Reese Whiterspoon y las mujeres que dan miedo a Hollywood
La protagonista y productora de 'Big Little Lies' es un icono que ha entendido la meca del cine y a sus actrices

Mucho se ha escrito sobre Nicole Kidman en Big Little Lies, su valentía para elegir proyectos y su desgarrador retrato de la mujer maltratada. Todo lo que se haya dicho es poco. Pero que no debe hacer que nos olvidemos de Reese Whiterspoon, actriz que logra algo todavía más difícil. La protagonista humaniza a un personaje mucho menos agradecido. Su ama de casa burguesa es neurótica y tiene decisiones difíciles de justificar. Solo esta sureña de voz aguda podría hacerla empática, cercana.
Reese es inconfundible. Nadie se transforma como ella en esas mujeres con ideas claras y decisión a las que el cine tanto cuesta dar voz. Esas que quizás aterroricen a los ejecutivos. En sus manos, son siempre reales y cándidas, divertidas e inteligentes. Una fuerza de la naturaleza. Por desgracia, Hollywood parece que solo tiene comedias románticas para ella. Pero incluso entonces es refrescante ver disfrutar a Whiterspoon, con su inconfundible voz y una forma de andar tan icónica como la de Henry Fonda.
Quizás le arrebatara a Felicity Huffman su merecido Oscar por Transamerica, pero Reese es algo más, es un icono del que no puedes apartar la mirada. Y lo más importante: es esa actriz que comprendió rápido que, si quería seguir trabajando, debía ir más allá de las cámaras que tanto la aman. Whiterspoon, también productora, lo dio todo para que Big Little Lies fuera un éxito de HBO: buscó a las actrices adecuadas y fichó al director Jean-Marc Vallée, con quien fue a los Oscar por Alma salvaje. Porque Reese no se limita a lucirse. Su productora nació para crear nuevos roles femeninos y buscar oportunidades para sus compañeras con filmes como Perdida. Así, cuando no queden comedias románticas por explotar, ella seguirá siendo la más poderosa.
Su Madeline es la versión adulta de la repelente y ambiciosa Tracy Flick de Election, un rostro más serio de su Rubia muy legal. Reese, al final, casi siempre es Reese. Adorable, resabiada, certera y con cierto poso oscuro. Nunca se esconde bajo otro manto. Pero en Hollywood solo hay una Reese. Y menuda es ella.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Trump asegura que Estados Unidos ha atacado objetivos del Estado Islámico en Nigeria
Se eleva a 10 el número de fallecidos al volcar un autobús en Veracruz
La Fiscalía de Ciudad de México confirma que el hombre asesinado en la Zona Rosa era El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos
Navitrans, una cena de navidad para personas LGBT+ en condición de calle y trabajadoras sexuales
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación





























































