Almas gemelas encantadas
El autor destaca entre los clásicos contemporáneos obras de Nikolái Gógol y Edith Nesbit
Entre los clásicos contemporáneos recientemente recuperados hay que destacar, en primer lugar, una preciosa edición de un libro fundacional de la literatura del siglo XIX: Almas muertas, de Nikolái Gógol, de quien proviene todo el sentido del humor crítico que caracteriza la mejor escritura rusa; de ahí proceden desde El maestro y Margarita, de Bulgákov, hasta los hilarantes Ilf y Petrov; y no sólo el humor: toda la gran novela rusa del XIX está en deuda con Gógol. Esta edición de Nórdica es una nueva traducción de una acreditada traductora, Marta Rebón, y ha sido cuidada con todo mimo y reverencia por su editor, que la ha ilustrado con una estupenda serie de dibujos debidos a Alberto Gamón. Un libro imprescindible en toda biblioteca de literatura.
En segundo lugar, me gustaría dirigir la atención de los lectores a uno de los libros esenciales del género fantasy. Me refiero a El castillo encantado, de Edith Nesbit, en una edición a cargo de El Paseo que recoge los grabados originales de H. R. Millar. Edith Nesbit escribió numerosos relatos para niños y éste es el mejor, un libro emblemático de una mujer que además estuvo comprometida con los problemas de su tiempo, perteneciente a esa estirpe de mujeres luchadoras que marcaron el cambio de siglo.
Y, finalmente, Los hermanos Ashkenazi (Acantilado), una gran novela de Israel Yehoshua Singer traducida por Rhoda Henelde y Jacob Abecasís. Es la historia de dos hermanos gemelos nacidos en Lvov e inmersos en el gran momento en que confluyen en la revolución industrial, el auge del capitalismo y la lucha de clases. Una lección de literatura inscrita en la historia escrita con el mismo aliento de la que la seguiría más tarde: La familia Karnowsky.
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