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Feria de Arte y Antigüedades de Maastricht

La feria de Maastricht se blinda frente a falsificaciones de arte

La Tefaf, en su 30 aniversario, reúne más de 30.000 piezas valoradas en unos 2.000 millones de euros

Isabel Ferrer
Mónica Piera, experta de Tefaf, examinando obra.
Mónica Piera, experta de Tefaf, examinando obra.Harry Heuts

En 2016, los marchantes ganaron la mano a las subastas y se llevaron el 62,5% de las ventas globales del mercado del arte (entre un 20% y un 25% más que en 2015). El año pasado fue también el de los grandes escándalos por culpa de la autoría de obras que parecían grandes hallazgos. Desde la tela Judit cortando la cabeza de Holofernes, supuestamente pintada por Caravaggio, pero pendiente todavía de atribución, al retrato falso del pintor flamenco Frans Hals, vendido por 9,5 millones de euros en la casa Sotheby´s , que tuvo que reembolsar el importe al comprador. La maestría de los falsificadores y la trascendencia de sus actos en un mercado de altísima gama se han notado también en Tefaf. La Feria Internacional de Arte y Antigüedades de Maastricht (Holanda) cumple 30 años, y su comité de expertos es más estricto que nunca. En caso de duda sobre una obra, esta pasa a engrosar una especie de ´Salón de los Rechazados´: en realidad, un depósito sellado. A pesar del mal trago, ningún galerista ha dado la espalda hasta la fecha a una cita que reúne esta vez más de 30.000 obras valoradas en 2.000 millones de euros.

Vírgenes, santos, una tiara… y un cuadro de Hitler

Aunque los maestros antiguos resaltan en las paredes de Tefaf, el arte moderno y contemporáneo ha ido ganando terreno. Algunos galeristas, como el español Artur Ramon, especializado en obra gráfica, aboga por devolverle al dibujo el lugar que le corresponde en la historia del Arte. “Es un territorio frágil en su conservación, pero esencial para entender al artista”, dice, señalando el dibujo de un desnudo de Rodin, el escultor galo que tiene a la venta. “Es un claro precursor de los austriacos Egon Schiele y Gustav Klimt”.

Pero en su 30 edición, coleccionistas y museos han echado el resto con la imaginería religiosa española en feria de Maastricht. La galería Colnaghi ha vendido una talla policroma de San Francisco firmada por Pedro de Mena (alrededor de 1 millón de euros). Caylus encajó poco después de la apertura una Virgen de la Soledad, (alrededor de 450.000 euros) con lágrimas y ojos de cristal, y pestañas de pelo auténtico, además de una Inmaculada Concepción (200.000 euros). La firma suiza Jörn Günther Rare Books, espera colocar El Libro de Josué, un fragmento de la Biblia de Gutenberg que es el mayor en manos privadas (vale 2 millones de euros). La galería francesa De Jonckheere, tiene un Paisaje invernal con patinadores (por 2,2 millones de euros), de Pieter Brueghel, que fue vendido a la fuerza a Hitler en 1942 por el judío holandés Jacob Hartog, que lo recuperó en 1946. Y una tiara de 212.00 euros. Perteneció a Lady Delia Spencer, tía abuela de Diana de Gales. Estaba en Hancocks, de Londres.

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Para evitar en lo posible conflictos de competencias, Tefaf ha reducido también la presencia de galeristas en el comité de expertos. De este modo, un expositor y vendedor, por prestigioso que sea, no evaluará la obra de la competencia. Ya no están en el grupo que criba las pinturas, y el resto será sustituido poco a poco. “Ahora son menos de 30 de un total de 180 especialistas en áreas tan diversas como escultura, porcelana, relojes, joyas, obra gráfica o libros antiguos. No es difícil sustituirlos, pero muchas veces los galeristas son verdaderos expertos en su campo y su opinión en muy valiosa”, señala Madelon Strijnbos, jefa de comunicación de la feria. Mónica Piera, la única española del comité y experta en mueble antiguo, ha constatado lo expedito que puede ser el comité. “Ahora se le pide al galerista que traiga un estudio detallado y contrastado de sus piezas De todas las expuestas. Trabajamos en grupo y cada vez se aplica más la tecnología. Desde rayos X e infrarrojos, al análisis de pigmentos o materiales. El ojo del especialista continúa siendo esencial, claro. Pero he visto obras retiradas de los expositores por un exceso de restauración. O por añadidos de otras épocas. En caso de duda, el que debe salir ganando es el cliente. Así que la pieza no se pone a la venta”, dice, frente a la galería López de Aragón. Ellos han traído un espejo regalado por la reina Isabel II de Borbón a su hermana, María Luisa Fernanda, el día de su boda. Es una de las cinco firmas españolas, junto con Caylus, Colnaghi, fusionada con Coll y Cortés desde 2015, Deborah Elvira y Artur Ramon.

Acostumbrada al lujo, las visitas relámpago y en avión privado de coleccionistas de Oriente Medio, China, Estados Unidos o Europa, Tefaf no parece haber tirado la casa por la ventada en su 30 cumpleaños. La verdad es que sí lo ha hecho, pero casi no se nota. “La calidad de la oferta es sorprendente”, dice Mónica Piera, que prefiere destacar la herencia histórica al relumbrón de los grandes precios. “El arte es cultura y todas estas preciosidades que nos rodean forman parte de nuestro patrimonio. Hay quien compra para invertir, pero el arte debe inspirar”. “Creo que la calidad de esta convocatoria será difícil de superar”, añade Félix López de Aragón, fundador de la galería. Ha traído Barroco español, muy buscado por los coleccionistas estadounidenses. Otros, como el posible comprador de un pequeño lienzo de Van Gogh, llegó temprano a la feria y necesitó tiempo para pensar con tranquilidad en Grupo de casas antiguas con la Iglesia Nueva en La Haya (1883). Vale 2.250.000 euros.

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