La realidad reversible
Una exposición de creadoras radicalmente feministas se suma en Vigo a la relectura sobre la deconstrucción de los géneros
"Las páginas que siguen son un esfuerzo blasfematorio destinado a construir un irónico mito político fiel al feminismo”. Así comienza en 1984 el Manifiesto Ciborgde Donna Haraway. Han pasado 33 años y seguimos buscando una blasfemia lo bastante seria como para afrontar la puesta en historia de nuestras prácticas feministas sin desactivar sus efectos transformadores.
La historiadora del arte Anxela Caramés presenta en el MARCO de Vigo la exposición Más allá de los géneros, una numerosa selección de artistas que desde los años noventa han trabajado en Galicia con un posicionamiento radicalmente feminista, fuesen o no biomujeres, trascendiendo así el binomio femenino/masculino y el habitual reduccionismo representativo de este tipo de proyectos institucionales. Tras un primer bloque dedicado a la reivindicación de lo femenino feminista, el recorrido expositivo se estructura en dos conjuntos temáticos en los que se aborda la deconstrucción de la masculinidad y la queerización, que dirían Cabello/Carceller, del cuerpo y del museo.
Más allá de los géneros se enmarca en una reducida pero potente genealogía de exposiciones producidas en Galicia que han supuesto una profunda relectura de la producción estética en torno a la deconstrucción de los géneros y de la biopolítica contemporánea como medios de producción de identidad: Radicales Libres. Experiencias gays y lésbicas en el arte peninsular, comisariada por Xosé M. Buxán Bran (2005); La batalla de los géneros y En todas partes. Políticas de la diversidad sexual, comisariadas por Juan Vicente Aliaga (2007 y 2009); si bien ninguna de ellas se había centrado hasta ahora en el contexto gallego. Es en el catálogo de La batalla de los géneros donde la crítica Griselda Pollock nos apremia, citando a la historiadora Linda Nochlin, a hacer una crítica feminista de la historia del arte que no se dedique solo a la cuestión de las mujeres artistas. Solo así, el feminismo puede convertirse en “un catalizador, un potente recurso intelectual que proporcione un paradigma para otros tipos de cuestionamiento interno” (Nochlin, 1971). Ya lo decía Pollock, no puede explicarse mejor. Tampoco puede hacerse mejor de lo que lo ha hecho la comisaria, fundamentalmente por la mediación del relato expositivo a través de la producción estética de los activismos LGTBQI. Especialmente interesante es el material histórico del archivo de la Asociación Galega da Muller (AGM), así como la presencia de material gráfico de colectivos como Maribolleras Precarias o la selección de vídeo y la muestra bibliográfica/documental que acompañan a la muestra.
Buscamos una blasfemia seria para afrontar la puesta en historia de las prácticas feministas sin desactivar sus efectos transformadores
El encadenamiento historiográfico está tan bien producido que obras que podrían quedarse en revisitaciones de las prácticas artísticas feministas anglosajonas de los setenta y ochenta, como las piezas de Sonia Tourón, Neves Seara, Laura Piñeiro, Ana Gesto, Celeste Garrido, Mar Caldas o Colectivo LAG, se convierten en eficaces inductoras de la irrupción en el presente de un polisistema de signos de otra época capaz de provocar imprevistos de gran fuerza política, como ocurre en Lo que Lee Krasner podía haber hecho… pero no hizo, (2001) de Chelo Matesanz. En este texto vivo dos obras me han llamado mucho la atención: la fotografía Ceñida (2000), de Carme Nogueira, por su poética plasticidad, y Refugio a partir de tendal (2016), de la jovencísima Mar Ramón.
La conclusión de la exposición se adelanta a sí misma en su preámbulo, en la obra Realidad reversible (2016), de Xoan Anleo. El mensaje es claro e histórico, lo enunciaba la psicoanalista feminista Joan Rivière en 1929: el género, como el museo, no es nada más que una mascarada; una gran fiesta de poderes reversibles; celebrémosla.
‘Más allá de los géneros. Prácticas artísticas feministas en Galicia’. MARCO de Vigo. Hasta el 11 de junio.
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