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CANCIÓN | Donovan
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Leyenda viva y desangelada

El escocés malbarata su legado en el Teatro Lara con una ejecución torpe y sin banda de acompañamiento que amortigüe sus carencias

El cantante Leicht Donovan, durante una actuación en Los Angeles, el pasado octubre.
El cantante Leicht Donovan, durante una actuación en Los Angeles, el pasado octubre.Timothy Norris (Getty Images)

De un hombre como Donovan no podemos esperar solo canciones, sino también historias. Ascendente. Pedagogía. El relato de unos años y acontecimientos tan mágicos y asombrosos que nunca nos cansaremos de revisar, incluso aunque los conozcamos con creces y hasta sospechemos que los adorna el barniz de la mitificación. Donovan Leitch ofreció este jueves enfáticos parlamentos sobre aquella “invasión bohemia de la música popular”, adoptó pose juglaresca para hablar sobre la importancia de la meditación y revisó sus andanzas junto a The Beatles en aquella visita india al Maharishi, que él aprovechó para escribir la alucinógena The hurdy-gurdy man. Incluso bromeó acerca de la genealogía de John y Paul, “casi irlandeses aunque nacieran en Liverpool”. Pero se olvidó, por el contrario, de la parte musical.

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El repaso a su encantador repertorio de aquellos discos iniciáticos en los sesenta fue desastrado, tembloroso, impreciso, carente incluso de afinación. El Teatro Lara se había llenado para contemplar al Dylan escocés, al mito de la psicodelia, al amigo que paseaba con McCartney por Edgeware Road. Se encontró con un hombre de sonrisa afable, pero incapaz de resolver por sí solo una comparecencia solvente de hora y media sobre el escenario.

La velada bordeaba la publicidad engañosa hasta en su planteamiento. Asomaba en teoría el escocés para celebrar el medio siglo de Sunshine Superman (1966), poderoso artefacto de poesía y lisergia, pero nadie avisó de que el escocés acudiría sin banda de acompañamiento. Y aquel disco no era, evidentemente, el ejercicio trovadoresco de un hombre con su guitarra al hombro, sino un compendio de sonoridades, ambientes y matices que no pudimos revivir en modo alguno. Es más, Leitch centró su dubitativo ejercicio de autoafirmación en Catch the wind y Fairytale, los dos álbumes iniciales en los que, en efecto, la filiación era aún más acústica. Y lo hizo sin importarle que su guitarra estuviera afinada en modo solo aproximado. Y sin poder evitar no pocos gazapos en las sucesiones de acordes, en el tempo, en la acentuación.

El resultado podía tener valor histórico, humano o documental, pero incumplía los controles de calidad más elementales. Era entrañable ver a Donovan acuclillado sobre una alfombra y una especie de puf blanco, sugiriendo cambios en el color de la iluminación o reclamando más efectos para la voz y el instrumento desde la mesa de sonido. Pero poco podía arañarse a partir de una formulación tan precaria y una ejecución tan trastabillada. Solo quedaba disfrutar de las historias sobre su guitarra, Kelly, nacida en 1996 y rematada con un nada discreto contrachapado en verde esmeralda por aquello de seguir honrando a Irlanda y la cultura gaélica. “Esta es una de mis nueve guitarras. Jimmy Page tiene 300. ¿Para que necesitará tantas?”, bromeó.

Y ahí quedó la cosa: en la charla amena de un hombre de 70 años que atesora un legado precioso, pero lo gestiona de mala manera. Incluso quienes sospechaban que apenas recordarían dos o tres canciones de él se quedaron asombrados con la inmensidad del catálogo: Colours, Little tin soldier, Josie, Jennifer Juniper (en lectura especialmente desaseada), Mellow yellow… La fabulosa Wear your love like heaven quedó en casi nada por un problema de tesitura, incapaz el de Glasgow de entonar cada “Wear” en su sitio. Solo al final resurgió la leyenda viva con Seasons of the witch, recuperado por un momento el genio, la pimienta y el diente afilado. Exiguo bagaje para un mito poco fino. Más desangelado, en realidad, que afinado.

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