Sexy Zebras: “Si nos pusiesen al lado de Foo Fighters no tendríamos nada que envidiar”
El grupo madrileño prolongará durante este año la gira de su tercer álbum 'La Polla', un disco con el que se han sentido "auténticos"
Su temprana vocación por la música los unió cuando todavía eran unos chavales. Vivían los tres en la misma calle del barrio de Hortaleza en Madrid y todavía recuerdan cómo iban de puerta en puerta cantando y pidiendo los aguinaldos cuando eran niños. A los 17 crearon una banda, “la peor de la historia”, como la calificó al conocerles el que fue su primer mánager. Hoy, después de años de trabajo y de “no rendirse”, Gabriel Montes, José Luna y Samuel Río son, como se presentaban en su segundo disco, “los putos sexy zebras”.
Han pasado 12 años desde que la banda vio la luz y son ya tres los discos con los que cuentan a sus espaldas: Volvamos a la selva (2013), Hola, somos los putos sexy zebras (2015) y La Polla (2017). Sus inicios, cercanos al punk, dejaron paso a unos años más comerciales, de los que los componentes guardan la experiencia como “un error” que les hizo volver a encontrarse. “Nacimos como un grupo maquetero, punkarra, y en un año pasamos a ser una cosa que no nos representaba. Aprendimos mazo de esa situación y supimos que no era lo que queríamos. Era la idea de un productor, no la nuestra”, afirma Montes.
De esa época entre caretas de zebras y videoclips rodeados de mujeres queda más bien poco. Su gira por México y EE UU, y las actuaciones por todo el panorama español han hecho que el grupo vuelva a sus orígenes. “Nos hemos ido a México cuando no teníamos nada. Hemos hecho gira por España en condiciones de puta mierda. Hemos recorrido un camino muy largo como para que se nos empiece a reconocer. Si nos pusiesen sin prejuicios en un escenario al lado de Foo Fighters no tendríamos nada que envidiar”, matiza Luna.
Montes y Luna, que no se identifican con ninguna banda española de este momento, pero sí guardan algunas afinidades, están convencidos de que su presencia en la música no siempre ha generado simpatías y no se les ha entendido bien. “Nosotros hacemos otra cosa. Quizá nos equivocamos, pero yo creo que somos la polla. Muchas veces nos hemos sentido rechazados en este país y mucho más acogidos fuera, como en México. Parece que algo ajeno a la corriente es peligroso para los que pastorean la manada. Antes nos veían y no sabían si encuadrarnos en algo pop o algo punk y esto descolocaba. Sin embargo, nos ha beneficiado y ahora cabemos en cualquier festival. Es lo bonito de la música, hacer algo distinto y no escuchar en el mismo evento 35 bandas iguales”, expresa Montes.
Ambos defienden que la conexión entre ellos y el público ha ido creciendo. Su último capricho ha sido volver a poner de moda los pogos, los saltos y empujones que siempre han ido de la mano del punk y que en algunos contextos estaban en desuso. “La gente cada vez muestra una vida más feliz sin que sea cierto. Falta alma y sobra pose y en nuestros conciertos la gente se libera. Es bueno empujarte y sentir el sudor del otro”, relata Luna. Los Sexy Zebras también critican la falta de autenticidad y están sorprendidos porque el nombre de su álbum y su jerga escandalicen a muchos. “Sabíamos que el título del disco llamaría la atención, pero también hay una reflexión en las palabras que utilizamos y un deseo de contar las cosas como las contaríamos todos. Es el lenguaje que se usa. Follar no significa lo mismo que hacer el amor”, asegura Montes.
Sin pelos en la lengua, con mucha confianza en sí mismos y una amistad que les une en los momentos más mágicos y más oscuros, el grupo define La Polla como un disco en el que se han sentido "auténticos". Por eso y aunque cerraron gira en diciembre, seguirán actuando en festivales como el Sansan Festival, el Viña Rock, el Arenal Sound o el Vive Latino este año. “La Polla ha sido condensar dos años de viajes y experiencia es un disco. Vivíamos al límite, con una gira que contemplaba un concierto en Nueva York por la noche y a las 7.00 en Chicago, o en México y en España el mismo día. Estábamos viviendo muy deprisa y perdiéndonos también muchas cosas y fue por eso que decidimos grabar este disco en plena gira. Grabamos en nueve días y no estaba nada premeditado, ha salido del estómago y de lo que sudábamos. Nos hemos desnudado en él y es el disco que más ha gustado y que más ha trascendido. Nos ha hecho crecer”, confiesan los dos amigos.
Samuel Río no pudo acudir a esta entrevista por motivos personales.
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