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Columna
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Vitalicio

El último capítulo de 'Comando actualidad' abordó con acierto todo lo que rodea a las oposiciones

Juan Jesús Aznárez

La oferta empleo público, en torno a 250.000 nuevos puestos, movilizó a decenas de miles de españoles, dispuestos a dejarse las pestañas en las academias que preparan oposiciones. El último capítulo de Comando actualidad abordó con acierto un fenómeno que no sólo afecta a los opositores sino también a familias, parejas y amigos.

Los candidatos gastarán durante los próximos tres años una media de mil euros al mes en intentar ser funcionario. ¿Qué estaría usted dispuesto a hacer para conseguir un trabajo fijo y un sueldo para toda la vida?, pregunta el programa. La respuesta viene dada en las entrevistas efectuadas en domicilios, academias, bibliotecas, residencias y aulas: lo que haga falta por un sueldo seguro. Sin vida, pechando con diez horas de codos al día, y ofreciendo a la pareja un año sabático, todo sacrificio es poco.

Comando actualidad aborda con amenidad la travesía hacia los empleos ofrecidos por la administración en ministerios y cuerpos de seguridad, mayoritariamente. Los testimonios sobre exámenes fraudulentos son reveladores.

Sin ignorar el trauma sufrido por los opositores que han suspendido después de seis años de dedicación exclusiva al estudio, el programa recoge también las confesiones de padres que sufren el varapalo como si fuera propio. Pero no solo opositan veinteañeros y treintañeros, también lo hacen cincuentones temerosos de perder su actual empleo en un ERE y no encontrar otro a su edad.

Hubiera enriquecido el espacio una mayor incidencia psicológica sobre un aspecto poco subrayado: el sufrimiento de los progenitores mucho más angustiados por el bajonazo emocional de los hijos dependientes que por la sangría de recursos y ahorros familiares.

El reportaje está bien armado y permite diversas lecturas. Incidiendo en una de ellas, la manifiesta pesadumbre de algún padre evocaba a Richard Harris interpretando al emperador Marco Aurelio en Gladiator cuando le dice al malvado Lucio Aurelio Cómodo: "Tus fracasos como hijo, son mi fracaso como padre”. No es para tanto, pero un poco, sí.

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