Los Lumière, los primeros artistas del cine
Una película del director del festival de Cannes reivindica el talento creativo de los hermanos, más allá de ser además los inventores del cinematógrafo
Hay un acuerdo claro: los hermanos Lumière inventaron el cine. Patentaron el cinematógrafo el 13 de febrero de 1895, y, tras diversas proyecciones a amigos y en sociedades científicas y universidades, realizaron la primera exhibición comercial el 28 de diciembre de ese año en el Grand Café en París. Hasta ahí todos de acuerdo. Pero en la última década la labor de los hermanos Auguste y Louis se ha quedado reducida a la de inventores, es decir, a la de dos emprendedores que cogieron lo mejor de artefactos precedentes para crear un aparato que era capaz de filmar y proyectar. Su lado artístico ha sido menospreciado frente a la creciente consideración de la importancia de Georges Méliès o de Alice Guy Blaché, la primera directora. Y contra esa oleada, en pos de la reivindicación de los Lumière como creadores cinematográficos y no solo meros técnicos, Thierry Frémaux, delegado general del Festival de Cannes, ha compuesto la película Lumière! Comienza la aventura, que se estrena ahora en España tras sus proyecciones en los festivales de Cannes y San Sebastián. Frémaux tenía acceso directo al material porque además de encabezar el certamen de cine más importante del mundo, es el director del Instituto Lumière en Lyon, salvaguarda del legado de los hermanos, que realizaron 1.422 cortometrajes de los que se conservan 1.417.
Frémaux ha escogido 108 filmes de la producción de los Lumière (por cuestiones técnicas, duraban 50 segundos y no tenían cortes ni montaje) para agruparlos por temática. Con ellos subraya el talento artístico de los hermanos, especialmente de Louis, y de los operadores que enviaron por todo el mundo para rodar material y para realizar proyecciones que incrementaran su negocio. "Tras ver el filme, queda claro que fueron los primeros en crear gags, en hacer remakes, en cuidar las composiciones con luces y sombras... Sabían muy bien lo que hacían. En sus trabajos están la primera muestra de cine abstracto o las primeras imágenes deportivas, porque el deporte moderno nace a la vez que el audiovisual", asegura Frémaux.
Carrera contra el tiempo
El cine vive una carrera contra el tiempo. Justo en estas dos últimas décadas en que se ha multiplicado el interés por las primeras obras, por las películas primigenias, es cuando el material en que se plasman las imágenes, el celuloide, se está pudriendo al ser un materail perecedero. "El cine mudo ha desaparecido en un 80%. Tristísimo. En fin, solo espero que mi filme sirva para que el espectador paledee su obra, tome tiempo en su visionado, las medita y digiera en un tiempo, el actual, en el que no sabemos de dónde vienen las imágenes. Ni quién las hace. Lumière tiene una conciencia, que echo en falta en muchas películas actuales".
Frémaux asegura que su pasión por los Lumière, que demuestra como narrador de la película, va más allá de su cargo en el Instituto. "Me apasiona el cine, pero como también le ocurre a Bertrand Tavernier, mi padre cinematográfico, Martin Scorsese [que aparece en la película], Quentin Tarantino... Formo parte de una tradición. Yo quería hablar de las películas de los Lumière con palabras actuales, recalcar que sus filmes se pueden ver como una obra actual, presente, y no como ejemplos de arqueología cinéfila. El acto cinematográfico de los hermanos es el mismo que el de un cineasta del siglo XXI, que responde a tres preguntas: ¿Qué quiero contar? ¿Cómo lo voy a hacer? Y ¿cuál es la mejor posición de la cámara? Además, la película lucha contra las leyendas que les rodean, como que no creían en el futuro del cine. Sí, queda bonito en los artículos de prensa, pero es mentira. Para no creer en su aparato, hicieron un montón de películas, casi 1.500", acaba entre risas Frémaux. "Les pudo la modestia y su amor por la obra de Méliès. al que siempre apoyaron incluso calificándole como creador del espectáculo cinematográfico".
Hay en Lumière! Comienza la aventura muchas sorpresas: la más evidente es el cuidado de los hermanos y sus operadores por la composición y la narración. "Porque Louis Lumière es el primer director de ficción, preocupado además por la puesta en escena, a pesar de otra leyenda que solo le tilda de documentalista. El regador regado es de junio de 1895... Insuperable. Para mí Louis es Rossellini, Renoir, Pialat o Kechiche, y Méliès, Fellini, Hollywood, Almodóvar, la gente que toma el mundo para reinventarlo. En cambio, Lumière toma el mundo para mostrarlo como es. No es una oposición, sino una complementariedad", dice el cineasta. "Me gusta que la película muestre la inocencia, la generosidad, la forma de ver la vida de los hermanos. Louis es un artista, como se puede ver también en sus fotografías".
Frémaux cree que podría haber hecho otras cinco películas iguales. "Hay tanto material... pero hemos elegido las que nos sirvieran para llevar al espectador en un viaje al mundo de los hermanos. Voy a hacer una segunda, aunque aún no sé qué material seleccionaré. Yo sé que aprendo de ellos cada día. Para eso fueron tres veces los inventores del cine: inventaron la técnica, inventaron el arte e inventaron su realización. Recordémoslo cada vez que entramos una sala, se apagan las luces y empieza la proyección".
Babelia
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