El más discreto de la clase
Graham Swift equilibra con su literatura mayúscula una ironía menor que la de muchos de sus colegas de promoción
Graham Swift fue uno de aquellos chicos prodigiosos del grupo que la revista Granta de Londres eligió en 1983 como el de las grandes esperanzas blancas de la ficción inglesa contemporánea. Y sin duda, Granta acertó. De pleno. De entre los más activos a lo largo de estas tres largas décadas el más gruñón y más inconformista de la clase ha sido siempre Martin Amis, el autor de La flecha del tiempo, ácido, inteligente e impertinente pero tal vez empleando en los últimos tiempos buena parte de su pólvora en salvas. El irónico Julian Barnes será siempre una referencia de la narrativa contemporánea, con El loro de Flaubert que se convirtió en clásico de inmediato, y es sin duda un valor sumamente estable en la bolsa de valores del grupo, como Ian McEwan, que tal vez sea el más sólido de todos y el más ambicioso en sus retos literarios, desde El placer del viajero a Expiación, saliendo siempre airoso de sus laberintos morales. Salman Rushdie, mucho menos prolífico, atravesó su rubicón con la fatwa, y sus memorias Joseph Anton están a la altura de obras suyas de ficción como Hijos de la medianoche.
Swift, claro, es otro valor seguro, mucho más por su fiabilidad que por su celebridad. Y seguramente equilibra con su literatura mayúscula una ironía menor que la de muchos de sus colegas de promoción. Estudió literatura en Cambridge, convirtió en arte la realidad de un hombre y de su anónima vida en la que seguramente es su obra maestra, El país del agua (1983), convirtió en literatura las tragedias íntimas y cotidianas en su gran novela Últimos tragos (1996), que ganó el premio Booker, y ha querido que Jane Fairchild, la criada protagonista de El Domingo de las Madres, su última novela, acabe siendo una novelista de éxito. Swift es el exquisito que se toma su tiempo para perfeccionar sus narraciones, y domina los elementos de la novela —tiempo, espacio, estilo, personajes y punto de vista— como para impartir un curso sobre los mecanismos y el arte de la ficción rivalizando con James Wood y el mismísimo David Lodge. No parece sino ocuparse del dios de las pequeñas cosas, y en cambio despliega delante del lector el espectáculo entero de la literatura.
Javier Aparicio Maydeu es profesor Titular de Literatura Española y Comparada de la Universitat Pompeu Fabra. Autor de El desguace de la tradición. En el taller de la narrativa del siglo XX.
Babelia
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