Lo viejo es nuevo, y lo culto, popular
Recuperada 85 años después la exquisita miniatura 'La romería de los cornudos', ideada por Lorca, La Argentinita y Pittaluga
Pícara y moderna, popular y refinada, La romería de los cornudos se estrenó en el teatro Calderón de Madrid en 1933 poniendo en práctica la visión regeneradora e interdisciplinar de las artes escénicas de la Segunda República. La presencia en España entre 1916 y 1927 de la compañía de los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev había cristalizado en una forma total de entender el teatro y la danza. Heredera de este postulado, La romería de los cornudos convocó a Federico García Lorca y Cipriano de Rivas Cherif, que escribieron el pizpireto argumento; Gustavo Pittaluga compuso una partitura cargada de ecos de Falla y Stravinski; La Argentinita, con su fusión de academia y flamenco, firmó la coreografía; y de la imaginación pictórica de Alberto surgieron los figurines y telones de la escenografía. Telas gigantes que hoy alberga el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en los que aún respiran los motivos de esta exquisita —y olvidada— miniatura escénica que apostó por conservar el patrimonio cultural desde la vanguardia.
Dentro del ciclo iniciado en 2014 de Teatro Musical de Cámara, la Fundación Juan March ha recuperado 85 años después de su estreno la pieza para representarla, a partir del próximo 10 de enero, en cinco únicas funciones gratuitas. Un trabajo de investigación y creación que pretende, según Miguel Ángel Marín, director del programa de música de la Juan March, rescatar obras cuyo valor “estético e histórico han quedado relegadas porque la vida cultural está más enfocada al gran formato”. Con una coreografía ideada por Antonio Najarro, director del Ballet Nacional de España, la nueva versión dobla los minutos de la original para piano (existe también una versión de 1930 para orquesta) y pasa de 27 minutos a una hora. “No se trata de una recuperación arqueológica, la coreografía es totalmente nueva porque cada tiempo debe tener su propio ballet”, explica Marín, que añade que la pieza se ha adaptado al escenario de la Fundación, cuya boca tiene 14 metros, y su ancho, 4. El decorado de Alberto (solo el telón central mide 700 × 1.400 centímetros) se ha reproducido a escala a partir de fotografías y de uno de los laterales del original. “El principal permanece guardado y no se puede abrir si no es para restaurar”, asegura Marín.
“Para mí la responsabilidad es enorme”, afirma Najarro después de un ensayo. “La han representado tres grandes de la danza española”, continúa en referencia a la versión de concierto realizada en 1930 por Antonia Mercé, La Argentina; a la de 1933 de La Argentinita, y a la versión de Pilar López que, al frente del Ballet Ruso de Montecarlo, la presentó en Nueva York en 1944 y de la que existe un vídeo que Najarro no ha querido ver, “para concentrarme en mi propio lenguaje, pero siempre con mucho cuidado y respeto por la obra y el argumento original”.
La romería de los cornudos se inspira en la romería del Santo Cristo del Paño, una festividad del pueblo granadino de Moclín. Allí acudían las mujeres casadas que no podían tener hijos. La leyenda de un rito que mezcla lo religioso con lo pagano inspiró a Lorca, quien retomaría el trauma de la infertilidad un año más tarde, pero desde el drama, con Yerma. En el nuevo espectáculo se intercalan canciones y textos del poeta con arreglos para guitarra de José Luis Montón. “La peculiaridad de La romería es su tono”, advierte David Picazo, a cargo del guion y la dirección de escena, “es comedia, es picaresca, una fábula fresca y alegre. La danza también tiene un tono jovial. Y ahí ha estado nuestro esfuerzo, en mantener ese tono”. Entre las canciones que se incluyen en el espectáculo: Anda, jaleo, recogida por el poeta en Canciones Populares Españolas, o Por el aire van, de un texto de Los títeres de cachiporra. “Tanto los ballets Rusos como Falla y Turina promovían la vanguardia desde la tradición, pero en ningún caso son folcloristas”, apunta Marín.
En el vestíbulo del salón de actos de la Fundación Juan March, una exposición con material documental ilustrará el contexto de la obra. Cartas, fotografías, partituras, programas de mano y algunas de las críticas de la época. Reseñas que aplauden la escenografía de Alberto, que sacan punta a la alargada sombra de Falla en Pittaluga y a su condición de “alumno aventajado”, que se muestran poco receptivos al cruce entre flamenco y ballet clásico de La Argentinita, que incluso tachan de inmoral el argumento, pero que en un caso u otro abrazan el impulso de la pieza por modernizar la escena. Entre los más entusiastas, en su critica para El Socialista Martín Puente escribió: “Dijo no recuerdo quién que el baile —cuando merece tal nombre— es una forma de bordar poesía con los pies. Eso es el baile de La Argentinita: un poema, un cuadro plástico: arte, en suma. Su pie breve frunce maravillosamente en el cañamazo del escenario las flores de un estro magnífico, que habla al corazón”.
La romería de los cornudos. Argumento: Federico García Lorca y Cipriano de Rivas Cherif. Música: Gustavo Pittaluga. Coreografía: Antonio Najarro. Escenografía: Alberto Sánchez. Fundación Juan March. Madrid. Días 10, 13 y 14 de enero.
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