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Condiciones galácticas para exhibir ‘Los últimos jedi’

Disney reclama el 65% del precio de las entradas en Estados Unidos y el 60% en España para exhibir la película

Daisy Ridley y Mark Hamill, en 'Los últimos jedi'. En vídeo, el tráiler de la película.

El que quiera ver Los últimos jedi tendrá que pagar, y eso vale no solo para los espectadores. Los estudios Disney han impuesto unas condiciones draconianas a los exhibidores estadounidenses. Quien quiera exhibir la película en sus salas tendrá que pagar el 65% de sus ganancias a la major. Como añadido las salas tendrán que mantener la película durante al menos 4 semanas. Y el que no cumpla se verá penalizado a pagar un 5% más de las ganancias, en total, el 70% de las entradas que venda.

Se espera que Los últimos jedi sea el segundo mejor estreno de la historia, solo por detrás de su predecesora en la saga de Star Wars, El despertar de la Fuerza. El Episodio VII alcanzó 212,7 millones de euros en su primer fin de semana de estreno (salió en 4.134 salas de Estados Unidos y Canadá, donde logró el 46% de sus ganancias). Y 1.753 millones de euros en la taquilla mundial al acabar su carrera comercial en las salas.

En aquel 2015 Disney no estaba tan seguro de su gallina de los huevos de oro y aunque como porcentaje pidió uno parecido, el 64% del precio de la entrada, la distribuidora solo exigía dos semanas en la mejor pantalla. Las cosas han cambiado. Quizá para un multisalas de capital la diferencia no suena excesiva pero para un cine rural con tan solo tres o cuatro pantallas comprometerse a mantener en exhibición el filme de Rian Johnson cuando llegan los mayores estrenos de la temporada puede ser un suicidio.

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Incluso con los más de 800 millones de euros que recaudó El despertar de la Fuerza en Estados Unidos y Canadá, su estreno dejó espacio para otros éxitos de taquilla como El renacido (157 millones de euros) y Los odiosos ocho (46 millones de euros).

¿Dónde está el negocio? En las palomitas, bebidas o cualquiera de los productos a la venta en los vestíbulos de las salas de cine. A la revista Deadline le salen las cuentas: incluso quitando ese 65%, un cine, de media, se puede quedar fácilmente con 35.000 dólares calculando una taquilla de 100.000 dólares —casi 85.000 euros— durante el primer fin de semana. El mercado calcula que un 80% de los espectadores consumirán palomitas y otras golosinas, con los que el cine se llevaría 64.000 euros más. El resto de los grandes estrenos se lleva en Estados Unidos del 55% al 57%. Claro, que como se pregunta Deadline, “¿qué película vas a exhibir?”.

Esto no ocurre en casi ningún sitio de Europa, donde, por ley o acuerdos, esté cerrado el porcentaje. En Francia, gracias a un acuerdo intersectorial, la primera semana no supera el 50% y la media es del 40%. En Alemania otro convenio estipula un máximo del 45%. En Reino Unido se manejan parecidos términos.

En España, en cambio, rige la ley del más fuerte, como en EE UU. Disney no ha llegado a ese 65%, pero sí al 60%, que suele ser el máximo que reclamen las majors de uno de sus estrenos. Los últimos jedi se estrena en 1.049 salas de un parque nacional de 4.000. Y en todos los formatos: 2D, 3D, ATMOS, IMAX, doblada al castellano, al catalán, en versión original subtitulada... El miércoles, en adquisiciones anticipadas, ya había 220.000 entradas vendidas. Del precio de una entrada, un 21% es el IVA, un 3% es para las entidades de gestión de derechos intelectuales y, en porcentajes muy variables, el 33% para el exhibidor y el 43% para el distribuidor. Muy variables, porque los estudios de Hollywood suelen pedir un 55% y alcanzar el 60%. Las distribuidoras indies a veces solo llegan al 35%. Y el porcentaje desciende según van pasando las semanas. Son acuerdos secretos y cambian según el título y la sala.

Los exhibidores recuerdan el altísimo precio de la electricidad en España, con lo que al final de 1.000 euros les quedan unos 160. Aparte está la major Warner, que no se lleva un porcentaje sino un fijo de cada entrada; de ahí que sus películas no entren habitualmente en las promociones de las salas. “A veces, eso sí, si la película no cumple las expectativas, rebajan ese fijo”, cuenta un exhibidor. ¿El negocio? Igual que en EE UU, estriba en las palomitas, cuya venta compensa la caída de ingresos en eventos como la Fiesta del Cine, donde las entradas cuestan tan solo 2,90 euros.

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