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“La originalidad es una gran mentira”

Paolo Taviani, uno de los directores más importantes de Italia, ha filmado sobre las connivencias entre la Mafia y los terratenientes y la lucha de clases

Borja Hermoso
El director de cine Paolo Taviani, en Sevilla.
El director de cine Paolo Taviani, en Sevilla.PACO PUENTES (EL PAIS)

Las connivencias entre la Mafia y los terratenientes, la lucha de clases y el desencanto de la izquierda, la opresión paterna en el medio rural y la vida en el ámbito carcelario son algunos de los temas que, desde hace más de 60 años, han vertebrado el cine de los hermanos Vittorio y Paolo Taviani, nacidos respectivamente en 1929 y 1931 en San Miniato, cerca de Pisa. Los autores de películas como Padre Padrone, La noche de San Lorenzo, Good morning Babilonia o César debe morir acaban de recibir el Giraldillo de Honor del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que se clausuró el sábado. Allí fue proyectada, además, su nueva película, Una cuestión privada. En esta entrevista, Paolo Taviani (su hermano Vittorio no viajó a Sevilla por problemas de salud) repasa su forma de ver y de hacer el cine.

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Pregunta. Usted y su hermano Vittorio empezaron a hacer cine cuando aún vivían los Lumière. Y siguen. ¿Cuál es el secreto?

Respuesta. Qué bueno, ¡nunca había reparado en eso! En el Festival de Cannes hicieron una fiesta en honor de los Lumière y nos invitaron a los hermanos que hacíamos cine juntos. Nosotros, los Dardenne, los Coen… y los Coen nos preguntaron que cómo trabajábamos, cómo nos dividíamos el trabajo. Y les dijimos: ¡Eh, que esto no lo inventamos nosotros, ya lo hacían los Lumière!

P. Pero ¿cuál es su secreto, la receta para seguir en la brecha?

R. Que amamos este oficio. El set de rodaje nos encanta. Es nuestra casa.

P. ¿Cómo es su sistema de trabajo?

R. Nos vemos casi todas las mañanas en casa del uno o del otro, o paseamos por un parque. Hablamos de todo. Las historias las sacamos de las noticias de la prensa o de los libros que leemos. Los guiones los escribimos juntos y luego, cada uno en su casa, hace correcciones y cambios. Elegimos a los actores juntos. Y al llegar al set de rodaje lo cambiamos todo. Es complejo. Cada vez dirige uno, y el equipo y los actores saben que cuando dirige uno, solo pueden hablarle a él. El otro no cuenta. Pero cuando uno rueda sabe que el otro está detrás. Suele bastar una mirada. Tenemos una relación yo diría que telepática.

P. ¿Ruedan rápido o son lentos? Viendo Padre Padrone, por ejemplo, uno tiende a pensar que son lentos…

R. ¡Somos rápidos! Como casi siempre, y eso incluyó Padre Padrone, hemos tenido muy poco dinero para rodar, nos hemos tenido que acostumbrar a serlo. Rodamos con encuadres fijos y breves. Estamos muy entrenados.

P. Ayer le escuché contar sus recuerdos de la Palma de Oro de Cannes 1977 que les concedió Rossellini, presidente del jurado, por Padre Padrone. ¿Qué les dijo? R. Nada, fuimos a cenar con él y solo nos preguntó si estábamos contentos con la Palma. Pero nosotros sí que le contamos una cosa muy divertida. Vittorio y yo dirigíamos un cineclub en Pisa y un año organizamos una votación para que el público eligiera la mejor película del año. Habíamos proyectado Alemania año cero, una obra maestra de Rossellini. Pero tuvo poquísimos votos. Así que cambiamos los resultados, hicimos tongo y ganó Alemania año cero. A él le hizo mucha gracia.

P. ¿En qué les influyó Rossellini y en qué creen haber influido ustedes en jóvenes cineastas?

R. ¿Influencias? Picasso decía una cosa preciosa cuando le decían que se había inspirado en los grandes pintores de la antigüedad: “Yo no invento nada, yo copio”. Pues nosotros lo mismo. Nos hemos inspirado en Pirandello, en Tolstoi, en Shakespeare… La originalidad es una gran mentira. Cuando uno avisa que quiere ser original, es una estupidez.

P. ¿Está todo inventado?

R. No sé responder.

P. Los Taviani siempre fueron considerados cineastas políticos, cineastas de izquierdas. Esa etiqueta ¿ha podido suponer un problema para ustedes?

R. Las etiquetas son las etiquetas. A nosotros nos etiquetaron y fue una condena. Lo único que hemos pretendido ha sido contar el mundo tal y como lo vemos, la verdad que nos rodea, no lanzar un mensaje político. La realidad es política, nuestras películas no.

P. ¿No cree que los políticos actuales –a izquierda y a derecha- han perdido poso intelectual con respecto a sus antecesores de los 60, los 70 y los 80?

R. Claro, claro… y todo está cambiando, y no sabemos hacia dónde van las cosas. Por un lado tenemos a Trump. Por el otro, al coreano. Y miren ustedes, españoles, lo que pasa con Cataluña, ¿cómo acabará? Y en Italia, la derecha vuelve, ¡vuelve Berlusconi, Ber-lus-co-ni! Alguien que quiso cargarse la cultura italiana. Y la cultura resistió, pero pagó un precio muy, muy alto.

P. La cultura frente a la política tiene como un doble papel que jugar, ¿no? Por un lado, interpretarla, contarla. Por el otro, resistirse a ella…

R. Bueno, Nani Moretti tuvo dos intuiciones increíbles. Una, que el Papa iba a dimitir. Eso es genial. Y la otra, que dejaba la puerta abierta a un posible regreso de Berlusconi. Todos le dijimos que se equivocaba. Pero parece que no se equivocaba…

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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