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La voz que canta el presente y el futuro del flamenco

El joven Israel Fernández confirma su talento en el tercer disco de su breve carrera

El cantaor flamenco Israel Fernández.
El cantaor flamenco Israel Fernández.ÁLVARO GARCÍA

El nuevo disco de Israel Fernández, el tercero en su breve carrera, es admirable por la elegancia de su voz, su buen gusto, su energía. Confirma que se trata de una de las voces más finas y más sutiles del panorama flamenco. Universo Pastora está consagrado a La Niña de los Peines, Pastora Pavón (1890-1969), referencia de la música flamenca, a su hermano Tomás Pavón y a su marido Pepe Pinto, mítico núcleodel género. Presentando este disco, Israel Fernández (Toledo, 1992) sigue su vida nómada, de escenario en escenario, sea en conciertos propios o acompañando a Sara Baras, un nomadismo que comenzó a los 11 años, ganando un concurso en la televisión. Entre sus citas más importantes están los conciertos de hoy lunes en el Teatro Flamenco de Madrid (teatro Alfil), del 10 de junio en la Suma Flamenca de Madrid o del 22 de agosto en Pamplona en el marco de Flamenco On Fire.

El encuentro se dio en una terraza de la plaza de Santa Ana en Madrid, el aire grave y la mirada perdidiza, escuchando en el móvil música flamenca. Le felicitamos por este disco tan elegante, tan preciso, flamenco auténtico. Tan joven, Fernández ya es una de las voces más celebradas del género. Cabe preguntarse hasta dónde se propone llegar. “Me gustaría cantar siempre. Me conformaría con esto. Estar siempre en esa corriente, en ese fluido de la música. Pero no digo que se me tenga que dar gratis. Esta pretensión también conlleva un compromiso. El compromiso de cuidar la voz y de proteger y cultivar las facultades, grandes o pequeñas, que uno pueda tener”, asegura.

Para ello, dice que pasa “cada día 13 o 14 horas escuchando música. No distraídamente sino en serio, procurando comprender y aprender”. Hasta el punto —“no sé si enfermizo”— de que a veces los cantes resuenan en sus oídos también mientras duerme. “La música que escucho en sueños es de una belleza sobrenatural. Y me sucede que me despierto y rompo a llorar. De felicidad, por lo que he escuchado. No me ha pasado una vez sino muchas. Espero que no crea que estoy loco”.

Un bebé

Fernández siempre ha estado rodeado de música, desde sus primerísimos recuerdos. “En mi casa, en el pueblo de Toledo donde nací, todos cantaban y tocaban, mi padre, mi madre, mi abuela, ya cuando yo era un bebé. La música era mi infancia. Y la infancia, aunque relativamente dure pocos años, es la mitad de la vida”. Más allá de criarse entre notas, se dice que Fernández también creció musicalmente bajo la influencia de Camarón. Pero, ¿cómo se sacudió la sombra de esa figura colosal? “A Camarón es imposible sacárselo, es demasiado grande. Él y Paco de Lucía son fenómenos. Hay cantaores y guitarristas medianos, buenos y estupendos, pero esos dos están a años luz de distancia, son inalcanzables”.

Otra figura enorme es la que homenajea en su disco. Son muchos, en el fondo, los cantores de su generación que vuelven a Pastora Pavón. “El disco se llama Universo Pastora porque ella era un universo”, defiende Fernández. Y agrega: “Alrededor había planetas, Juan Talega, Manuel Vallejo, Manuel Torre, Fernanda de Utrera… Ella estaba muy adelantada pero la guitarra estaba muy atrás; he procurado mejorar la armonía y hacer un poco más lentas las letras para que se entiendan mejor, ‘actualizar’ su legado y hacérmelo mío. Esto pasa también con las letras, que en el flamenco son tan importantes. No puedo cantar cosas que no sienta o en las que no crea, tengo que cantar sólo lo que puedo defender”.

Por ejemplo en A la mina del Romero, una taranta trágica, como las canciones de minas. “La grabamos al final, cuando ya estaba el disco hecho. La taranta es trágica pero yo no me sentía cantando la letra original, que dice: ‘Para, para, carretero / llévame por caridad / a la Mina del Romero / que acaban de asesinar / al hermano que más quiero’. Con esa letra no estaba cómodo, es demasiado tremenda, así que en mi versión dice: ‘Y que encerradito se acaba de quedar /el hermano que más quiero’. No es que sea mejor ni peor, pero es que así puedo sentirlo y defenderlo”.

Un álbum puro y caballero

En el primero de sus tres discos, Navajas sobre la nieve, Israel Fernández iba desde el flamenco puro hasta la fusión con el jazz. En el último, Universo Pastora, en cambio, solo se encuentra flamenco puro. ¿Por qué?

"Es que cuando grabé Naranjas sobre la nieve era muy joven y estaba buscando. Ahora, a la hora de grabar este disco, he querido retratar completamente lo que soy como músico. Lo que creo. Este disco es mi reflejo. Y creo que el flamenco es lo bastante considerable como para no necesitar nada más. Se basta solo. Es caballero. Tiene cortesía, no le hace falta nadie", responde el músico.

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Artista: Israel Fernández.


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