El arte de lo abstracto y de lo práctico
Una serie documental de Netflix bucea en la creatividad de ocho visionarios del diseño y permite al espectador ser comisario del arte que consume
"La inspiración es para aficionados. Los profesionales vamos a trabajar cada mañana", defiende el artista estadounidense Chuck Close. La idea, muy cercana a una frase atribuida a Picasso, resume en pocas palabras uno de los conceptos básicos de Abstract. Esta serie documental bucea en el mar de contenidos de Netflix desde hace más de un año esperando a que alguien repare en ella.
Sus ocho capítulos son fruto de la búsqueda de Scott Dadich, periodista a la caza de algunos de los grandes talentos en el campo del diseño. Se centra en sus neurosis, sus hitos vitales, sus creencias y sus métodos de trabajo para recordarnos que el diseño es el arte de lo cotidiano e, incluso, a riesgo de resultar contradictorio, también de lo práctico.
"¿Qué sentido tiene el arte en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra, al menos desde el punto de vista práctico", reflexionaba en 2006 Paul Auster, el día que recogió su premio Príncipe de Asturias en Oviedo. El testimonio en Abstract del diseñador Tinker Hatfield parece retar esta idea.
Hatfield fue atleta en su juventud. El diseño, en forma de un par de zapatillas creadas expresamente para él por un visionario, le permitió enfrentar una grave lesión. En su segunda vida profesional, decidió dedicarse a la disciplina que le sirvió de salvavidas. Con ella ha sabido unir la estética con las necesidades de los deportistas de élite para idear un calzado que lleva 30 años sobreviviendo a las modas y que es algo más que un logo bonito. Consolidó el modelo Air Jordan.
Paula Scher, protagonista de otro de los capítulos, está obsesionada con la tipografía. Dice que es como pintar con las palabras. Abstract, liberada de la tiranía que impone la narración lineal de casi todos los contenidos de ficción, nos permite asomarnos a estos ocho micromundos creativos en el orden que queramos. Es el colmo de la libertad como espectador, que consolida la innovadora concepción que Netflix tiene del entretenimiento. Gracias a productos como este, somos comisarios del arte (y del ocio) que consumimos.
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