Rubén Pozo: “No necesito una limusina para corroborar el éxito”
El músico cree en la actitud rockera pero asegura que por encima de todo están las canciones: "No es tiempo de profetas charlatanes". Este sábado actúa en la Galileo
A Rubén Pozo le piden con sorna que no versione a ningún otro clásico. Meses después de que él grabara su Starman Bowie falleció. "Me dicen que aún quieren que Keith Richards siga por aquí unos años más", bromea el músico al otro lado del teléfono. La grabación de su tercer álbum en solitario ha coincidido en el tiempo con el final de la gira del segundo, En marcha (Sony), con la que este sábado recala en la Galileo dentro de Los Matinales de EL PAÍS. El próximo trabajo, que se publicará "después del verano", no incluirá ninguna versión pero si una colaboración con Ariel Rot, que toca la guitarra en una de las canciones.
El madrileño se tomó la libertad de cambiar un poco el destino del hombre de las estrellas: "Cambié la letra de Starman porque ese tema habla de un tiempo en el que las estrellas del rock eran como salvadores de la humanidad. Creo que es una cosa del pasado, ahora somos músicos más que estrellas. No es tiempo de profetas charlatanes", asegura para después puntualizar que él respeta muchísimo lo de la actitud y que no hay nada que le guste más que los "grandes bocazas que animan el cotarro". Esta gira le ha llevado por salas de España y México los últimos dos años. Se ha presentado al público en todo tipo de formatos; con banda, en acústico y compartiendo escenario con Mark Olson. Este sábado se presenta con guitarra y voz.
El músico nacido en Barcelona pero de la cosecha del barrio de Alameda de Osuna, de la que también salieron bandas como Le Punk, Morodo o Sidecars, reivindica su camino recorrido en la música: "Con 12 o 13 años me empezó a gustar la música y no he cambiado el rumbo. No tengo ningún familiar en la industria que me haya pagado un disco. Me pongo a mí mismo como baremo". Pozo asegura que su definición del éxito es poder seguir haciendo las canciones que le salen y poder pagar las facturas a principio de cada mes. “No necesito una limusina para corroborar el éxito”, afirma este músico que no sabe muy bien qué hacer con su vida si no tiene una guitarra en la mano.
Es de letras de "piel para adentro" más que de crítica social, aunque ya hizo algún escarceo en su anterior disco con Disco Stu (esto va de siervos y esclavos/ y este es el mundo y siempre lo fue). Su próximo álbum suena a que "está todo muy jodido pero mientras el corazón lata hay que seguir para adelante". No se escuda en falsas seguridades ni rechaza su pasado con Pereza y asegura que siente que con cada trabajo tiene que demostrar lo que es capaz de hacer: "Sí. Tengo esa presión de mostrar que tengo lo que hay que tener para el directo".
Babelia
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