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Noche fantasmal y brillante en la sala Rubens del museo

El colectivo belga FC Bergman estrena en Sevilla Het land Nod’, un espectáculo sin diálogos que combina teatro, danza y cine

Un momento de la obra de teatro 'El país de Nod'.
Un momento de la obra de teatro 'El país de Nod'.Kurt Van der Elst
Rocío García

No ha sido casualidad la elección de Rubens. La obra de este artista exuberante, que combina la cruel amenaza de la moral cristiana con un imaginario visual y explosivo y un uso sensual de su pintura, es la escenografía elegida por el colectivo belga FC Bergman para indagar sobre el tiempo y la existencia humana en un lugar silencioso que puede ser considerado refugio, pero también exilio. Una reconstrucción exacta y meticulosa de la grandiosa sala Rubens en el Museo de Bellas Artes de Amberes (Bélgica), con una copia del majestuoso cuadro La lanzada (4,30 metros de altura por 3 metros de ancho), es el escenario elegido por FC Bergman para representar Het land Nod (El país de Nod), la sorpresa más hermosa, la gran revelación del Festival de Teatro de Aviñón donde se estrenó en 2016. Es un espectáculo sin palabras, mezcla de teatro e instalación plástica, con los seis actores de la compañía creando poéticas imágenes y los espectadores (250) metidos como en un arca dentro de esa bellísima y destartalada escenografía. Het land Nod se estrena por primera vez en España en el Teatro Central de Sevilla con dos únicas representaciones, el 5 y el 6 de mayo.

Los fantasmas y las locuras de FC Bergman, creada hace diez años y considerada una de las compañías más transgresoras e innovadoras del panorama europeo, se concentraron en el espacio vacío y despojado de esplendor en el que la sala de Rubens en el Real Museo de Bellas Artes de Amberes se ha convertido en los últimos años durante el proceso de acondicionamiento y obras al que este edificio emblemático está todavía sometido en la ciudad belga. "Cuando pudimos visitar el museo, durante su renovación, la apariencia de este lugar que tan bien conocíamos antes, en toda su gloria, y que ahora parecía completamente destruido, nos conmocionó", explica un portavoz de FC Bergman en una entrevista vía correo electrónico.

Libertad artística sin Shakespeare ni Molière

Fundada en 2008, el colectivo FC Bergman ha creado un lenguaje teatral muy personal, centrado en una dramaturgia que ellos mismos califican de primaria. Sus producciones ambientadas en lugares especiales y poco convencionales, siempre enormes, buscan situar al "pequeño ser humano que intenta sobrevivir en un mundo grande y complejo".

FC Bergman forma parte de la vanguardia escénica y el motor del teatro contemporáneo europeo en el que Bélgica se ha convertido en los últimos años. "Creemos que tiene que ver con una falta de tradición", asegura esta compañía, radicada en Amberes. "En Bélgica no tenemos dramaturgos famosos como Shakespeare, Goethe o Molière. De modo que no tenemos presión respecto al modo de representarlos. Esto nos ha dado desde las décadas de 1980 y 1990 una gran apertura y mucha libertad artística. Se podía mezclar todo tipo de estilos. El Gobierno flamenco no tuvo reparos en apoyar esta evolución. Nosotros, la siguiente generación, podemos cosechar las recompensas".

Por ese enorme refugio, amenazado por fuerzas exteriores, dentro de esa atmósfera pacífica y neutral del museo sometida al relato abrumador y oscuro de la culpa que habla desde el cuadro, que muestra el momento en el que un centurión hiere con una lanza a Jesucristo crucificado, van desfilando los personajes, un guarda del museo con su uniforme, un hombre desnudo, una mujer que se desmaya o unos turistas asiáticos que se hacen selfies compulsivamente. Fuera ruge la amenaza, recuerdo de los bombardeos que en 1944 dañaron este museo, pero también de todos los horrores que se han ido sucediendo desde entonces y también ahora. "Pensamos en la crisis de los refugiados, en el cambio climático y en la increíble desigualdad de rentas. Pero además de estos peligros de naturaleza más existencial, tenemos presente qué hacer con el tiempo que nos es dado. Cómo soportar la presión de crear una vida significativa, feliz y productiva", asegura el colectivo FC Bergman, que pone su acento en Europa. "Como en el museo de El país de Nod, las mayores amenazas proceden del interior. La Unión Europea es uno de los proyectos pacificadores y culturales más hermosos jamás creados en la historia. Ahora, tras más de 50 años, se ve amenazado por la burocracia, la desunión y el populismo. Esperamos que este viejo continente pueda erguir la espalda y volver a hallar su poder y su prosperidad".

El riesgo inherente a los proyectos escénicos de este colectivo nace, aseguran, del intento de reinventarse para crear representaciones que nadie haya visto antes, capaces de confortar y alarmar a su público. Unas nuevas formas que el propio director del Festival de Aviñón, Olivier Py, coloca en la categoría de indisciplina.

El espectáculo, lleno de energía y humor, que toma su título del nombre del país al que Caín fue desterrado tras matar a su hermano, un lugar de condena, lejos del paraíso, no usa texto. La única voz que se oye es la del cineasta Jean-Luc Godard, con una referencia a su película Banda aparte (1964), donde un hombre corre a toda velocidad por el museo del Louvre. "No usar texto nos hace hablar un lenguaje universal. Nos gusta crear, como dijo en una ocasión Umberto Eco, obras de arte abiertas que puedan entenderse de diferentes maneras. Esperamos hablar un idioma que va más allá de la comprensión intelectual, que llegue directamente a las entrañas".

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