Las tijeras y el ombligo
La competencia técnica de Vivas se pone al servicio de una película con mayor elegancia expresiva que el original
Cuando la navaja de Un perro andaluz (1929) rasgó ese ojo bajo la luz de la luna quedó fijada una ley no escrita para todo heredero de la poética cinematográfica de la imagen extrema: si uno va a jugar a la ruleta rusa, no puede hacerlo con balas de fogueo. Si alguien osa representar una imagen tan perturbadora como la de unas afiladas tijeras de cocina recorriendo la superficie de un vientre embarazado, tiene que llegar hasta el final, aunque esa no sea la mejor manera de ganar amigos (o, dicho de otra manera, masajear al gran público). El tándem formado por Alexandre Bustillo y Julien Maury lo entendió así y, en efecto, las tijeras que, en su opera prima À l’intérieur (2007), recorrían un vientre embarazado acababan clavándose en el ombligo y desencadenando una suerte de vodevil grandguiñolesco que culminaba en una imagen inasumible. Su película era más efectista que malsanamente poética y se inscribía dentro de la ruptura generacional del grupo de cineastas que hizo del exceso su emblema y marcó la diferencia con respecto al coetáneo cine de terror norteamericano rompiendo tabúes de representación, a veces con gratuidad –Frontier(s) (2007) de Xavier Gens-, en otros casos con verdadero poder de perturbación –Martyrs (2008) de Pascal Laugier-.
INSIDE
Dirección: Miguel Ángel Vivas.
Intérpretes: Rachel Nichols, Laura Harring, David Chevers, Stanny Coppet.
Género: terror.
España, 2016
Duración: 100 minutos.
Inside, cuarto largometraje del español Miguel Ángel Vivas, es un remake de À l’intérieur que, con un guión co-escrito por Jaume Balagueró y reparto internacional, parece haber sido escrupulosamente diseñado para conquistar los mercados que no se hubiesen parado ni a darle la hora a la película francesa. La competencia técnica de Vivas, más que demostrada en la no obstante discutible Secuestrados (2010), se pone al servicio de una película con mayor elegancia expresiva que el original. Además, ahorra al público esas toscas infografías que, de vez en cuando, mostraban al baqueteado feto de la asediada protagonista. Pero aquí acaban las buenas noticias: hablada en un inglés funcional cuyo caudal léxico se mueve entre insistentes “Please!” y “Oh, my Gods!”, Inside no es otra cosa que la domesticación de À l’intérieur, una película que nadie podía olvidar después de haberla visto.
Babelia
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