La alquimia musical llega a Madrid
'Music has no limits' fusiona todos los géneros en un espectáculo catártico de ritmos, luz y efectos visuales
¿Puede la melodía de O mio babbino caro, de Puccini, transformarse gradualmente en el frenético Sweet child of mine de Guns N´Roses? ¿O mutar una pieza de Bach para chelo en un ritmo de heavy metal del que termina surgiendo el Smooth criminal de Michael Jackson? Es lo que se preguntó hace años Miguel Depáramo, el director creativo de Music has no limits, un show musical que se estrena este miércoles en el Teatro de la Luz Philips Gran Vía de Madrid. “La idea es que se mezclen todos los géneros musicales, que se rompan todas las reglas de la música y sus etiquetas”, asegura Depáramo, que dirige a un equipo de músicos y artistas que en algunos espectáculos puede llegar a contar con 80 personas en el escenario, orquesta incluida. “Es como una anarquía musical pero que lleva un orden”, resume.
Music has no limits es “un viaje musical in crescendo” de dos horas en el que cabe todo: la ópera más purista, el (I can´t get no) Satisfaction de los Rolling Stones, el clásico, el jazz, el góspel, el house y una puesta en escena con una suerte de estética goth punk que rompe, como una nota discordante, una soprano vestida rojo. “A los que formamos la base de Music has no limits nos gustan todos los géneros musicales. Es bueno porque eso se ha contagiado en todo el equipo a la hora de crear”, explica Depáramo, que dice que lo que de verdad pretenden es que los asistentes se acabe levantando de sus asientos. “Por eso nos encanta hacer el show en sitios donde el público empieza sentado: en auditorios, teatros…”.
El musical ha iniciado en 2017 su primera gira por España después de triunfar el año pasado en Estados Unidos, México y Milán. En el Bayfront Park, en Miami, llegaron a reunir a 200.000 personas. “La esencia es internacional”, dice el director creativo del espectáculo, que asegura que la propuesta funciona en todas partes porque se trata de “una playlist de tu vida” con temas que han calado en la cultura popular global, ya sean de Michael Jackson, U2, David Ghetta, Adele, Queen, Rihanna o el mismo Bach. La diversidad de la plantilla es lo que, según Depáramo, hace que cada canción suene de una manera “en la que nunca se ha oído”. “Somos tanto autodidactas como gente de formación superior en conservatorio o gente que ha empezado con un instrumento y se ha cambiado a otro. Este creo que es el secreto de por qué suena tan diferente nuestro musical”, asegura el músico, que aprendió, desde pequeño, a tocar el piano por su cuenta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.