João Moreira Salles: cómo hacer cine sin casi nada, un homenaje a Eduardo Coutinho
El realizador de 'En el intenso ahora', hermano de Walter Salles y director de la revista 'Piauí', repasa en una clase magistral en España las influencias de su mentor, uno de los mejores documentalistas de Brasil
El encuentro con el personaje; la responsabilidad por dar la palabra al pueblo; la supresión de elementos cinematográficos en busca de la esencia y el arte de no terminar, de no cerrar una película para que el fin quede en manos del espectador serían algunas de las claves del documentalista brasileño Eduardo Coutinho (São Paulo, 1993-2014). Lo contaba este miércoles uno de sus discípulos, el realizador carioca João Moreira Salles (Río de Janeiro, 1962), hermano del mucho más conocido Walter Salles, que llenó el anfiteatro Gabriela Mistral, de la Casa de América. El marco: Documenta Madrid. El formato: una clase magistral en la que fue dando las claves de la obra del homenajeado, considerado uno de los mejores documentalistas de Brasil. Su charla podría resumirse en los siguientes puntos:
-No tener miedo a que la originalidad esté en la historia y filmar sin concesiones una secuencia de tres minutos sin más encuadre que un protagonista que repite que ha pasado hambre, mucha hambre y que solo tenía para comer unos bulbos de patata que muestra a la cámara. Coutinho lo hace sin cortes, sin montaje, sin imágenes de recursos o planos especiales. “Nada expresaba mejor la devastación. Nada podía contar mejor el absurdo del hambre que la oralidad de aquel hombre, tres largos minutos en los que subraya que le había faltado de todo”, señaló Moreira. Un cine en busca del individuo, sin abstracciones.
-Supresión, que de alguna forma explicaba el título de la charla: “Cómo hacer cine sin casi nada”. Adiós a la narración, a las bandas sonoras, al guion, a los movimientos de cámara, a los paisajes… El objetivo: buscar la dramática mínima. “Diluía lo que se ve para ir a la esencia”, resumió su discípulo que recordaba que para Coutinho el único paisaje era el cuerpo humano.
-El cine como teatro. En su obra, el documentalista brasileño dejaba ver las cámaras y la importante parafernalia que supone filmar en cuanto a equipo, luces, cámaras, cables… El autor buscaba quitarle misterio al cine y ser claro con el espectador, dejarle clara la intervención que aquello suponía. Verdad y teatro para buscar la verdad
-Responsabilidad por contar la verdad buscando la presencia del presente. Y aquí, Moreira Salles explicó esta máxima yéndose a Shoah, el documental sobre el Holocausto, “en el que los olvidos de Europa son una presencia del presente”
-Cronología a la hora de montar. “Nadie es la consecución de nadie”, rememoró Moreira en relación con su maestro. Con ello quería decir que si Coutinho filmaba a una decena de personajes para un documental, no alteraba el orden en el montaje. No valdría, según el cineasta, la “lógica del Dios (el creador)” para contar la historia. Coutinho solo rompió esa lógica en una ocasión, se señaló en la sala. Lo hizo para no cerrar con una verdad absoluta uno de sus trabajos, sino con la incertidumbre, el final abierto. “Las películas no terminan con exclamaciones, deben hacerlo con puntos suspensivos”, apuntó el cineasta y profesor. Respecto a este punto, Moreira recordó que la montadora Coutinho solía decir que el maestro en hacer cine sin recursos no terminaba sus obras, sino que las abandonaba.
-Encuentros o conversaciones, pero jamás entrevistas para conseguir un buen trabajo. Copresencia del personaje y del documentalista en la que ambos dan hasta llegar a un erotismo. “Todo ha de ser misterio en la distancia justa para que pasen cosas. El cuerpo debe hablar y el hablar está vinculado al cuerpo”, apuntaba el profesor en referencia a su maestro. Y todo desde una perspectiva en la que no se juzga, ni se hace periodismo, ni sentencia. “Jamás entrevistaré a un torturador, porque acabaría entendiéndole”, recordó que decía el hombre que deseaba los documentales.
Babelia
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