El idílico paisaje que esconde los oscuros secretos de ‘Big Little Lies’
La serie de HBO utiliza Monterey para crear una visión "hipnótica" que cambia la percepción de la ciudad de John Steinbeck
Nueva Jersey en Los Soprano. Baltimore en The Wire. Nuevo México en Breaking Bad. Las series han llevado al espectador por cada estado de EE UU, ciudad a ciudad. Todas aquellas localizaciones eran otro personaje, necesario para entender a los protagonistas. Y, al mismo tiempo, la propia ficción esculpió la personalidad abstracta de ese entorno desconocido en la memoria del espectador global. Hasta este año, por ejemplo, la californiana Monterey era, a ojos literarios, una villa pesquera, trabajadora y multicultural. Pero hace décadas que la gran depresión quedó atrás. Hoy su retrato en Big Little Lies, miniserie favorita a los premios Emmy con 16 nominaciones (el pasado fin de semana ya ganó tres), es opuesto. Vuelve a ser protagonista, sí, aunque como entorno de postal, con mansiones, madres aburguesadas y secretos. Monterey, marca HBO.
Ahora parece imposible entender el relato de las mujeres de Big Little Lies y sus rencillas sin esas mansiones cuyos patios se bañan en playas privadas del sur de California, pero no siempre fue así. La novela de Liane Moriarty, no en vano, ubicaba a estas modernas mujeres desesperadas con secretos en la costa norte de Sidney. "HBO quería la serie en EE UU para lograr un atractivo global y, en lo práctico, reunir a más estrellas y que fuera más barato. Pero creo que la historia sería universal en cualquier lugar", explicaba la protagonista y productora (además de australiana) Nicole Kidman en una entrevista a la revista Variety.
El destino elegido al final fue este enclave vacacional estadounidense y sus alrededores, llenos de playas kilométricas, pinacotecas, lujo y una larga historia artística a los que acude EL PAÍS invitado por HBO. En sus costas, a tres horas de San Francisco en coche, escribió, por ejemplo, Robert Louis Stevenson, si bien su momento culmen en el imaginario literario no llegó hasta que en 1945 John Steinbeck las transformó en protagonista titular de Cannery Row, así como en localización de Al este del Edén.
Pero poco tienen que ver las descripciones de Steinbeck con el ostentoso mundo que cobija la ficción televisiva, cuyo DVD sale a la venta el 13 de septiembre. En la calle comercial que da nombre a su novela, se levanta hoy el busto del cronista de la gran depresión frente a un centro comercial con su nombre. Un punto que refleja precisamente el salto dado por aquella villa pesquera, que se ha olvidado de su industria basada en las sardinas pero que respeta su pasado con construcciones de madera blanca, cierto aire europeo y olor a puerto.
"Tiene una belleza hipnótica. Estéticamente queríamos atraer a la audiencia y que pensaran en ir allí de vacaciones", confirmaba el creador David E. Kelley (Ally McBeal, Boston Legal) al presentar la producción. El embarcadero de los pescadores, Fisherman Wharf, por ejemplo, se ha convertido en destino de restaurantes de postín y tiendas donde las madres de clase alta interpretadas por Nicole Kidman, Reese Witherspoon y Shailene Woodley —las tres nominadas al Emmy— comparten café y confidencia. En su entrada se lee hoy "Aquí se rodó Big Little Lies", si bien, en realidad, el muelle solo sirvió de inspiración. Su aspecto fue reconstruido en un estudio. Eso sí, da el pego. Los comerciantes saben que no pueden pasar la oportunidad. La ciudad de 28.000 habitantes quiere convertirse en un destino global que atraiga a esos espectadores a sus costas, parques nacionales donde se pegan largas carreras playeras, hoteles en enclaves naturales y su gigantesco Aquarium, que no solo Ziggy visitaba en la serie sino que inspiró el centro casi carcelario de Buscando Dory.
Desde los títulos de créditos de anuncio turístico, la serie trata de vender al espectador esa zona mirando al Pacífico, desde Carmel al parque nacional de Garrapata. A los locales les sigue llamando la atención, aun así, algunas elecciones: "Muy lejos tienen que tener la casa del colegio para conducir por el puente de Bixby, a unos 40 kilómetros de Monterey", comenta una representante turística frente a este enorme monumento entre montañas a una hora del centro de la ciudad. Mientras, un grupo de turistas fotografían el enclave: "Ya era famoso antes de la serie". Una mentira no puede arruinar una buena vista.
Tampoco todas las casas están en el paraje en el que rodaron durante 20 días. El lujoso hogar de Renata (Laura Dern) se encuentra en Malibú, a cinco horas en coche. Y la más humilde del personaje de Woodley, en Pasadena. Aunque en Carmel también hay mansiones de ensueño, de las modernas con playa privada y cristaleras mirando al mar hasta las clásicas y señoriales, con precios que van de nueve millones (7,5 millones de euros) de dólares a 41 (34 millones de euros).
Los turistas, que ya se olvidaron de que Clint Eastwood fue alcalde de Carmel o de que en sus casas han vivido estrellas como Brad Pitt, Clark Gable, Gene Hackman o incluso Hitchcock (que basó en sus paisajes Los pájaros), acuden al hotel Hyatt Carmel Highlands ahora preguntando, como reconocen sus trabajadores, dónde se ubicó la habitación en la que estuvo Kidman. Ni ellos lo tienen muy claro, pero Monterey ya destila esa personalidad en el imaginario colectivo. Big Little Lies comienza a diseñar un nuevo entorno en el subconsciente. Las sardinas dejan paso al lujo, las envasadoras a las mansiones con oscuros secretos, los romances a las mujeres poderosas.
Vuelta a California...
Big Little Lies es una miniserie cerrada. Los 10 episodios resuelven todos los misterios alrededor del asesinato ocurrido en la aparentemente perfecta Monterrey (California). Pero las actrices y los personajes cuajaron tan bien que la segunda temporada está más cerca de lo que muchos creerían.
El primer paso de HBO ha sido buscar en la fuente original para pedir una nueva historia a Liane Moriarty. La escritora asegura que no habrá otra novela, aunque sí está dispuesta a crear un nuevo conflicto alrededor de sus personajes en televisión. Si la idea gusta, la segunda temporada seguirá adelante.
Witherspoon y Kidman, productoras y protagonistas, además, se han mostrado encantadas de continuar una y otra vez. "Ambas pueden ser muy persuasivas", subrayaba hace en julio la directora de programación de HBO, Casey Bloys. Argumentalmente quizás no sea lo más lógico, pero tras el éxito de la propuesta y la predisposición de las partes, no parecen dispuestos a dejar pasar la oportunidad. En Monterey, parecen encantados. Diversas pinacotecas y miembros de la oficina de turismo ya ofrecen, medio en serio medio en bromas de hecho, sus servicios al canal durante la visita, a la mínima de cambio. Toda localización quiere dar el pego para la postal.
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Creador: David E. Kelley.
Productora: HBO.
Episodios: Siete.
Formato: DVD (360 minutos).
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