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Crónica
Texto informativo con interpretación

Flamenco on Fire cierra una gran edición con la puerta abierta a otra

Miguel Poveda clausuró anoche el festival pamplonés con lleno en el auditorio Baluarte

Miguel Poveda, en Pamplona, en el auditorio Baluarte.
Miguel Poveda, en Pamplona, en el auditorio Baluarte.FLAMENCO ON FIRE

La IV edición de Flamenco on Fire, el festival que Miguel Morán puso en marcha en 2014 y que, tal vez contra pronóstico (¡una semana de flamenco en Pamplona!), ha obtenido un rápido éxito de público y mediático, cerró ayer domingo sus puertas con sabor agridulce y con lleno absoluto en el gran auditorio Baluarte, este sí, previsible, pues actuaba Miguel Poveda, en estos tiempos casi la única garantía de éxito taquillero en el mundo del espectáculo flamenco. Pero todos los ciclos del certamen han obtenido una importante asistencia de aficionados.

Lo agridulce viene por las serias dudas sobre la continuidad del certamen. El flamenco, pese a su prestigio actual en todo el mundo, pese a su cosmopolitismo creciente, necesita, fuera de casos excepcionales, la respiración asistida de la ayuda institucional sobre todo, y ello es paradójico, en España. En Pamplona, pese a que el público ha respondido notablemente desde el primer momento, también ocurre, pero lejos de subir las ayudas, han bajado en las últimas ediciones, sin que parezca que haya ningún prejuicio antiespañolista en esta circunstancia (en Ayuntamiento y Comunidad hay gobiernos de izquierda y/o nacionalista). Simplemente, que los presupuestos son siempre escasos.

En este sentido, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona, Maider Beloki, comentaba tras uno de los actos del festival que era consciente de que el flamenco es una música universal, que no es ya de ninguna parte, que es de todos, patrimonio de la humanidad, como el jazz y otras músicas populares. Y que quieren hacer un esfuerzo para que Flamenco on Fire se quede en la ciudad.

Kiki Morente (izquierda) y, a la guitarra, Juan Habichuela.
Kiki Morente (izquierda) y, a la guitarra, Juan Habichuela.FLAMENCO ON FIRE

Anoche Miguel Poveda cerraba brillantemente esta edición del festival en un Baluarte repleto, con un entusiasta público que lo aplaudió calurosamente. Poveda quiso homenajear al gran guitarrista Sabicas, nacido en Pamplona, cantando un soneto de Sabina dedicado a él.

Pero junto a las actuaciones centrales del auditorio, el certamen, como en ediciones paralelas, ha llenado cada jornada de actividades y espectáculos en paralelo. El habitual ciclo nocturno del hotel Tres Reyes ha contado, de nuevo, con la guasa impagable del rey del compás, Tomasito, que ya actuó el año pasado como artista invitado de Diego Carrasco. Y también, junto a otros atractivos, la actuación de Martirio y su tres décadas de carrera artística. El ciclo lo cerró anoche Kiki Morente con la guitarra de Juan Habichuela Nieto.

El programa matinal en los balcones, iniciado el año pasado, tiene una aceptación creciente. Este año plazas como las del ayuntamiento o las del Castillo se han visto repletas para seguir las actuaciones. El público va de plaza en plaza, de balcón en balcón por el centro histórico de la ciudad.

Ayer, uno de los encargados de cerrar el ciclo fue el maestro Pepe Habichuela, que hace dos días ya había actuado junto a su hijo Josemi en un concierto que calificó de "muy emocionante". Además de jóvenes artistas locales, completó la última jornada matinal Salomé Pavón, una cantaora que reúne en sus apellidos y en sus genes lo mejor de la historia del flamenco: hija de Arturo Pavón y nieta de Manolo Caracol, es también sobrina nieta de Pastora Pavón, la mítica Niña de los Peines. Y en su actuación hubo guiños a Caracol, con fandangos y zambra, y para La Niña, sobre todo a través de los tangos, y también para su padre Arturo, con una emotiva composición del pianista.

Los Habichuela y Carmona son una presencia constante en este festival. El sábado, en el único espectáculo programado en la sala Zentral, actuó con gran éxito Antonio Carmona, que presentó su último disco en solitario, Obras son amores, con canciones de fina sensibilidad, vitalistas y también nostálgicas, y en el que evoca a su padre, Juan Habichuela, fallecido el año pasado, justo meses antes de que Flamenco on Fire le tributará el homenaje que le había preparado. La velada la completó Popo, percusionista y músico de querencias urbanas.

Simbólicamente, Salomé Pavón había acabado su actuación en el balcón municipal con una letra que exclamaba: "¡Pobre de mí!". Acaba la IV edición de Flamenco on Fire. ¿Habrá una quinta? Morán deja la puerta abierta a que la haya, pero también una frase: "Tendrán que llegar más ayudas".

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