Toundra alza una voz de inconformidad
La banda madrileña de post-rock instrumental presenta 'Vortex', su quinto disco en diez años de trayectoria
Escenas de guerra y de campos de refugiados en blanco y negro. Guitarras atronadoras y baterías relampagueantes. No hay voz, y el único sonido ambiental que llega a oírse es la ráfaga de una metralla. El videoclip de Cobra es un grito de injusticia por parte de Toundra, que con este sencillo ha dado a conocer Vortex, el quinto álbum de su carrera. Porque junto con la rebeldía, la audacia o el vigor, la inconformidad es uno de los genes característicos del rock desde sus orígenes. Y Toundra es una banda que vive inconforme.
La agrupación de post-rock instrumental originaria de Madrid ha cumplido recientemente diez años de trayectoria. Tienen cinco discos bajo el brazo, contrato con el sello trasnacional Century Media —propiedad de Sony— y hacen giras por Europa al menos una vez al año. Para ser una banda surgida de la escena independiente y tocar una música de nicho, han alcanzado una proyección internacional notable. Sin embargo, su principal motor interno es estar siempre inconformes consigo mismos. De lo contrario, se arriesgarían a “perder el hambre creativo para hacer un disco o salir al escenario a dar lo mejor”, advierte el guitarrista Esteban Girón (Madrid, 1987).
“Yo funciono un poco así”, explica Girón. “Si no tengo hambre, no como, no tengo ganas de ir a por algo. Ese hambre bien entendido es lo que nos ha hecho querer devorar cosas”. Aunque la ambición de la banda no está en perseguir la fama, dar entrevistas o aparecer en festivales, sino en “generar contenidos artísticos”, afirma el guitarrista. Todo es importante, matiza, “los sellos, las oficinas de representación”, pero a lo que le otorga más valor es a “la paciencia, el trabajo y el hambre” con que han conseguido sus metas. “La banda que se crea que por estar en una multinacional van a llegar las cosas, se equivoca. El sello te da herramientas, pero si tú no eres el que lo pide, el que lo busca y el que se monta la faena, no te va a llegar nada”, sentencia.
El lanzamiento de Vortex, el pasado 27 de abril, reafirma la condición de permanente inconformidad que les ha puesto en ese sitio. A pesar de que no es un álbum con una línea temática, a diferencia de los discos II y IV “que sí contaban una historia”, Girón lo califica como un trabajo de rock and roll. Y en ese sentido, el guitarrista de Toundra considera que el rock “no va sobre qué instrumentos utilizas, sino del mensaje que proyectas”. En su caso, decidieron crear el videoclip de Cobra con imágenes del fotógrafo de guerra español Manu Brabo para dejar claras sus “latitudes ideológicas”. “Todo lo que haces en la vida es política”, argumenta Girón, “y nosotros gozamos de la atención de la gente, así que tenemos la responsabilidad de arrojar luz sobre los temas que creemos injustos”.
En el vídeo aparecen fotografías y secuencias de combates en diferentes países de Medio Oriente y cientos de rostros en campos de refugiados del Sahara, Jordania, Siria, Grecia o Moldavia, entre otros. Ante esta crisis, Girón ha querido ser muy claro: “Ahora mismo ha desaparecido de los telediarios, interesa más tenernos atontados con el tema de las nacionalidades del estado español plurinacional que hablar de la gente que se está muriendo y que aparece en las redes de los pescadores europeos. Pero Siria es nuestro Auschwitz”.
A los 30 años, el guitarrista es consciente de que a la generación más inmediata a la suya no le guste el rock, porque esos jóvenes buscan diferenciarse. Por lo tanto, también comprende que el rock haya perdido cierto protagonismo en los últimos años. No obstante, asegura que todo es cíclico y que “el rock volverá”. “El mundo necesita chavales rebeldes con guitarras a un gran volumen que griten en contra de lo que no les parece bien”. Con Vortex, a pesar de seguir en el estilo completamente instrumental que identifica a Toundra, la banda ha vuelto a indicar un camino y ha roto el silencio. Y no solo eso, sino que ahora alza la voz.
Babelia
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