Iñárritu recibe un Oscar por el proyecto de realidad virtual ‘Carne y Arena’
El director mexicano recibe el galardón de honor durante los Premios de los Gobernadores de Hollywood por la pieza sobre la migración ilegal a Estados Unidos
Como si de los Oscar se tratara, Hollywood se vistió de gala para la entrega de los premios de los Gobernadores, los también llamados Oscar de honor que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas entregó el sábado a sus elegidos fuera de competición.
Todos los que allí llegaron se sabían ganadores elegidos por sus méritos y por toda una carrera dedicados al cine. Entre ellos estuvo el mexicano Alejandro González Iñárritu que consiguió así el quinto Oscar de su carrera. En esta ocasión ni tan siquiera fue por hacer cine sino gracias a su incursión en el campo de la realidad virtual con Carne y Arena. "No estoy interesado en la tecnología para reinventar o escapar de la realidad. Me interesa la tecnología como forma de abrazar la realidad", dijo al recibir el honor en esta novena edición de los premios de los gobernadores.
A su llegada a la alfombra roja el director mexicano no pudo ocultar su orgullo ante este premio, su preferido, dijo, porque no implica competición. "Mientras lo producíamos nunca pensamos en ganar premios", indicó en referencia a esta instalación cinematográfica que sitúa al espectador con un gran realismo en medio de la frontera entre Estados Unidos y México. "Lo hicimos para crear una conciencia", añadió a la prensa sobre su trabajo junto al director de fotografía Emmanuel "chivo" Lubezki, una producción centrada en el problema de la inmigración.
El también mexicano Gael García Bernal aún no ha visto Carne y Arena pero estuvo allí igualmente para apoyarle. "Lo mejor es estar con los tres, con Cuarón, el gordo y el negro. Los tres amigos", describió el intérprete mexicano a El País en referencia a sus compatriotas, los directores Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y González Iñárritu. "Pasan los años y siguen siendo amigos. Los recuerdo hablando de hacer películas y mira que lejos hemos llegados", añadió a la vez nostálgico y lleno de orgullo. A su cabeza volvió el momento en el que conoció a González Iñárritu, protagonista de su primera película, Amores Perros (2000). "Y de verdad que nunca pensamos que le interesara a nadie. Era cuando nadie veía cine mexicano. Y mira qué lejos hemos llegado", agregó al diario.
Los otros homenajeados en esta gala en el corazón de Hollywood nunca antes recibieron un Oscar a pesar de que su fama les precede. En el caso del director de fotografía Owen Roizman, el cinematógrafo de The French Connection y de El exorcista recibió el esperado premio a toda su carrera de manos del legendario Dustin Hoffman. Un momento tenso que avivó la conversación de estos días sobre los abusos sexuales dentro de la industria de Hollywood dadas las recientes acusaciones que indicaban que el protagonista de Tootsie se había propasado verbalmente con varias de sus ayudantes hace más de dos y hasta tres décadas gastando bromas salaces de mal gusto y tono sexual.
En el caso de la directora belga afincada en Francia Agnes Varda, la octogenaria de 89 lleva haciendo cine desde hace 63 años y tiene un documental, Faces Places, en competición este año. Pero la llamada abuela de la Nouvelle Vague hizo realidad el sábado uno de sus sueños: bailar con Angelina Jolie. Varda no ha ocultado su amor por la actriz y directora y recibió su estatuilla de honor de manos de Jolie, a quien abrazó mientras ambas bailaron en el escenario. Donald Sutherland consiguió por fin el primer Oscar de su carrera tras cerca de 200 películas y la realizadora Ava Duvernay se encargó de darle el Oscar de honor al documentalista Charles Burnett, también virgen en estas lides. Visiblemente emocionada, Duvernay agradeció al realizador la visibilidad que le ha dado a la comunidad negra en Estados Unidos con su obra. "La visibilidad es un arma política –recordó-. Y tu has sido nuestro gigante".
Dada la ausencia de cámaras y periodistas en esta fiesta, organizada por y para la Academia a espaldas de los medios y el público, la novena edición de esta gala se convirtió en una noche de encuentros, juegos y sorpresas. Por ejemplo la reacción de admiración de la directora Patty Jenkins y la nueva Wonder Woman, Gal Gadot, cuando conocieron en persona a Angelina Jolie. O ese círculo de poder que formaron el director Michael Mann charlando con Tom Hanks, su esposa y actriz, Rita Wilson, y el legendario Steven Spielberg. También hubo encuentros de puro tartamudeo a juzgar por el empeño que Robert Pattinson puso en conocer al realizador Claes Bang para decirle lo mucho que le había gustado su película The Square, cinta que se da ya como casi segura candidata al Oscar. Momentos cándidos en un salón donde todos los asistentes fueron y son alguien en Hollywood y la entrada, restringida a miembros de la Academia y sus invitados, costaba 500 dólares (428 euros).
La gala también sirvió de ensayo general para la futura ceremonia de los Oscar que tendrá lugar el 4 de marzo. Por ejemplo Jessica Chastain y Diane Kruger se ganaron las miradas de todos los asistentes engalanadas de rojo vivo de pies a cabeza a su llegada al Ray Dolby Ballroom del centro Hollywood & Highland. Ambas quisieron participar de esta ceremonia para honrar a los ganadores mientras su presencia recordaba a los académicos con derecho a voto sus últimos estrenos, la primera a las órdenes de Aaron Sorkin en Molly's Game y la segunda en la película alemana In the Fade, en la esperanza de ser futuras candidatas.
En el caso de Salma Hayek, Sarah Paulson, Allison Williams y Saoirse Ronan, todas ellas demostraron que el negro siempre es elegante. Lo mismo hizo Jennifer Lawrence aunque con un aire más atrevido dejando la cintura al aire en su modelo de Alexander McQueen. Un llamativo traje para esta ganadora de dos premios Oscar que sueña este año con un tercero por su trabajo junto a Javier Bardem en mother! Sin embargo y pese a la seriedad de la gala o el lujo de su vestido la intérprete se puso a jugar al escondite protegiéndose detrás de Emma Stone frente a los fotógrafos. Mientras, Justin Timberlake colgaba en su red, una foto suya junto a la de Jake Gyllenhaal y la de Hugh Jackman como ejemplo de elegancia en esmoquin. Otras actrices presentes en la ceremonia fueron Margot Robbie, o Carey Mulligan, todas ellas con estrenos que han unido sus nombres al de una posible estatuilla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.