Recomiéndame una serie
Es una pregunta a la que quienes escriben de series se enfrentan constantemente al dejar la vida frente a la pantalla
Es una pregunta a la que quienes escriben de series se enfrentan constantemente al abandonar su vida frente a la pantalla. La hacen familiares, amigos y compañeros de trabajo: “Necesito una serie ¿Qué puedo ver?”. Es entonces cuando el crítico, esa especie de camello del siglo XXI, se queda en blanco. La responsabilidad lo aplasta. Se ve obligado a pensar en una producción que guste a esa persona concreta y que, además, no le haga quedar mal cuando esta vuelva pidiendo explicaciones. Se está jugando hasta el puesto de trabajo. Y todo sin que conozca demasiado a su interlocutor. Tierra trágame.
No deberíamos recomendar una serie a cualquier desconocido. El año pasado, se estrenaron 487 ficciones serializadas en EE UU. De esas solo somos capaces de probar un puñado. De entre ellas quizás no lleguen a dos cifras las que se adecúen a lo que esa persona busca en este momento de su vida. La televisión se ha convertido en nichos. Seguimos buscando aquellas de las que hablan todos, ansiamos participar en la charla del café, pero, una vez vistas Juego de tronos, The Handmaid’s Tale y Stranger Things (si no lo ha hecho es porque no sabe de postureo), es más complicado dar en la clave. Para hallar una a la medida, quizás necesite leer hasta su último análisis médico. De momento, me conformo con preferencias, historial, las plataformas que usa y estado emocional.
¿Recomendaría Twin Peaks, mi favorita del año pasado, a alguien que no conozco bien? Jamás. ¿Soy capaz de hablarle de la imaginativa The Good Place o de las locuras de la animada y surrealista Rick y Morty? No soy tan atrevido. ¿Y una de superhéroes de esas “que ves tú”? No soy suicida. Así, voy formando filias y fobias de quienes me rodean. Tengo amigos que no aceptan comedias (ni tienen alma), así que para ellos no habrá Día a día. Todo hombres enfadados y mujeres luchadoras. Mi hermana disfruta con las españolas, injusticias y dramas adolescentes. Mi madre es de culebrones y comedias románticas. A otros les va lo british. Mucho más asequible. Hay quienes no aguantan ni 10 capítulos. Algunos se conforman con policíacos que se repiten episodio tras episodio. Los doy por perdidos. Y a todos les encanta Big Little Lies. En algo teníamos que estar de acuerdo. Para el resto, lean mi letra pequeña: no me hago responsable de los daños colaterales.
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