Un sueño imposible
Uno se pregunta cómo es posible que un director tan laureado como fue David Lean pudo tener tantas dificultades con los productores, Spielberg incluido
Si por un lado hay quien sugiere la necesidad de un parón de al menos un año en el rodaje de nuevas películas para darnos tiempo a ver las ya existentes, por otro hay quienes añoran las que no fueron jamás rodadas y se quedaron en meros sueños imposibles. ¿Cómo hubieran sido las que finalmente no rodaron Billy Wilder, Orson Welles, Louis Malle o Joseph L. Mankiewicz, por citar a algunos cineastas de probado talento que la muerte sorprendió a destiempo o a quienes los estudios no permitieron rodar? Ese fue, por ejemplo, el caso de David Lean, que murió de un cáncer tras haber dedicado varios años de su vida a poner en pie el ambicioso proyecto de una adaptación cinematográfica de Nostromo, la novela de Joseph Conrad, que fue pasando por las manos de varios productores –Steven Spielberg, entre ellos– sin que nunca llegara a hacerse realidad.
Todas sus peripecias han sido narradas en el documental Nostromo, un sueño imposible, que puede verse en el canal TCM. Ha sido dirigido por Pedro González Bermúdez con guion de Juan Zavala, ganadores ambos en 2011 del Goya por el documental Regreso a Viridiana. Con abundante e interesantísimo material documental, junto a muy buenas entrevistas originales, Nostromo hace añorar el ejemplar cine de David Lean –Oliver Twist, Cadenas rotas, El déspota, El puente sobre el rio Kwai, Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago, Pasaje a la India. La hija de Ryan…– que afortunadamente es fácil volver a ver, aunque desgraciadamente nunca jamás su frustrado Nostromo.
Uno se pregunta cómo es posible que un director tan laureado como fue Lean, y con éxitos de taquilla tan enormes como los que él obtuvo, pudo tener tantas dificultades con los productores –Spielberg incluido– que no corrieron con alfombras doradas a sus pies tras los proyectos que el maestro tenía, que hayan ocurrido tantas veces desatinos semejantes, y que aún sigan ocurriendo, qué mentalidad tienen esos productores tan seguros de sí mismos, qué películas rodaron en su lugar obligándonos a verlas, qué injusto es no poder pedirles cuentas.
Babelia
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