba boleros, rancheras, valsecitos, tangos, sones, fados, copla, cumbias y todo lo que uno pueda imaginar”.
Caballo viejo
De nuevo volteando hacia Latinoamérica, Pradera grabó esta popular canción venezolana en 1983, para el disco del mismo nombre, Caballo viejo. El autor es Simón Díaz, que había publicado este tema tan solo tres años antes de que Pradera lo añadiera a su repertorio. Aquí, la cantante española se apuntó otro género de entre los muchos que versionó: la canción llanera de Venezuela.
Pa' todo el año
Para 1967, la cantante madrileña ya tenía un buen número de canciones famosas que todavía no había grabado en un disco. Fue así que salió a la luz el disco Éxitos de María Dolores Pradera, en el que aparecieron por primera vez temas como Pa’ todo el año. El autor es el legendario compositor mexicano José Alfredo Jiménez, que fue uno de los creadores a los que más recurrió en su carrera y al que llegó a dedicarle un disco completo.
El rosario de mi madre
El cancionero criollo peruano tiene como una de sus grandes figuras a Mario Cavagnaro, autor de El rosario de mi madre, grabada por Pradera en 1967, en el disco Éxitos de María Dolores Pradera. Las canciones de temas románticos eran las más recurrentes en su carrera, “músicas de corazón desnudo que permitían expresar lo que ella sentía”, como apunta Manrique.
Que nadie sepa mi sufrir
El tango tampoco se le escapó a María Dolores Pradera. Junto a Los Gemelos, en 1968 lanzó el disco Seis años, en el que estaba incluida la pieza Que nadie sepa mi sufrir, de Eduardo Dizeo y Ángel Cabral, que es una de las canciones argentinas más grabadas de la Historia. Manrique recuerda que la familia de María Dolores vivió una breve etapa en Chile, donde ella “descubrió que cantar se concebía allí como una actividad natural, presente en todas las reuniones”. De ahí viene su gran pasión por la música de Latinoamérica.
Fallaste corazón
Este es otro de los éxitos que incluye el disco Pa’ todo el año, de 1969. En este caso, Fallaste corazón es una canción del compositor mexicano Cuco Sánchez. En México la han cantado las más grandes figuras, desde Pedro Infante y Miguel Aceves Mejía hasta Chavela Vargas y Lila Downs. En su país de origen, este tema suele cantarse con aliento desgarrador, pero María Dolores Pradera sabía adaptarla a su estilo elegante. A propósito de su estilo, Manrique recuerda en su obituario que lo suyo era “cantar a media voz, con maravillosa serenidad” y que la cantante española solía decir al respecto: “Yo nunca me despeino, solo me desmeleno por dentro”.
Que te vaya bonito
La última de las canciones de esta lista no podía ser otra que un tema de José Alfredo Jiménez, uno de los compositores que María Dolores Pradera tenía en más alta estima en su repertorio. En el disco El rey, de 1975, publicado dos años después de la muerte del cantautor mexicano, está incluida la pieza Que te vaya bonito. En voz de su autor, las canciones tenían un aura lastimoso que Pradera podía reconvertir en un lamento sereno, como lo hacía con el resto del cancionero latinoamericano. María Dolores “sabía apoderarse del fuego sagrado de aquellos compositores”, explica Manrique.
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